Descubrimiento de templo cananeo refuerza episodios relatados en la Biblia
Además de que los objetos ratifican que los hechos ocurrieron, las dataciones respetan la cronología narrada en el texto sagrado.
La Universidad Hebrea de Jerusalén anunció el último lunes (17) el descubrimiento de un templo cananeo de cerca de 3.200 años de antigüedad en la región de la antigua ciudad de Laquis, al sudoeste de la capital israelí. Los profesores Yosef Garfinkel, de la mencionada institución, y Michael Hasel, de la Universidad Adventista del Sur estadounidense, lideran el equipo de arqueólogos en las excavaciones, que llevaron cerca de cuatro años.
Según Garfinkel, el descubrimiento llama la atención por tratarse de una estructura simétrica y monumental, además de ser raros los vestigios cananeos en Israel. “Este tipo de estructura solo fue descubierto en Megido, Nablus y Hazor”, clarifica. En medio de las ruinas, el equipo encontró diversos objetos como armas, joyas, herramientas, piezas de cerámica y de bronce, ídolos de piedra, entre otros.
Lea también:
Contexto
Laquis es, hoy, un sitio arqueológico bien excavado y uno de los asentamientos con mayor número de registros históricos. En sus tiempos, fue una grande y poderosa ciudad, mencionada diversas veces en la Biblia. Aunque la región haya estado habitada desde fechas más remotas, la ciudad cananea surgió alrededor del 1800 a.C. Cerca de 400 años después, en 1550 a.C., fue tomada por los egipcios durante la expansión masiva de la 18va dinastía.
Todo eso explica la existencia, en el templo recién descubierto, de elementos tanto de la cultura cananea como de la egipcia. Dentro de los artefactos encontrados por el equipo de Garfinkel y Hasel en el templo se encuentran algunas estatuas del dios Baal. La presencia de ellas en el recinto revela cuán antigua y abarcante era la adoración a esa divinidad en Canaán.
Vea más fotos en la galería de abajo.
Uno de los ítems que más impresionaron a los arqueólogos, fue un raro fragmento de cerámica con una inscripción que corresponde a los primeros escritos cananeos. Según el doctor en Arqueología Clásica, Rodrigo Silva, “son solo algunas letras, pero que ayudan a armar, de a poco, el difícil rompecabezas sobre los orígenes de la escritura alfabética. Y su presencia en el territorio sirio-palestino es compatible con los tiempos en que, según creemos, fueron registrados los primeros libros de la Santa Biblia. Las percepciones son muchas y el debate solo está comenzando”.
Entre los ítems de la cultura egipcia encontrados durante las excavaciones se encentran fragmentos de un pendiente con la imagen de la diosa Hathor, escarabajos de piedra, una inscripción fragmentada del nombre Ramsés II y pedazos de bronce con inscripciones jeroglíficas. Según Silva, todo esto coopera para validar el escenario, hasta entonces teorizado, sobre las relaciones entre Laquis y Egipto. “Esta era un centro de intercambio comercial entre Canaán y Egipto. Y más que eso: un reino aliado de los egipcios que, durante la 18va dinastía, ayudaba a controlar el territorio a fin de atender a los intereses de Faraón. No es para menos que Laquis sea citada en las cartas de Amarna, que eran parte del archivo de correspondencia de Egipto con sus reyes vasallos y gobernadores en Canaán en el siglo XIV a.C.”, comenta.
Paralelo bíblico
El doctor Rodrigo Silva cree que la combinación de los descubrimientos en el lugar con los relatos de la Biblia amplía la comprensión del contexto de aquella región a lo largo de la historia, además de propiciar hipótesis de cómo ocurrieron algunos eventos en los tiempos antiguos que, incluso, están registrados en el texto sagrado. Un ejemplo de esto son las murallas de Laquis que, según la Biblia, fueron edificadas por Roboam, rey de Judá (2 Cró. 11:5, 9). “Ese dato no era creído por algunos críticos de la Biblia por el hecho de que no habían sido encontradas, hasta entonces, pruebas consustanciales de que la ciudad fuera amurallada en aquella época. Sin embargo, las excavaciones del profesor Garfinkel revelan la existencia de un gran muro, datado alrededor del 920 a.C. que es exactamente el periodo del reinado de Roboam”, explica.