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Iglesia Adventista llegó a más de cinco mil nuevas direcciones desde 2014

Los números se refieren al establecimiento de congregaciones en ocho países de América del Sur.


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La sonrisa revela la alegría de Iracilda después de la inauguración de un templo adventista en la comunidad donde vive (Foto: Jefferson Paradello).

“Dios tiene cosas tan grandes que nuestro pensamiento no alcanza”, resalta la confitera Iracilda da Concepción después de una larga pausa que separa su respuesta de la pregunta que le hicimos. Con una mirada que parece divagar, pero fija en los detalles, ella analiza de arriba abajo cada aspecto del templo recién inaugurado en la región donde vive. Sentada en su interior, recuerda como un sueño se hizo realidad de manera inesperada.

De sus 56 años, 27 los vivió en el Núcleo Rural Vargem Bonita, localidad formada por chacras de intensa producción agrícola, situada a poco más de 21 kilómetros del centro de Brasilia, en Brasil. Aunque está en el distrito federal, se puede confundir con una ciudad del interior debido a su cercanía con la naturaleza y sus calles con poco movimiento.

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Fue allí que un día sintonizó la TV Nuevo Tiempo. Aunque frecuentaba una denominación cristiana hacía 30 años, oraba para que Dios enviara a alguien para ayudarla a estudiar la Biblia y a comprender temas que todavía no eran claros para ella. Los programas de la emisora, refuerza, fueron esenciales. Pero no pasó mucho tiempo hasta que frente a su casa fue adquirido un lote donde se levantó un templo adventista. “Ese canal es de la iglesia que fue abierta del otro lado de la calle”, le anunció su esposo.

Después de comenzar a asistir allí y participar activamente, fue bautizada. Sin embargo, se presentó un problema que persiste hasta hoy, lo que hizo imposible que las reuniones continuaran en ese edificio, eso “afectó la imagen de la Iglesia en la comunidad”, describe con pesar uno de los líderes locales. Así, cada vez menos personas asistían a los cultos. En algunas ocasiones, Iracilda era la única que ocupaba los bancos. La situación continuó de esa forma hasta que las puertas tuvieron que cerrarse.

Más allá del horizonte

Sin un lugar para congregarse y sin miembros regulares, la comunidad quedó sin presencia adventista activa y regular. Sin embargo, la confitera no desistió de orar para que surgieran más personas para ayudar a retomar las actividades y a la relevancia de la denominación entre sus vecinos.

Después de conocer la realidad que se vivió allí, los funcionarios de la sede sudamericana adventista, con el apoyo de instituciones colaboradoras, abrazaron al final del año pasado la responsabilidad de establecer un nuevo templo en Vargem Bonita, que no cuenta con más congregaciones adventistas en las proximidades.

“Nosotros ni soñábamos [con esa iglesia], pensamos pequeño, soñamos pequeño y Dios tenía algo mayor para hacer”, la señora se emociona al mirar el resultado final: un local que hoy tiene la capacidad de acomodar más de 120 personas, además de tener salas para niños y un terreno amplio, espacio mucho mayor que el lote anterior, garantiza.

Los líderes de varios niveles administrativos de la Iglesia Adventista inauguran el templo en Vargem Bonita (Foto: Jefferson Paradello).

El nuevo edificio fue construido con el financiamiento de más de 250 personas, además de entidades como la propia sede sudamericana adventista y de la sede de la Iglesia para el Distrito Federal (Asociación Planalto Central) y la sede para Goiás, Tocantins, Mato Grosso y Mato Grosso del Sur (Unión Centro-Oeste Brasilera), y del Instituto Adventista de Tecnología (IATec), la Casa Publicadora Brasileña (CPB), la Casa Editora Sudamericana (ACES) y Adventist Risk Management.

Crecimiento

En los últimos cinco años, se abrieron 5.034 templos adventistas nuevos en países como Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay y Uruguay. En la mayoría de los casos, con la ayuda de personas que dejaron sus iglesias para apoyar el surgimiento o el crecimiento de la denominación en otras localidades. “Los miembros que abrazan iniciativas como esas son los más beneficiados. La misión siempre renueva la fe y nos une”, enfatiza el pastor Edison Choque, director del departamento de Misión Global de la Iglesia Adventista para los ocho países de América del Sur.

