Nueve formas de ayudar a miembros de la Iglesia solitarios
En un momento de distanciamiento y aislamiento social, hacerse presente puede significar mucho para quien está sufriendo.
Por varios años el grupo de jóvenes adultos de Daniel Medina se reunía todos los viernes de noche para recibir el sábado y hacer un estudio bíblico. Con sede en el templo adventista de East Ridge, cerca de Chattanooga, Tennessee, Estados Unidos, el grupo llegaba a veinte personas y generalmente se reunía en la casa de Daniel. Entonces, apareció el COVID-19.
Medina recurrió al Zoom para un encuentro semanal, pero los jóvenes, de la edad universitaria hasta cerca de 40 años, pronto comenzaron a comentar que se sentían desanimados y socialmente aislados. “Las personas llegaban por el Zoom, y decían: ‘No veo a nadie hace tres, cuatro o cinco semanas’. Simplemente no es lo mismo”, dice él.
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Gwendolyn Cordero, alumna de la Universidad Estatal de Chattanooga, tuvo que quedarse a estudiar en casa, y cuando el grupo de Medina no pudo reunirse más, se sintió muy aislada. “Toda mi vida pensé que era introvertida y me sentía bien sin ver a las personas con mucha frecuencia”, reconoció ella, “pero, cuando comenzó el aislamiento, me di cuenta de que necesitaba estar más tiempo con personas de lo que pensaba”.
El grupo finalmente logró recomenzar los encuentros presencialmente, pero solo externos y con distanciamiento social. Los miembros del grupo se emocionaron con la reunión.
“Cuando finalmente pudimos vernos personalmente de nuevo”, recuerda Gwendolyn, “me sentí muy aliviada y agradecida. Toda la experiencia me mostró que uno simplemente necesita dar valor a las personas”.
Para las congregaciones, entrar en contacto con todos los miembros durante la pandemia es muy importante. Medina comparte que su templo local tomó tiempo para contactar a todos los miembros al inicio del aislamiento. Él mismo se acercó a todos los jóvenes adultos, uno por uno. Muchas iglesias dividieron a los miembros en grupos de diez a quince personas y designaron ancianos para contactarlos.
En los últimos meses, las congregaciones y los individuos han intentado conectarse con otros miembros durante la pandemia. A continuación, presentamos algunas maneras de hacer esto.
Haga un llamado
Aunque usted no sea un anciano, puede hacer llamadas. No importa si su llamada viene después de que alguien se haya contactado con ese miembro de iglesia. Cuantos más contactos se hacen, mejor.
¿A quién llamar? Comience por aquellos en su congregación que probablemente están solos y tienen poco contacto con otras personas. Verifique sus conocidos y personas a quienes usted solía saludar cuando iba regularmente a la iglesia. Piense especialmente en los que no están usando la tecnología para conectarse con la iglesia en línea.
Una ventaja de hacer llamadas es que usted se sentirá menos solo al intentar comunicarse y hablar. Vea como hacer que sus llamadas sean eficaces:
- Haga preguntas dirigidas y abiertas.
- No acepte la primera respuesta.
- Deje que la persona hable.
- Hable francamente.
- Comparta una promesa bíblica que realmente lo ayude.
- Registre a quien contacta y con qué frecuencia.
Llamadas en grupo
Limite el tiempo de cada llamada a unos quince minutos e invite a los que participan a compartir sus pesares por algunos minutos y a orar por sus necesidades. La intención es ofrecer una oportunidad para que los miembros solos o desanimados hablen.
Usted puede no ser un organizador, pero puede sugerir la idea de una llamada en grupo a alguien de su iglesia.
Envíe una tarjeta, escriba una carta
Sorprenda a un miembro de la iglesia con una correspondencia de la forma en la que lo hacíamos antes. Lleva solo algunos minutos para escribir en una tarjeta, y escribir una carta completa es una hora de inversión para enriquecer el espíritu de alguien que necesite con desesperación escuchar a otra persona.
Algunos años atrás, quería agradecerle a una de las autoras con quien trabajé por algunas cosas amables que ella hizo por mí. Escribí una carta a mano (por primera vez en años). Ella respondió y dijo que la carta le produjo lágrimas de alegría y le levantó el ánimo. En estos tiempos de coronavirus, una nota de agradecimiento hará el doble de bien que antes.
La próxima vez que usted entre en una tienda, busque tarjetas y compre algunas. Envíe una a un alma solitaria con un versículo de la Biblia como: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3). Incentive a la persona a escribir una respuesta a su carta.
