Caminar, el ejercicio ideal contra la COVID-19
La actividad física regular fortalece el sistema inmunológico frente a diversas enfermedades.
¿Sabías que el exceso de ejercicio puede inhibir tu sistema inmunológico? Recuerdo a un amigo, corredor de maratones, quien fue afectado por un “pequeño” resfrío después de una competencia. Fue a parar al hospital y la situación empeoró: fue intubado y tuvo un absceso pulmonar. Eso ocurrió un tiempo antes de la COVID. Si fuera hoy, no sé qué hubiera sucedido, pero mi amigo sobrevivió.
¿Cuál es la lección de este hecho? Cuidado con correr maratones. En verdad, en mi opinión existen tres tipos de corredores de maratones: el profesional, el de la crisis de los cincuenta y el obstinado. En general, los profesionales son atletas que tienen el cuerpo ejercitado para correr y viven del deporte, como los kenianos, por ejemplo. El segundo tipo son los que están en la crisis de los cincuenta y participar de una maratón es algo extraordinario que está en su lista de realizaciones antes de entrar en la fase de la vejez (corren una vez y listo). El tercer tipo son los obstinados, o sea, personas como yo y usted que piensan que correr maratones es lo mismo que deambular por el centro comercial; estos son los que tienen mayor riesgo de complicaciones.
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De cualquier forma, el sistema inmunológico de estos tres grupos se verá afectado después de una competencia y también de un entrenamiento en el que el corredor se acerca a los cuarenta kilómetros (el recorrido total de una maratón son cuarenta y dos kilómetros). Así, el consejo es evitar ese “deporte” o tomar precauciones de pandemia inmediatamente después del mismo: aislamiento social, lavarse las manos, usar barbijo/máscara, evitar aglomeraciones.
¡Si corre, el “bicho” se le pega! Pero el otro extremo, estar quieto, tampoco ofrece más seguridad (el proverbio dice que el “bicho come”). Así el ejercicio más aconsejable para activar el sistema inmunológico, activar la circulación y la función pulmonar sería una caminata al aire libre preferentemente en ambientes naturales donde haya bastante árboles y pocas personas. O algún otro tipo de ejercicio moderado.
Siempre en movimiento
El mejor ejercicio es aquel que pone en movimiento los miembros inferiores. Sí, las piernas. Correr es benéfico, pero tal vez no los cuarenta y dos kilómetros de una sola vez. Sin embargo, caminar ofrece las mismas ventajas sin ningún riesgo, a no ser el de tropezar y caerse, por favor, elija un lugar plano y sin hoyos.
El mecanismo principal del ejercicio para la prevención de la COVID-19 se debe a la circulación de las células inmunitarias. Cuando la persona está inactiva, esas células quedan estancadas en los órganos de producción linfáticos (los que producen los glóbulos blancos, los linfocitos, responsables de combatir las infecciones). Así el bazo, la médula ósea y también las amígdalas estarán saturadas de esas células.
Cuando la persona comienza a ejercitarse, la sangre comienza a circular más rápido y las células van a la circulación y hay un aumento de ellas en otros órganos, principalmente los respiratorios y los pulmones. Eso otorga una inmunidad aumentada en el individuo. Según el doctor David Nieman, especialista e investigador de la actividad física y del sistema inmunológico, el ejercicio puede activar la inmunidad en casi 50%.
Prevención diaria
Otro factor sería la capacidad aeróbica. O sea, cuando la persona se ejercita, hay un aumento de la absorción de oxígeno y una capacidad aumentada para aguantar bajos volúmenes de oxígeno. Con eso, cuando la persona adquiere una infección respiratoria, existe una capacidad aumentada de los pulmones en caso de que haya mayor necesidad de oxígeno.
Eso es exactamente lo que ocurre con el coronavirus. Ataca las células pulmonares y crea un ambiente inflamatorio, disminuyendo la circulación pulmonar y causando una necesidad mayor de oxígeno. Hoy se sabe que las personas que son afectadas por la COVID-19 pueden tener una presión de oxígeno (pO2) de 50% (lo normal sería superior a 90%). Así, el ejercicio físico regular y moderado puede ayudar a prevenir las complicaciones que produce la pandemia.
Por lo tanto, amigo y amiga, ya sea que usted esté vacunado o no, yo ya me vacuné, pero todavía uso barbijo/máscara y continúo caminando, practique su ejercicio diario, ¿y por qué no una caminata al aire libre en el parque, en la playa o en la montaña?
“Una caminata aun en invierno, sería más benéfica para la salud que todas las medicinas que los médicos puedan prescribir” (Elena de White, Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 469).
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