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Poder femenino

Cuando buscamos a Dios, se desarrolla en nosotras el temor a Dios y su influencia es poderosa.


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En la Biblia leemos el ejemplo de muchas mujeres que usaron su poder de influencia. (Imagen: shutterstock)

Las mujeres tenemos una influencia muy grande dentro de la sociedad, ya sea para bien o para mal. El Señor nos dotó de un poder exclusivo. Muchas de nosotras no somos conscientes de este poder y malgastamos nuestro precioso tiempo intentando llevar una buena vida por nuestras propias fuerzas, intentando cambiar nuestros defectos y los defectos de los otros o simplemente dejándonos llevar por las circunstancias.

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Conversando con una madre estos días, preocupada por que sus hijos adultos no estaban por el buen camino, mi consejo fue: Ya no puedes persuadirlos a transitar el camino que tu recorres como cuando eran pequeños, lo único que puedes hacer es orar por ellos y ser una influencia poderosa a través de tu ejemplo.

¿Y qué se hace para ser una influencia poderosa?

Ellen G. White escribió en su libro Evangelismo: “La mujer, si aprovecha sabiamente su tiempo y sus facultades, confiando en Dios para obtener sabiduría y fuerza, puede estar en un pie de igualdad con su esposo como consejera, compañera y colaboradora, y, sin embargo, no perder su gracia o modestia femenina. Puede elevar su propio carácter, y a medida que lo hace, va elevando y ennobleciendo el carácter de su familia, y ejerciendo una poderosa, aunque inconsciente influencia sobre los que la rodean.” Y continúa diciendo: “Satanás sabe que las mujeres tienen un poder de influencia para el bien o para el mal; por lo tanto, él trata de alistarlas en su causa”.

En la Biblia leemos el ejemplo de muchas mujeres que usaron su poder de influencia. Una de ellas fue Ester, ella logró salvar a todo su pueblo con el poder de la influencia que tenía sobre su esposo, el rey.

Otra fue Jocabed, la madre de Moisés, cuya influencia perduró en el tiempo a pesar de que su hijo se fue a vivir en el palacio del rey. Muchas veces, no nos damos cuenta del poder que tenemos sobre los que nos rodean. Que nuestro poder no está en querer cambiar a los otros, sino en cambiar nosotros primero para que luego Dios nos use como instrumentos de bendición.

En Proverbios 31:30 dice lo siguiente: “Engañoso es el encanto y pasajera la belleza; la mujer que teme al Señor es digna de alabanza”. Debemos ser temerosas de Dios, para que nuestra influencia cambie el mundo. Y para que el mundo alabe a Dios.

Si queremos dar un buen ejemplo y mostrar el carácter de Dios a los demás, debemos estar en completa comunión con él. Porque sin él “nada podemos hacer”. (Juan 15:5).

En el libro “Una mujer según el corazón de Dios” de Elizabeth George hablando sobre el tiempo que implica alcanzar el crecimiento espiritual, ella dice lo siguiente:

“ La perspectiva que Dios tiene sobre el tiempo es diferente a la nuestra, y quizás pongamos en duda su uso del tiempo. Podemos ser tentadas a pensar que ese tiempo en silencio, en el que nadie nos ve, que pasamos con él, no cuenta, que no importa y que nadie se preocupa. Después de todo ¡Nadie lo ve! No hay gloria, no hay ruido, nadie le presta atención a aquellas semanas, meses y años en los que se espera en Dios. Nadie nos ve leer y estudiar la Palabra de Dios, que es la que nos da poder. Nadie está presente para vernos memorizar y meditar en las verdades de Dios que cambian vidas. Solo Dios nos ve de rodillas, dedicándonos a la tarea de la oración, un trabajo que él utiliza para prepararnos para el ministerio. 

Sin embargo, entonces, al igual que los héroes de la Biblia y que nuestro Salvador mismo, estamos preparadas. Cuando es el tiempo indicado, cuando se presenta la oportunidad del ministerio, nosotras también levantaremos alas como las águilas, ¡listas para hacer la obra de Dios! Tendremos el privilegio de vivir el dicho que dice que el éxito llega cuando la preparación se encuentra con la oportunidad. Dios es el responsable de presentarnos las oportunidades, a su tiempo, en su lugar y a su manera, pero nosotros somos los responsables de cooperar con sus esfuerzos de prepararnos. Y esa preparación se lleva a cabo cuando pasamos tiempo a solas con él".

Nuestra influencia se vuelve poderosamente positiva cuando crecemos en el temor de Dios, cuando nuestro conocimiento de él es tal, que podemos escuchar su voz en cada circunstancia; ayudándonos a tomar las mejores decisiones y así ser ejemplo para su gloria y honra frente a quienes nos observan: esposo, hijos, familiares, vecinos, y amigos. Dios nos presentará oportunidades para tocar el corazón de nuestros amados e influenciarlos para regresar al buen camino, pero solo cuando estemos preparadas.

Cuando buscamos a Dios, se desarrolla en nosotras el temor a Dios y su influencia es poderosa. ¿Te estás preparando cada día para cuando llegue la oportunidad?

Dile, "Señor quiero estar en tu presencia todo el tiempo, para que mi influencia sea poderosa como la que tú tuviste aquí en la tierra, y así llevar a muchas personas a tus pies". 

Lía Treves

Lía Treves

Detalles de Mujer

Un plan detallado de Dios para la mujer cristiana de hoy

Profesora de enseñanza primaria, graduada por la Universidad Adventista del Plata, en Argentina. Está casada con el pastor Jorge Rampogna y madre de dos hijas.