Mensaje, conversación, e-mail
Medina mantuvo a los jóvenes adultos conectados a su grupo enviando mensajes de texto o llamando a cada uno. No descarte mensajes de texto a los miembros de la iglesia para decirles que usted está pensando y orando por ellos.
Mis hijas y yo tenemos un grupo de conversación en Viber hace varios años, y algunas de nuestras conexiones más divertidas y alentadoras ocurren allá. No tenga miedo de ramificarse e intentar alcanzar a otros miembros con aplicaciones de chat como WhatsApp, Facebook Messenger, Google Duo, WeChat y, para los jugadores entre nosotros, Discord.
El e-mail continúa siendo una opción posible, especialmente a los que no les gustan las aplicaciones de conversación. Mi colega, Merle, contacta a un miembro que está aislado cada dos semanas, y a veces es tan sencillo como compartir un nuevo video o fotos por e-mail. Ella habla sobre lo que sucede en su vida para que el miembro de la iglesia sepa las noticias, y también hace preguntas. A veces, el miembro responde, a veces no. El paso importante que Merle da es el contacto regular, independientemente de la respuesta.
Configure una videollamada
Un proyecto un poco más ambicioso es marcar una videollamada con alguien que usted tal vez no conozca bien. No todo el mundo se siente cómodo con el video, entonces usted puede comenzar con un mensaje de texto a un miembro de la iglesia y sugerir una videollamada en otro día. Si la persona acepta el ofrecimiento, descubra qué plataforma le gusta usar, como Zoom, Skype o Webex.
Ella puede sentirse feliz con una video llamada en una aplicación de conversación como Viber o WhatsApp. Usted puede ofrecer una visita virtual el viernes de noche o sábado, o dejar que sugiera el día y hora intentando ajustarse a ese horario.
Cree encuentros sociales
¿Usted ya pensó en usar llamadas de video como ocasiones sociales prolongadas?
Mi colega, Gerald, me contó que una manera como su familia llega a los miembros que necesitan contacto es cocinando alguna comida suficiente para compartirla con ellos y con su familia, entregar parte de la comida en la casa de los miembros y después volver a su casa y llamarlos por Zoom. Ambas familias pueden compartir la comida virtualmente y conversar mientras comen.
Otra opción es simplemente combinar un horario de comida en una video llamada con un individuo o familia. “Invitamos a personas para almuerzos largos [en sábado]. Tenemos una bendición y compañerismo”, dice Merle. Gerald agregó: “También comenzamos los sábados con personas por Zoom”.
Entregue regalos
A todo el mundo le gusta recibir regalos.
El templo adventista de Meridian, en Idaho, aunque pequeño, decidió dar un regalo a cada miembro en Navidad. Kathy Beagles Coneff, que asiste al lugar, detalló que la junta de la iglesia pidió varias cajas del reciente libro de Mark Finley, Understanding Daniel and Revelación [Entendiendo a Daniel y Apocalipsis]. “Cada uno de los miembros recibió un ejemplar del libro, escrito y entregado en manos por el anciano designado”, comenta.
¿Qué podría hacer usted? Tal vez enviar una pequeña tarjeta con algunas flores a alguien. Dar regalos es uno de los dones del Espíritu. Use su imaginación.
Los medios sociales todavía funcionan.
Facebook todavía está en la lista como medio de conexión, especialmente entre los miembros de más edad. Si usted todavía lo usa, puede identificar a personas que muestran señales de que necesitan atención personal. Usted puede contactarse por medio de Facebook Messenger o, mejor todavía, llamarlos.
Vaya hasta donde la persona está.
“Fue el cumpleaños de mi esposa. Entonces, varios miembros de la iglesia se reunieron, formaron una caravana y se dirigieron hasta nuestra casa, tocaron bocina, ataron globos en nuestros árboles y sostuvieron carteles en la ventana deseándole un feliz cumpleaños. Eso la hizo sentirse maravillosa”, me contó Greg, uno de mis colegas.
Asegúrese de entrar en contacto con los miembros de la iglesia antes de ir e informarles que usted está yendo. Pueden hacerlo con un auto cada vez, o pueden hacer una caravana para pasar por las casas de varios miembros solos. Este es un buen momento para dejar un pequeño regalo también.
El apóstol Pablo dijo: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). Creo que la paz de Dios a veces viene de la visita de un hijo de Dios a otro.