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Evangelismo

Como crear en la iglesia un estilo de vida intencional de evangelismo

Orientaciones importantes para que la iglesia esté más involucrada en acciones de evangelismo y para que sea una iglesia extendida


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Para el autor, no se puede pensar en evangelismo intencional sin el compromiso con la oración, el estudio de la Biblia y con un interés genuino por los demás. (Foto: Shutterstock)

Según el Instituto de Investigación Barna, casi la mitad de los cristianos practicantes de la generación millenials, los que nacieron entre 1984 y 1998, consideran incorrecto evangelizar (47%).[1] Pero, de acuerdo a la creencia fundamental número 13 de los Adventistas del Séptimo Día, nuestra misión mundial involucra a todos los miembros de la Iglesia en la proclamación del mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14. “Se invita a todos los creyentes a participar personalmente en este testimonio mundial (Daniel 7:9-14; Isaías 1:9; 11:11; Jeremías 23:3; Miqueas 2:12; 2 Corintios 5:10; 1 Pedro 1:16-19; 4:17; 2 Pedro 3:10-14; Judas 3, 14; Apocalipsis 12:17; 14:6-12; 18:1-4)”.[2]

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Elena de White, profetiza y pionera adventista, hizo una tremenda declaración de misión: “En un sentido muy especial, los adventistas del séptimo día han sido colocados en el mundo como centinelas y transmisores de luz. A ellos ha sido confiada la tarea de dirigir la última amonestación a un mundo que perece. La Palabra de Dios proyecta sobre ellos una luz maravillosa. Una obra de la mayor importancia les ha sido confiada: proclamar los mensajes del primero, segundo y tercer ángeles. Ninguna otra obra puede ser comparada con esta y nada debe desviar nuestra atención de ella”.[3]

Sin embargo, es evidente que varios miembros de nuestras congregaciones no se involucran activamente en la tarea de evangelización de la Iglesia.

Caminos posibles

El objetivo de este artículo es ayudar a crear o restaurar en la iglesia local una mentalidad misionera intencional que integre activamente a todos los miembros en la misión de evangelización dada por Cristo. Siguen algunas breves sugerencias.

1. Implemente un breve diagnóstico espiritual y misionero en la iglesia local. El apóstol Pablo les recomendó a los corintios hacer un examen espiritual: “Pues me temo que cuando llegue, no os halle tales como quiero”. “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos” (2 Corintios 12:20; 13:5).

Pueden hacerse preguntas sobre la comunión con Dios, e incluir también las siguientes: “¿Conoce la declaración de misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día?”; “¿Cuántas veces en la última semana usted habló de Jesús testificando a alguna persona?” “¿Cuántos estudios bíblicos dio en el último mes?” Un diagnóstico espiritual y misionero de la iglesia revela, concientiza y facilita la aplicación del remedio eficaz a sus necesitades.

2. Conduzca a los miembros de la iglesia a meditar en la vida de Jesús por al menos una hora por día. Tal vez no seamos tan evangelistas, por no meditar más en Jesús. “Sería bueno que cada día dedicásemos una hora de reflexión a la contemplación de la vida de Cristo. Debiéramos tomarla punto por punto, y dejar que la imaginación se posesione de cada escena, especialmente de las finales. Y mientras nos espaciemos así en su gran sacrificio por nosotros, nuestra confianza en él será más constante, se reavivará nuestro amor, y quedaremos más imbuidos de su Espíritu. Si queremos ser salvos al fin, debemos aprender la lección de penitencia y humillación al pie de la cruz. […] Nos deleitaremos en hablar de él; y mientras hablemos unos a otros de su amor, nuestros corazones serán enternecidos por las influencias divinas. Contemplando la belleza de su carácter, seremos “transformados de gloria en gloria en la misma semejanza (2 Cor. 3:18)”.[4] Los evangelios y el libro El Deseado de todas las Naciones son la mejor lectura para meditar en la vida de Jesús.

3. Enséñeles a orar como Jesús oraba. “En la Escritura, todo cambio serio y nuevo comienzo se inician con oración (2 Reyes 19:14-34; 2 Crónicas 6:12-42; Hechos 2:1-4)”.[5] A propósito: “Cuando Jesús cesó de orar, exclamaron con una profunda convicción de su inmensa necesidad personal: ‘Señor, enséñanos a orar’ (Luc. 11:1)”.[6] Para sorpresa de los discípulos, Jesús repitió la oración del “Padrenuestro” (Lucas 11:2-4). Evidentemente, no para enseñarles un “rezo”, sino para que aprendieran y practicaran los principios de esta oración.

