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Comunicación, cristianismo y burbujas informativas

¿Por qué la idea de burbujas no es tan interesante para los cristianos preocupados por el concepto de la predicación del evangelio?


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Las burbujas informativas son un fenómeno no tan nuevo, pero los daños a una visión más amplia de la misión cristiana son muy evidentes. (Foto: Shutterstock)

Es imposible hablar actualmente de comunicación eficiente entre individuos y las organizaciones sin mencionar el fenómeno de las burbujas informativas o sociales. Y antes de que el lector incauto imagine que no tiene alguna relación con el tema, permítame solo dar un ejemplo.

Usted, que tiene un perfil en alguna red social, probablemente ya recibió la sugerencia de la red social de seguir a alguien que desconoce; o de manera insistente, esa red social le muestra actualizaciones y perfiles que usted no sigue, pero cuyos posteos son parecidos a los de otras personas a las que sí sigue.

Definiciones importantes

Si ya pasó por una experiencia así, o puede ser que pase por algo así en el futuro, el tema de las burbujas informativas le interesará. El concepto se ve en la comunicación en todas las dimensiones, pero acarrea, especialmente, implicaciones psicológicas y hasta con relación a la religión profesada.

El término filtro - burbuja fue expuesto, por primera vez en 2011, por el activista político y de Internet Eli Parisier. Autor del libro The Filter Bubble: What The Internet Is Hiding From You, él explicó el concepto en una entrevista al periódico El País, en 2017. El empresario aclaró que la idea de filtraje internacional de informaciones es real y, por lo tanto, declaró que “existe ese proceso de filtraje, de una enorme cantidad de informaciones que pueden llegar al lector, que son seleccionadas por esos algoritmos. Lo que cambió es que toda esta construcción se volvió consciente de sí misma”.[1]

Lúcia Santaella, doctora en Teoría Literaria, profesora y una de las mayores especialistas en semiótica, comenta que “más y más el monitor de nuestras computadoras es una especie de espejo unilateral que refleja tan solo nuestros propios intereses, en cuanto los algoritmos observan todo a lo que le hacemos clic”.[2]

Los algoritmos son básicamente una secuencia de instrucciones bien definidas, normalmente usadas para resolver problemas de matemática específicos, ejecutar tareas, o para realizar cálculos y ecuaciones. En el caso de las redes sociales, el uso objetivo por parte de las big techs (controladoras de las redes que usamos) es publicitario, o sea, hace que el anuncio del producto, servicio o mensaje llegue a las personas con una chance altísima de consumo.

Creación de las burbujas

Completando la idea de Santaella, la periodista Madeleine Lacsko analiza el efecto de los algoritmos en la vida. Y eso va más allá de las ventas. Las personas tienden a establecer burbujas informativas, dando la impresión de que todo lo que ven allí es la única vida existente. En las palabras de Madeleine “cada vez que usted dedica su atención a algo, la red social hará que aparezca en su timeline más contenido de mismo tipo, con el objetivo de que usted continúe usándolo”.[3]

En resumen, las burbujas informativas llevan a las personas (usted, yo, personas de nuestra familia, nuestros amigos) a pensar que lo que consumen en Internet, sobre todo en las redes sociales, es lo único o la realidad más probable que existe. De acuerdo con esa lógica, todo lo que no está allí o no existe o es una gran mentira que tiene que ser evitada y rechazada.

La Biblia y las burbujas

Pero la comunicación contemplada por la idea divina de llevar adelante el mensaje bíblico va en el sentido contrario al de las burbujas informativas. Bíblicamente, Dios ideó el plan de salvación de la humanidad de una forma amplia y global, esto es exactamente lo contario a la idea de estas burbujas, en las cuales las personas se cierran a las demás ideas e individuos.

Noé habló del diluvio a los habitantes del planeta en su época. Todo lleva a creer que fue un mensaje comunicado de forma amplia y sin restricciones. La mayoría aplastante del público, lamentablemente, según se deduce del relato, no se interesó por el mensaje y prefirió quedar encerrada en su propia burbuja informativa; en ese caso, probablemente la reacción se dio porque, tal vez, imaginaban que la creencia en una gran inundación no era probable, que Noé era un lunático o que Dios no destruiría a nadie. El texto afirma que “Dijo, pues, Dios a Noé: ‘He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra’” (Gén. 6:13).  

Hay otro episodio en el relato bíblico contundente, en el Antiguo Testamento, en cuanto a la existencia de burbujas informativas. El hecho de que muchos creyeron en ellas los llevó a consecuencias drásticas. La Biblia menciona que Dios levantó varios profetas, dentro de los cuales Jeremías, Ezequiel, Habacuc y Oseas, fueron responsables de avisar a los líderes religiosos de sus épocas acerca de la invasión del imperio de Babilonia y de un futuro cautiverio de la nación de Judá. Jeremías, incluso, informó que el exilio duraría hasta 70 años.  