Uno de los frentes de trabajo de Choque es justamente ayudar a la denominación a llegar o expandirse en localidades con poca o ninguna presencia adventista. Él también señala que cuando se establece un templo nuevo, la comunidad recibe grandes bendiciones por las iniciativas que tienen el propósito de mejorar la calidad de vida de cada habitante.

Y fue una de esas iniciativas que atrajo a la estudiante Camile Ribeiro, de 13 años. Ella estaba en el salón de clases cuando la sorprendió un grupo de jóvenes que fue hasta su escuela para presentar lo que ella consideró curioso: el Club de Conquistadores. “Lo

que despertó mi atención fue la mención de los campamentos y el aprendizaje de nuevas habilidades”, dice con timidez.

Ella también recibió una invitación para visitar la iglesia adventista de Vargem Bonita, que en la época tenía reuniones en un lugar provisorio hasta que el edificio nuevo quedara listo. Además de aceptar no dejó de asistir a los encuentros. “Yo tenía muchos modales feos. Me doy cuenta que mi vida cambió y continúa mejorando”, analiza al comparar su comportamiento de antes y el de después.

La adolescente invitó a otras personas a visitar la iglesia y participar del Club de Conquistadores. Su deseo es compartir lo que descubrió (Foto: Jefferson Paradello).

Camile será bautizada el día 14 de setiembre, Día Mundial del Conquistador. Tomó su decisión después de estudiar la Biblia y escuchar una historia que le hizo sentir el deseo de seguir a Cristo. “Después del bautismo, lo único importante para mí será la Iglesia y el Club”, afirma. La agrupación también despertó el interés de otros niños y adolescentes en relación con el desarrollo físico, mental y espiritual. En total, son unos 40 los que participan de las actividades semanales.

Cerca de la comunidad

Choque destaca cuatro pasos que ayudan a identificar el momento de iniciar una congregación adventista nueva en una localidad específica.

1. Cuando hay un núcleo de miembros viviendo en una localidad específica.

2. Cuando hay un núcleo maduro, con líderes fuertes.

3. Cuando hay una iglesia dispuesta a apoyar (y adoptar) el proyecto.

4. Cuando ya se tiene el perfil de la comunidad que necesita recibir un impacto.

Impactar significa ofrecer servicios y programas que ayuden a establecer un puente entre la iglesia y la comunidad. Algunos ejemplos son hacer una encuesta bíblica para identificar a la gente que le gustaría comprender más sobre la Biblia; realizar ferias de salud; distribuir literatura; hacer cursos de alimentación saludable e implantar Clubes de Conquistadores y Aventureros.

Además de ayudar financieramente, varios voluntarios asumieron cargos de liderazgo para apoyar el desarrollo de la iglesia y su integración con la comunidad (Foto: Jefferson Paradello).

Pero eso solo es posible, asegura el pastor, cuando hay capital humano. En el caso de Vargem Bonita, varios voluntarios dejaron las iglesias donde asistían para apoyar.

Algunos vinieron hasta de otros países, como los integrantes del proyecto Un Año en Misión, que a lo largo de los últimos meses actuaron activamente junto a las familias locales.

Iracilda, que oraba para que Dios enviara ayuda, ya no está sola. Ahora, en cada reunión tiene a su lado cerca de 50 personas. “Las iglesias que se multiplican y plantan iglesias nuevas bautizan más personas y conservan más personas. Al mantener esa visión estamos expandiendo con calidad”, observa el pastor Erton Köhler, presidente de la Iglesia Adventista para ocho países sudamericanos. El sueño de la denominación es tener al menos un templo en cada barrio de las grandes ciudades de Sudamérica para ir al encuentro de las personas.

Frase de Twitter

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Él además evalúa que quien participa de una iniciativa de esa naturaleza abandona su vida cómoda y crece espiritualmente. “La persona comienza a ver nacer una iglesia, la gente que llega, las vidas transformadas y de espectador se vuelve actor. Existen varios elementos que se incorporan en quien se involucra con un proyecto como ese”, evalúa. “La vida espiritual es un reflejo de nuestra relación con Dios y con su causa”.

En ocho países sudamericanos, la Iglesia Adventista posee casi 27 mil templos. Para encontrar el más cercano, ingrese a: encuentreunaiglesia.com