Pareja misionera inspira la obra evangelística en Paraguay
La escasez del dinero y la precariedad del clima, no impiden que Ovidio y Alberto se movilicen para hacer misión en Curuguaty, Paraguay.
Por Raquel Castillo
Ovidio Arzamendia y Alberto Pavón son vecinos, hermanos en la fe, y también una pareja misionera. Viven en la ciudad de Curuguaty a 277 Km de Asunción, en Paraguay. Ovidio se dedica a la construcción y Alberto tiene un puesto de electrónica. Ambos tienen familias y responsabilidades, pero separan un tiempo para el trabajo misionero.
Todos los sábados de mañana esta pareja sale en la moto de Alberto a visitar 2 lugares, donde tienen personas estudiando sobre Jesús. Por la mañana conducen a Maracaná a 65 Km de la ciudad donde viven, distrito dónde gracias a ellos ahora hay presencia adventista. En el lugar tienen a 10 estudiantes de la Biblia, de los cuales 2 ya se bautizaron. Las inclemencias del tiempo no alteran su objetivo, la lluvia trae las dificultades del barro, el sol y las del polvo.
"Ya nos accidentamos en dos oportunidades. La más grave fue cuando se reventó la llanta delantera de la moto, cuando íbamos a 100 km/h, y Ovidio y yo salimos volando. Hasta ahora tengo problemas para caminar, pero eso no ha impedido que continúe viajando a Maracaná", señala Alberto.
Por la tarde visitan la colonia de Paso Real, a 70 km de Maracaná, donde 5 personas se reúnen y 2 ya entregaron su vida a Cristo. Ovidio supo del lugar porque hizo un trabajo de construcción en la zona, y se dio cuenta que tampoco había presencia adventista. De este modo, ellos recorren 170 km todos los sábados, a temperaturas sobre los 40° para compartir su fe. "Muchas veces los hermanos que visitamos no almuerzan, así que nosotros llevamos alguna comida para compartir con ellos. Es importante también satisfacer sus necesidades", sostiene Ovidio. Cada uno tiene una parte de su familia en los lugares que visitan, no de primer grado, pero es un razón más para continuar su acción misionera.
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Como pareja discipuladora comenzaron su labor en diciembre de 2016, cuando Alberto se mudó a Curuguaty. Juntos conversaron y programaron llevar la Palabra de Dios a otros pueblos fuera del lugar donde viven. Ambos se turnan para poner combustible al transporte y salen a predicar. Y aunque muchas veces no tienen, Dios siempre les provee de alguna manera. "Mi familia a veces me cuestiona porque gasto dinero en ello o arriesgo mi vida al ir a sitios tan alejados. Pero yo sé que si yo no voy, nadie irá. Y esas personas necesitan de Jesús", comenta Alberto.
El pastor del distrito, Willian Da Silva, es uno de los más agradecidos con la labor misionera de esta pareja, "sin duda es una gran ayuda no solo en el trabajo pastoral, sino que ellos son un referente, una inspiración para mi ministerio. Siempre comparto con otros hermanos de la iglesia el testimonio de ellos, y pronto se estarán formado más parejas misioneras que también salgan de su zona de confort para llevar el mensaje", finaliza el pastor.
A pesar de no haberse conocido hace mucho, ellos independientemente ya compartían su fe con otros. Ovidio fue bautizado el 2007 y ya llevó el evangelio a un pueblo llamado Yasycañy. El deseo de compartir sobre las nuevas de Jesús nació cuando fue bautizado y decidió evangelizar a otros como su tío lo había hecho con él. Tanto su familia como la de Alberto están involucradas en la misión, son líderes de iglesia, dirigen los clubes de Conquistadores, etc. Ellos no solo destinan los sábados para Dios, sino que en la semana visitan a los integrantes de sus grupos pequeños y entregan libros misioneros en los clientes de sus trabajos.
Como instrumento bíblico utilizan además de la Biblia, el curso bíblico La Fe de Jesús. Ellos han comprobado que es el material más eficiente y entendible por todos a quienes llegaron. Ellos hacen mucho uso del "guaraní", legua materna del país, utilizado mayormente en la campaña (fuera de las ciudades). Gracias a su obra misionera, en Maracaná, la iglesia ya logró comprar un terreno. El propósito de ambos es formar el liderazgo en el grupo de esa zona, para luego ellos partir a otra. Por el momento, Ovidio y Alberto ya integran a sus vecinos y amigos a los cultos. Así la obra en Paraguay avanza.