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Los juegos electrónicos y los niños - I

Un análisis por medio de preguntas y respuestas sobre la relación entre los niños y el uso de juegos electrónicos en el marco cristiano.


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Los pequeños y los juegos son un motivo de preocupación de los padres en todo el mundo. Pero ¿cómo actuar? (Foto: Shutterstock).

He atendido a padres y madres preocupados con el tiempo que sus hijos dedican actualmente a los juegos digitales (videojuegos, smartphones, etc.). Ellos tienen dudas si eso puede ser perjudicial y no saben cómo ayudar a los hijos que parecen viciados. Si usted también vive el dilema de tener hijos superconectados, sepa que no está solo en esa situación y este artículo es para usted. En él, intentaré responder algunas de sus inquietudes:

¿Es seguro dejar que los niños y adolescentes jueguen?

¿Los juegos hacen que los niños se pongan más violentos?

¿Qué cuidados hay que tener a la hora de elegir un juego?

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Realidad

El brasileño está jugando cada vez más. Brasil no es el país con mayor número de jugadores, pero está entre los cuatro que más dedican tiempo a ese tipo de actividad. Las mujeres representan el 49% de los jugadores brasileños y la mayoría en los juegos online. Y si usted pensaba que eso es cosa de niños, sepa que hombres con más de 45 años y mujeres con más de 35 están al frente de los más jóvenes. Muchos jugadores ocupan cargos de dirección en empresas. [1]

Pero eso despierta preguntas en la mente de los padres, educadores y gobernantes: ¿consumir juegos puede ser positivo o negativo? ¿Cuáles son los impactos en el trabajo o en la educación? ¿Ese crecimiento puede ser resultado de algún otro factor social?

Preguntas y respuestas

  1. ¿Los videojuegos hacen algún bien a los niños?

Antiguamente, los padres veían los juegos solo como entretenimiento y, por consiguiente, pérdida de tiempo. Hoy, aunque algunos padres continúen con desconfianza, muchos ya entienden que los juegos pueden transformarse en aprendizaje. En los juegos, los niños pueden aprender mientras se divierten.

Los juegos ayudan a desarrollar habilidades cognitivas y trabajan varios aspectos emocionales. En el juego, el niño tiene el desafío de alcanzar un objetivo. Para eso necesitará usar creatividad, estrategia, planificación, paciencia y perseverancia. En los juegos colectivos, ellos aprenden la colaboración y la cooperación.

  1. ¿Los juegos pueden hacer que los niños se pongan más violentos?

En una tesis de doctorado, Lynn Alves analizó la famosa asociación entre juegos y comportamientos violentos. Ella descubrió que los juegos son una oportunidad para que los jóvenes trabajen sus miedos, deseos y frustraciones. Es como si ejercitaran esas emociones sin necesidad de correr riesgos. Y por eso los padres deben acompañar de cerca la relación de sus hijos con los juegos: aunque no determinen comportamientos violentos, pueden potenciar algo que ya existe en el niño. “Si el niño o joven presenta un comportamiento violento cuando juega”, orienta Lynn, “está manifestando que algo no está bien, y los padres deben investigar acercándose al hijo o buscando un especialista”.[2]

  1. ¿Los juegos provocan enfermedades emocionales?

En 2015, un estudio realizado con adolescentes estadounidenses reveló que el tiempo dedicado al juego está relacionado al riesgo de depresión, ideas suicidas y a planear el suicidio. Los que usan más de cinco horas por día para jugar poseen más posibilidades de enfermarse emocionalmente y sufrir bullying, siendo las personas del sexo femenino más susceptibles a eso. Por otro lado, el mismo estudio también descubrió que una hora o menos de videojuegos diaria puede proteger potencialmente contra la depresión cuando se compara con los que no juegan a ningún videojuego.[3]

Los adolescentes pueden desarrollar enfermedades emocionales por varios motivos. Sin embargo, los juegos pueden potenciar el problema cuando son utilizados excesivamente. Jugar de forma moderada, una hora o menos, según la investigación, puede ser positivo, en algunos casos.

  1. ¿Los videojuegos están relacionados a la obesidad?