Pero la realidad profética dio lugar a otra realidad, establecida dentro de una perspectiva de burbuja informativa. Monarcas israelitas como Joacaz, Joacim, Joaquín y Sedequías se cerraron al mensaje de los profetas legítimos de parte de Dios. Y optaron por “comprar” un discurso de que, en poco tiempo, Judá lograría resistir a Babilonia, incluso hasta con el armado de una coalición militar con Egipto.  

El texto explica que “Entonces el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del rey de Judá. Porque Sedequías rey de Judá lo había puesto preso, diciendo: ¿Por qué profetizas tú diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y la tomará; y Sedequías rey de Judá no escapará de la mano de los caldeos, sino que de cierto será entregado en mano del rey de Babilonia, y hablará con él boca a boca, y sus ojos verán sus ojos, y hará llevar a Sedequías a Babilonia, y allá estará hasta que yo le visite; y si peleareis contra los caldeos, no os irá bien, dice Jehová?” (Jeremías 32:2-5).

Los problemas de las burbujas para la predicación del evangelio

Dejar de abrirse para entender lo que está fuera de su burbuja informativa puede impedir comprender la realidad. Y eso, evidentemente, limita la capacidad de tomar decisiones más correctas. Si pensamos que la única realidad posible es la que consumimos dentro del perverso y lucrativo sistema de algoritmos retroalimentando las ideas, dejamos de entender cómo piensan quienes son diferentes a nosotros.

Y eso es totalmente limitador para cristianos que recibieron de Cristo la misión de predicar el evangelio a todas las personas (Mateo 24:14), o a toda tribu de acuerdo con Apocalipsis 14:6. El evangelio no será predicado en burbujas o para burbujas, sino para personas que, incluso, reaccionan negativamente al evangelio.

Caminos posibles

Por esto, dejo tres sugerencias para los cristianos preocupados por cumplir con la misión de la manera como Dios espera y para evitar la influencia contundente del ambiente caracterizado por las burbujas informativas:

  1. No se informe o aprenda solo por medio de lo que está en las redes sociales. Es claro que todo pasa hoy, de cierta forma, por el medio digital, pero no limite su conocimiento sobre la Biblia, sobre la religión del otro, sobre diferentes sistemas de creencias únicamente por medio de lo que se divulga en las redes sociales. Recuerde que uno de los grandes objetivos de las redes es fomentar discusiones y no necesariamente enseñar.
  2. Al recibir información en sus redes sociales, verifique otras fuentes que tratan del asunto, incluso las que contarían los argumentos. Compare informaciones, aprenda a verificar fuentes consideradas oficiales para determinados asuntos, observe si la Biblia y los reglamentos y normas de su iglesia fallan en algo acerca del asunto. A veces, hasta las informaciones divergentes deben ser objeto de nuestra lectura y atención. Eso enriquece hasta la confirmación de nuestras creencias.
  3. No restrinja su vida al uso de redes sociales. Podría citar aquí algunos estudios y artículos sobre los riesgos de la super conexión o uso excesivo de las redes sociales, pero, aunque sin tales referencias, se hace bastante obvio que un cristiano debe tener una vida que contemple distintas actividades, lo que incluye lecturas de libros de buena calidad, esparcimiento al aire libre y descanso.

Las burbujas informativas existen, son útiles para organizaciones que controlan plataformas en redes sociales y, por lo tanto, responden a intereses financieros. La comprensión de un cristiano que dice temer a Dios y desea compartir el evangelio debería ser más amplia que eso. Vaya más allá de las burbujas creadas para limitar su visión acerca de la Biblia y de la manera como su mensaje puede compartirse y deje que Dios guíe su pensamiento a algo que traspasa las redes sociales.


Referencias:

[1] “O problema é que damos todo o poder para plataformas como Google e Facebook”. Disponible en https://www.ihu.unisinos.br/categorias/186-noticias-2017/568896-o-problema-e-que-damos-todo-o-poder-para-plataformas-como-google-e-facebook.

[2] Santaella, Lúcia. A pós-verdade é verdadeira ou falsa?

[3] Lacksko, Madeleine. Cancelando o cancelamento, página 102.

Felipe Lemos

Felipe Lemos

Comunicación estratégica

Ideas para una mejor comunicación personal y organizativa

Periodista, especialista en marketing, comunicación corporativa y maestro en la línea de Comunicación en las Organizaciones. Autor de crónicas y artículos diversos. Gerencia la Asesoría de Comunicación de la sede sudamericana adventista, ubicada en Brasilia. @felipelemos29