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Ciencia

La ciencia, ¿tiene todas las respuestas?

El método científico es importante para ampliar el conocimiento, pero tiene sus limitaciones


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El ser humano busca en la ciencia la respuesta para sus cuestionamientos más profundos, pero no siempre obtiene la respuesta. (Imagen: Shutterstock)

Muchas personas buscan en la ciencia las respuestas para las preguntas de la vida: “¿De dónde vine?” ¿A dónde voy? ¿Qué estoy haciendo aquí?” ¿Pero será que la ciencia tiene las respuestas definitivas para esas preguntas? O mejor, ¿será que tiene todas las respuestas que necesitamos? Antes de hablar sobre eso, tenemos que entender qué es la ciencia y cómo funciona.

Con frecuencia, en discursos o discusiones se cita a la ciencia como una entidad o incluso como una persona capaz de resolver todo y cualquier problema. Pero la realidad es que esta no posee voluntad ni piensa por cuenta propia. No es la ciencia quien realiza investigaciones o llega a conclusiones irrefutables. Esta es nada más que el ejercicio de investigadores, profesionales y estudiantes de diversas áreas del conocimiento para tratar de comprender fenómenos. La ciencia es simplemente la herramienta del científico.

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El trabajo de un científico es el mismo que el de un investigador. Este necesita tener un sentido de observación muy aguzado para notar el ambiente a su alrededor e intentar entender los fenómenos que lo rodean. Al hacer eso, surgen preguntas y se formulan hipótesis en un intento de entender y resolver esos problemas. La búsqueda de esas respuestas puede hacerse por medio de lecturas, análisis y, especialmente, pruebas y experimentos. Las pruebas pueden realizarse en la mesa de un laboratorio, en forma de cálculos en un modelo matemático, o incluso comparando varios materiales sobre un mismo tema, con el objetivo de entender lo que todos dicen. A toda esa secuencia y sistematización de acciones se la conoce como método científico.

El método científico fue establecido en la modernidad por uno de los pioneros de la ciencia, el británico Sir Francis Bacon (1561-1626). A partir de entonces, fue perfeccionándose por medio de científicos y filósofos hasta nuestros días.

Importante, pero limitado

La comunidad científica defiende el método científico (que puede ser adaptado a las diversas áreas del conocimiento) como una forma de mantener la objetividad en las investigaciones, o sea, eliminar las interpretaciones tendenciosas y sesgadas. Sin embargo, sabemos que muchas cosas pueden influenciar las interpretaciones de las evidencias por parte del científico, como su cosmovisión, por ejemplo. La cosmovisión comprende las creencias personales, inclinaciones y puntos de vista que moldean la forma como el científico ve el mundo e interpreta los fenómenos. La cosmovisión puede expresarse en su investigación, por mayor que sea el esfuerzo para ser lo más objetivo posible. Muchas veces, los científicos hacen afirmaciones que no son más que ideas que reflejan sus creencias personales. Ese es uno de los motivos que nos llevan a decir que el método científico puede ser limitado en sus conclusiones.

Además de ser limitado por la cosmovisión, el método científico está limitado solo a lo que puede ser observado. No podemos decir con seguridad que TODOS los fenómenos son observables, por eso, el método científico está restringido a solo una parte de la realidad. Por ejemplo, estudiar el origen del universo no es algo fácil, pues no es posible repetir esa acción y observar cómo se originó, ya que ese fenómeno no podría suceder dos veces. Lo que los astrónomos y los astrofísicos hacen son predicciones a partir de lo que puede observarse en el presente. Esas predicciones pueden cambiar en cualquier momento, influenciadas por observaciones nuevas hechas con telescopios, por ejemplo. Basados en esos datos, podemos crear modelos, probar hipótesis y formular teorías, pero nunca comprobar cómo realmente se originó el universo.

El método científico también se limita a fenómenos observados en el presente o a los vestigios de fenómenos ocurridos en el pasado que puedan ser estudiados, como los fósiles. En ese caso, las conclusiones pueden estar limitadas por la metodología usada al analizar el registro fósil y por la interpretación del investigador, que como ya vimos, puede estar influenciada por su cosmovisión. El estudio de fenómenos o acontecimientos ocurridos en el pasado y los modelos acerca del origen de la vida y del universo son la causa de las principales controversias entre la ciencia y la religión.

Finalmente, la comunidad científica entiende hoy que determinadas afirmaciones son científicas solo si se pueden probar empíricamente, o sea, si pueden ser reproducidas en experimentos. Ahí tenemos una gran limitación, que de cierta forma, está relacionada con las otras presentadas anteriormente.

El matemático John C. Lennox presenta un ejemplo muy interesante. Imagine que una persona hizo una torta y la sometió a pruebas en un laboratorio. Los químicos podrían determinar la presencia de carbohidratos, grasas y sales minerales. Los físicos analizarán la torta desde la perspectiva de sus partículas fundamentales. Y los nutricionistas harán cálculos para entender las proporciones de los ingredientes que fueron usados. Por medio de esos análisis, podemos entender la composición de la torta y cómo fue hecha, pero no logramos descubrir el porqué fue hecha. Podemos formular hipótesis sobre ella, pero solo la persona que la hizo tiene esa respuesta.[1]

A partir de esa ilustración logramos entender qué la ciencia no puede responder las preguntas relacionadas a los “porqués”, o sea, las que tratan de los propósitos. Creer que el método científico puede ser usado para encontrar todas las respuestas no es ciencia, es cientificismo, y eso es falso.


Referencias:

[1] John C. Lennox. A ciência pode explicar tudo? Editora Vida nova, 1ª edição. São Paulo, 2021

Maura Brandão

Maura Brandão

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Es bióloga graduada por el Centro Universitario Adventista de São Paulo (Unasp) y doctora en Ciencias por la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (USP), con énfasis en Patología, trabajando en el campo de la contaminación atmosférica y sus efectos en la salud. Se desempeñó como coordinadora del Origins Museum of Nature, ubicado en el Archipiélago de Galápagos, donde llevó a cabo actividades de apoyo a la investigación, grupos de estudio con la comunidad local y atención a los visitantes del museo. También es miembro de la Sociedad Criacionista Brasileña (SCB), NULON-SCB. Es co-creadora y co-productora del Origens Podcast, un podcast de divulgación científica disponible en las principales plataformas de audio. Actualmente, es profesora de Biología en la Educación Adventista en el Norte de Santa Catarina, Brasil.