Servicio a Dios

“La primera mitad de la oración que Jesús nos enseñó tiene que ver con el nombre, el reino y la voluntad de Dios: que sea honrado su nombre, establecido su reino y hecha su voluntad.[7] La lección es hacer  “del servicio de Dios nuestro primer interés”[8]

Luego, Jesús les contó a los discípulos una parábola sobre la “constancia en la oración” (Lucas 11:5-13). “La parábola también presenta la clase de perdidos en los cuales el Señor aconseja perseverancia: oraciones cuyo propósito es beneficiar a nuestros prójimos y difundir el reino de Dios”.[9]

Para el cumplimiento de esa misión debemos pedir con insistencia el Espíritu Santo, “el mayor y más importante de todos los dones”[10], con la seguridad de que “el Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que lo  pidan” (Lucas 11:13). Antes de una programación de evangelismo es apropiado tener una vigilia misionera con intensa oración por el Espírito Santo.

4. Transforme su iglesia en una iglesia de la gran comisión. En los tiempos del Antiguo Testamento, el énfasis en la misión era principalmente centrípeto, es decir, judíos y extranjeros de todas las naciones eran atraídos al templo a fin de adorar al verdadero Dios. Sin embargo, Jesús introdujo una nueva mentalidad centrífuga ordenando a su Iglesia: “Id” (Mateo 28:19). Significaba ir a todo el mundo en vez de esperar que fueran a Jerusalén para conocer al verdadero Dios.[11]

“Muchas iglesias ofrecen programas realizados en la misma iglesia, y esperan que el pueblo sea atraído para recibir instrucciones. Eso es un modelo del Antiguo Testamento […] Jesús, dice con autoridad a la Iglesia: “Id”. Muchos miembros de gran parte de las iglesias adventistas entienden muy bien cómo actúa la iglesia reunida, pero actúan como para enseñar a los miembros a ser la iglesia esparcida” (cursiva agradada).[12] Las reuniones en la iglesia no deben ser descartadas. Pero debemos salir del salero para ser la “sal de la tierra”, y no escondernos, para ser la “luz del mundo” (Mateo 5:13, 14). Recordemos que “el espíritu de Cristo es espíritu misionero. El primer impulso del corazón regenerado es el de traer a otros también al Salvador”.[13]

5Que su primer interés y el de los miembros de la junta sea involucrar a todos en el evangelismo. “Cuando la Junta Directiva de la iglesia dedica su principal interés y sus mejores energías a involucrar a cada miembro en la proclamación de las buenas nuevas y en hacer discípulos, la mayoría de los problemas de la iglesia se alivian y se previenen”.[14] “Se reconoce que el primer sábado de cada mes es el sábado misionero de la iglesia. El culto de adoración de ese sábado focaliza el evangelismo por miembros voluntarios, pero otros departamentos, además del departamento Ministerio Personal, pueden también tener la oportunidad de presentar, en esos días especiales, sus intereses”.[15] Recuerden “nadie será registrado en los libros del cielo como cristiano si no tiene un espíritu misionero”.[16] 

6. Presente a los miembros de la iglesia los métodos de Cristo al acercarse al pueblo. “Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: ‘Seguidme’ (Juan 21:19)”.[17] Ame a su vecino. Para amar es necesario acercarse. A propósito, ¿usted sabe el nombre de sus vecinos? No vale identificar a la vecina como la mujer que pasea su perro, o el vecino como el hombre del auto blanco.

Para ministrar las necesidades de su vecino es necesario conocerlas, y solo conoce quien se acerca. En la historia del Buen Samaritano, el único que se acercó al hombre herido fue el samaritano. También fue el único que tuvo compasión de aquel pobre hombre y pudo suplir sus necesidades. Converse con su vecino. Simpatice. Invítelo a comer. Ore para que Dios le muestre alguna necesidad que tenga para que usted pueda ayudarlo. Al ganar su confianza, comparta cómo el amor de Jesús cambió su vida, e invítelo a estudiar la Biblia.

Programa local

7. Apoye a la iglesia y promueva su programa de acuerdo con su agenda anual. Es un privilegio ser parte de la iglesia remanente de la profecía bíblica (Apocalipsis 12:17). Tenemos que agradecer mucho a Dios por su dirección en la organización de la estructura de su Iglesia, por lo tanto: “Nadie albergue el pensamiento de que podemos prescindir de la organización. La erección de esta estructura nos ha costado mucho estudio y muchas oraciones en demanda de sabiduría, que sabemos que Dios ha contestado. Se la ha edificado bajo su dirección, sobre la base de mucho sacrificio y conflicto”.[18]

Uno de los objetivos de la maravillosa estructura de la Iglesia es apoyar el trabajo de los pastores e iglesias locales como el programa oficial, el calendario, las capacitaciones y los materiales. Apoye a su iglesia con fervor y entusiasmo, acompañando, promoviendo e implementando con oración los proyectos de evangelismo, de acuerdo con las fechas descritas en la agenda general de la asociación o misión a la que usted pertenece con su iglesia.