Las investigaciones generalmente señalan dos riesgos relacionados a los juegos y a la obesidad infantil: el sedentarismo y las publicidades. Los niños que pasan mucho tiempo jugando, como consecuencia, no se ejercitan y eso puede provocar varias enfermedades, entre ellas la obesidad. La publicidad, como otro factor, aparece en forma de carteles y anuncios de comida rápida y otros alimentos nocivos presentes en los sitios, videos y apps de juegos.

  1. ¿Cómo saber si un juego es bueno para los hijos?

El universo de los juegos es muy vasto. Si usted quiere evaluar si un juego es bueno, investigue sobre él en YouTube y saque sus conclusiones. Digite el nombre del juego y la palabra “gameplay”. Lea los comentarios de otros jugadores o investigue en foros y sitios de juegos.

Observe, también, la clasificación que indica el juego (edad mínima), la historia del juego, la narración, jugabilidad, las escenas y el contenido. Lo más importante no siempre es la calidad gráfica, sino lo que quedará en la cabeza del niño después de que termine el juego. Evalúe si su hijo tiene la madurez para tratar con los sentimientos y emociones que el juego puede generar.

6.Videojuegos y religión: ¿jugar es pecado?

La relación de los juegos con la moralidad y espiritualidad está muy discutida en los medios religiosos. Generalmente, la preocupación principal de los padres religiosos es saber si el juego puede influenciar en la espiritualidad de sus hijos resultando en la incredulidad, en comportamientos negativos y en el abandono de sus creencias.

Las principales críticas religiosas relacionadas a algunos tipos de juegos son: (1) Lleva al vicio. (2) Es sentimental, o sensacionalista, erótico, profano, o vulgar; (3) es escapista, hace que el jugador vaya a un mundo de fantasía y sea menos capaz de enfrentar los problemas de la vida cotidiana. (4) Puede ser impropio para el estudio serio y la vida devocional. (5) Es un desperdicio de tiempo y no tiene valor.

Ese aparente conflicto exige la reflexión en algunos puntos. Lo que determinará si un juego es bueno o malo para la espiritualidad es (1) el jugador y (2) el propio juego. Personas diferentes reaccionan de manera diferente a un mismo juego. Mientras que para un niño un juego puede ser negativo o positivo, para otro puede no causar el mismo efecto. Sin embargo, algunos juegos son inadecuados para personas preocupadas o no tienen una espiritualidad y precisan ser evitados, pero eso no significa que todos los juegos sean malos.

Como fue mencionado anteriormente, el tiempo también es un factor importante para la espiritualidad. Los padres que consienten en dejar a los hijos jugar necesitan regular el tiempo que el niño dedica a esa actividad a fin de que no pierda el interés por otras actividades, incluyendo las espirituales.

Conclusión

Llegamos a la conclusión de que no todo juego es perjudicial, pero también que no todo juego es benéfico. Por experiencia personal y como padre de adolescentes, puedo decir que en la práctica no es fácil controlar lo que los hijos juegan. Sé que necesito sacrificar algunas actividades personales para tener más tiempo con ellos y crear otras actividades placenteras que los separe de esos juegos. Pero, lo que considero más importante es reforzar los valores cristianos en sus mentes. Nuestros hijos son el blanco de una batalla. Diariamente reciben el impacto de mensajes mediáticos dirigidos a sus mentes. En ese momento, el consejo inspirado es nuestra mayor defensa:

“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:6, 7).


Referencias:

[1] https://www.comscore.com/Insights/Presentations-and-Whitepapers/2020/O-mercado-de-Games-no-digital

[2] Presione Play.  https://www.diariodaregiao.com.br/_conteudo/vidaeestilo/aperte-o-play-1.355753.html?

[3] Differences by Sex in Association of Mental Health With Video Gaming or Other Nonacademic Computer Use Among US Adolescents. https://www.cdc.gov/pcd/issues/2017/17_0151.htm

 

Carlos Magalhães

Carlos Magalhães

Iglesia conectada

Como llevar el mensaje de Cristo al mayor número posible de personas con la tecnología digital

Graduado en Publicidad y Propaganda, posee una maestría en Administración por la Fundación Getulio Vargas (FGV), en Brasil, y por años actuó en el segmento de e-Health. Se dedicó al desarrollo de estrategias de evangelismo en Internet por más de diez años. Actualmente es el director de Marketing Digital de la Sede Sudamericana de la Iglesia Adventista.