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La unidad en el empleo de los recursos debe ser una prioridad para cumplir la misión de la Iglesia

Estrategias unificadas optimizan inversiones y fortalecen resultados evangelizadores.


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El pastor Marlon Lopes, director financiero de la sede sudamericana adventista, detalló la manera en la que Dios ha guiado a la Iglesia a lo largo de los últimos meses (Foto: Gustavo Leigthton)

Las variaciones de moneda, el desempleo y otros factores económicos que sacudieron el mundo en los últimos dos años produjeron reflejos directos en las finanzas de la Iglesia Adventista. Pero, aun en medio de las subidas y bajadas de los indicadores, la fidelidad de los miembros y su compromiso con la misión hicieron posible el avance de iniciativas evangelizadoras y de atención a la comunidad aun frente a un escenario caracterizado por inseguridad.

Una prueba de eso es el informe presentado por la tesorería de la sede sudamericana adventista en su Junta Directiva Plenaria, que dio evidencias de un crecimiento en la devolución de los diezmos durante la crisis pandémica que aflige al planeta desde el año pasado. En abril de 2020, la cantidad de personas que diezmaron bajó un 43%. Sin embargo, en abril de 2021, un año después, la cantidad de los miembros que devolvieron sus diezmos subió un 31% con relación al mismo período del año anterior.

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Solo en los primeros cuatro meses de este año, cerca del 10% de los diezmos fueron devueltos a través de la plataforma 7me, que posibilita la acción de forma electrónica, además de ofrecer diversos servicios para el miembro. Esta herramienta que está en expansión principalmente en los países hispanos permite transparencia y seguridad, y podrá tener un margen de crecimiento todavía mayor frente a los más de 2.5 millones de adventistas que viven en Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay.

“Hemos recibido bendiciones que deben ser convertirse en bendiciones para que otras personas conozcan el evangelio”, señala el pastor Marlon Lopes, director financiero de la Iglesia Adventista para ocho países sudamericanos. “El dinero que Dios da tiene un propósito. Si él nos está concediendo esto en medio de la pandemia, es necesario avanzar más todavía”. En 2019, se emplearon 26,21% de los diezmos totales recibidos en Sudamérica en evangelismo directo. En 2020 el porcentaje subió a un 35,06%.

Ese avance ha ocurrido, incluso, con la adopción de nuevas tecnologías y soluciones para disminuir costos y destinar esos recursos a frentes misioneros. Uno de ellos es la adhesión de sistemas que descartan el uso de papel y herramientas para evitar el desplazamiento, como es el caso de firmas de contratos y documentos, que ahora se realizan digitalmente. Este ahorro es directamente empleado en frentes misioneros.

Fidelidad

Pero la fidelidad de los miembros en los diezmos y ofrendas está íntimamente relacionada con la asistencia a las reuniones de la iglesia local. La participación de cada adventista en los cultos de oración, en las clases de estudio de la Biblia y otras actividades eclesiásticas impacta directamente en la forma en que cada uno emplea sus recursos para la proclamación de las buenas nuevas registradas en la Biblia.

El tiempo de bautismo también está relacionado a la regularidad con la cual los miembros diezman (Foto: Gustavo Leighton)

Para ejemplificar, en un templo con 100 miembros, 56 participan de las reuniones con frecuencia, mientras 23, no. Los demás, por alguna razón, ya no están activos, ya sea por abandono de la fe o por pérdida de contacto con la congregación.

“Cuanto mayor es su experiencia de vida, los miembros más diezman”, señala el pastor Lopes. Solo en 2021, del total de diezmadores, 24,52%, el mayor índice tiene más de 60 años, mientras el 8,37% está entre los 17 y 30. Por eso, de acuerdo con él, las iniciativas evangelizadoras también tienen un papel fundamental en el proceso de fortalecer la fe de quien está en la Iglesia hace poco o hace mucho.

Su informe, además de los números, llamó la atención a la necesidad de que, en un tiempo de constantes cambios, se adopten nuevos métodos para apoyar la misión, como las iniciativas digitales, como 7me, Feliz7Play, reducción de costos con viajes y empleo de reuniones virtuales en ocasiones específicas.

Además, se recalca el papel estratégico del fortalecimiento de la unidad de la Iglesia en las finanzas, en enfocar proyectos específicos, en que las sedes administrativas, instituciones y miembros empleen recursos que impacten a personas con campañas de evangelismo, digitales o presenciales, estudios de la Biblia y atención a la comunidad. “Nuestro foco debe estar en la predicación y en el cuidado de las personas”, enfatiza el tesorero Lopes.