“Si no vemos ninguna necesidad de trabajar en forma armoniosa, y somos desordenados, indisciplinados y desorganizados en nuestra forma de obrar, los ángeles, que están cabalmente organizados y se mueven en perfecto orden, no pueden trabajar con éxito por nosotros. Se apartan apesadumbrados, porque no están autorizados a bendecir la confusión, el desorden y la desorganización”.[19]

8. Organice a los miembros para el trabajo, capacite, equipe y desafíe. “La mejor ayuda que los predicadores pueden dar a los miembros de nuestras iglesias, no consiste en sermonearlos, sino en trazarles planes de trabajo”.[20] Al pastor le corresponde “enseñar a los miembros a trabajar en la iglesia y en la comunidad”.[21] Cada miembro debe ser capacitado, equipado y desafiado a ser como Jesús, un trabajador activo y constante. El emprendía mucho y esperaba mucho resultado.[22] Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4). 

Es hora de acción

Llegó la hora de que todos los hijos de Dios se levanten bajo las órdenes de Cristo, nuestro gran comandante. Él nos ordena: “Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa” (Lucas 14:23). “Centenares y millares fueron vistos visitando las familias, y abriendo delante de ellas la Palabra de Dios. Los corazones eran convencidos por el poder del Espíritu Santo, y un espíritu de genuina conversión se manifestaba”.[23]

Respondamos ante el Señor crucificado: “¿Qué estamos pensando al aferrarnos egoístamente a nuestra comodidad mientras que en derredor nuestro hay almas que perecen? […] ¿Será en vano que Dios os haya revelado su voluntad? ¿Será en vano que os haya dirigido amonestación tras amonestación con respecto a la proximidad del fin? ¿Creéis las declaraciones de su Palabra tocante a las cosas que han de sobrevenir al mundo? ¿Creéis que los juicios de Dios están suspendidos sobre los habitantes de la Tierra? En caso afirmativo, ¿cómo podéis quedar tranquilos, ociosos e indiferentes?”[24] “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” (Isaías 6:8).


Referencias:

[1] FERGUSON, Dave e RICHARDSON, Rick. “Revitalizing Evangelism”. Artículo resumen de Workbook 1, en The Lost Cause Series. Descarga libre e-book en exponencial.org/ebooks.

[2] Manual de la Iglesia Adventistas del Séptimo Día, 2022, p.196

[3] WHITE, Elena de. El evangelismo, Asociación Casa Editora Sudamericana, p. 92.

[4] _______. El Deseado de todas las gentes, ACES, p. 63.

 [5] “Comentario de Esdras 9:1-15”, Biblia de estudio de Andrews, Asociación Casa Editora Sudamericana - IADPA – Pacific Press Publishing Association, 2014, p. 562.

[6] WHITE, Elena de. El discurso maestro de Jesucristo, ACES, p. 89.

[7] Ibid., p. 110.

[8] Ibid.

[9] NICHOL, Francis D. ed., Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995, t. 5, p. 770.

[10] “Comentario de Lucas 11:13”, Biblia de estudio de Andrews, p. 1272.

[11] MIRANDA, Juan Carlos. Missão da igreja, São Paulo: Seminario Adventista Latinoamericano de Teología, 1994, p. 64.

[12] BURRILL, Russell. Discípulos modernos, 2ª ed. Tatuí, SP: Casa Publicadora Brasileira, 2009, p. 16.

[13] WHITE, Elena de. El conflicto de los siglos, Asociación Casa Editora Sudamericana, p. 67.

[14] Manual de la Iglesia, p. 154.

[15] Ibid., p 146.

[16] WHITE, Elena de. Servicio cristiano, ACES, p. 110

[17] _______. El ministerio de curación, ACES, p. 1º2.

[18] _______. La iglesia remanente, ACES, p. 33.

[19] Ibid., p. 34.

[20] Servicio cristiano, p. 89.

[21] Ibid., 88

[22] El Deseado de todas las gentes, p. 53.

[23] Servicio cristiano, p. 177.

[24] Ibid., p. 102.

Wilson Borba

Wilson Borba

Sola Escritura

Las doctrinas bíblicas explicadas de manera simpe y práctica para la vida cristiana

Bachiller en Teología, con maestría y doctorado en la misma área por el Centro Universitario Adventista de Sao Paulo (Unasp). Fue profesor y director del Seminario Adventista en Ecuador, y hoy es docente y director del Seminario Adventista Latinoamericano de Teología (SALT) de la Faculdade Adventista da Amazônia (Faama), en Brasil.