La Iglesia vota documento para fortalecer el ancianato
Los cambios propuestos por los líderes pretenden enfatizar el papel del ancianato, incluída la expansión de la participación femenina en este ministerio estratégico.
En la Junta Directiva Plenaria de la División Sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, se presentó hoy el resultado del trabajo de una comisión especial sobre el ancianato. El grupo formado por 19 personas trabajó desde diciembre de 2020 hasta hace dos semanas atrás. Incluso se realizó una encuesta con aproximadamente 1.800 líderes de las iglesias locales. El informe propuso dos grandes frentes de acción. El primero, referido a las iniciativas para fortalecer el papel del ancianato y hacerlo más relevante en el contexto de la pandemia y la pospandemia.
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El informe final del grupo de trabajo trató de realzar el papel espiritual del liderazgo en el ancianato. El documento final recomendó medidas en este sentido. Entre las acciones, está el fortalecimiento de la vida espiritual del anciano, a fin de que sea fiel a Dios.
Además, la comisión especial orientó que se dé un mayor apoyo a la familia de quien actúa en el ancianato, sin mencionar un impulso para el pastorado de las personas involucradas en esta actividad, para que se sientan cuidadas. Otra recomendación importante fue la de establecer un perfil ministerial que incluya el proceso de consejería, diagnóstico, evaluación y perfeccionamiento de la actividad. Estas serían las competencias de quien ocupa el ancianato, o sea, las atribuciones específicas.
También está prevista la capacitación y la educación continua del grupo del ancianato sobre temas teológicos, por medio de encuentros presenciales o virtuales. Y se sugirió que se realice un trabajo más intenso de pastoreo en una red de discipulado que integre a pastores y ancianos de manera general. Todo en función de brindar un cuidado espiritual, emocional y físico a las personas.
Para el pastor Bruno Raso, vicepresidente de la DSA y quien dirigió la comisión, “este es un momento extremamente importante para la División Sudamericana, pues tratamos del liderazgo en la iglesia local. En primer lugar, por el reconocimiento del papel pastoral de los ancianos, pues ellos ejercen un ministerio relevante, activo y de gran importancia en el crecimiento de la iglesia en conjunto con el pastor distrital”.
Participación femenina
El segundo punto de este informe trató de la ampliación de la actuación del ancianato en la iglesia local, con la participación femenina. Con esto, la Iglesia Adventista autoriza la ordenación de mujeres como ancianas. Hoy, en el mundo, el 73% de las regiones administrativas conocidas como Divisiones aprueban total o parcialmente la ordenación de mujeres como ancianas. Es importante resaltar que la anciana, como lo es hoy el anciano, desempeña una función de liderazgo de miembros voluntarios en las congregaciones locales. Posee atribuciones administrativas, pero, sobre todo, de liderazgo espiritual y misionero.
Durante la presentación del informe, el pastor Lucas Alves, secretario ministerial de la sede sudamericana adventista, presentó algunos datos que justifican la autorización. En el territorio sudamericano, hay por lo menos 5.626 mujeres que actúan como directoras de grupos, pero, en las juntas de las iglesias locales, el público femenino representa el 47,9%.
En promedio, al hacer una comparación entre 2010 y 2020, el porcentaje de mujeres que fueron bautizadas en la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Sudamérica llega a 53,81% contra 46,19% de hombres. O sea, más mujeres se han unido a la organización. Y la vocación para el servicio es históricamente presentada por los adventistas.
Elena de White, cofundadora de la Iglesia y profetisa, no aborda la cuestión de la ordenación de la mujer, con la excepción de la siguiente cita registrada en su artículo Los deberes del ministro y del pueblo, publicado en la Review en julio de 1895. Allí ella dice que “deberían ser separadas para ese trabajo por la oración y por la imposición de manos. En algunos casos ellas tendrán necesidad de recibir los consejos de los oficiales de la iglesia o del ministro; pero si son mujeres devotas, que mantienen una conexión vital con Dios, serán una poderosa influencia para el bien de la iglesia”.
Línea de tiempo sobre la discusión del tema a nivel mundial y sudamericano:
Evaluaciones
A la profesora Rafaela Seidel, de Victoria, Espíritu Santo, le gustó la noticia. Ella actúa hoy como coordinadora distrital del Ministerio de la Mujer de la Iglesia Adventista del distrito de Jardim Camburi. “Desde los tiempos bíblicos, vemos la participación femenina en la predicación del evangelio y en la formación de la Iglesia primitiva. Dedicadas y detallistas, ellas son hoy líderes en el mercado de trabajo, administran su propio hogar, sus finanzas, y también vemos esas habilidades en el trabajo que ejercen en la iglesia. Por eso creo que la ordenación de mujeres en el ancianato es un gran paso para nuestra Iglesia”.
El pastor Lucas Alves, secretario ministerial de la sede sudamericana comenta además que “el papel de la mujer se amplía dentro del ancianato, y el resultado será un liderazgo más fuerte y de un compromiso mayor con el pastoreo y la misión. Creo que esas decisiones contribuyen también a una experiencia más profunda en el discipulado”.
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