Ministerio detrás de la lente
Fotógrafo de una editorial adventista muestra el detrás de escena de las producciones y habla sobre la diferencia de trabajar con un propósito.
El 19 de agosto de 1839, la Academia Francesa de Ciencias anunciaba la invención del antecesor de las cámaras fotográficas: el daguerrotipo. La gran caja, con procesos delicados, fue la primera herramienta que permitió registrar imágenes en tiempo real, sin la necesidad de un artista. A partir de ahí, la posibilidad de eternizar momentos en imágenes pasó a formar parte de la vida del ser humano. Para algunos, hasta se convirtió en su profesión.
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En conmemoración del Día Mundial de la Fotografía, la Agencia Sudamericana de Noticias (ASN) conversó con el fotógrafo de la Casa Publicadora Brasileña (CPB), William de Moraes, para conocer mejor su trabajo y trayectoria. Hijo de exempleados de la editora adventista, William comenzó trabajando en impresión y, dos años después, entró a la fotografía. Hoy en día, lidera el equipo que ayuda en centenas de producciones de la Casa, tomando fotos desde personas hasta alimentos. ¡Vea la entrevista!
¿Por qué eligió ser fotógrafo? ¿Cómo comenzó su carrera?
Siempre me gustó tomar fotos por placer, por amor al arte. En la Casa Publicadora, pude tener contacto con la fotografía editorial, que es un poco diferente a la convencional. En 1985, surgió una vacante en el departamento fotográfico y me presenté. Luego de algunas entrevistas, me aceptaron y me transfirieron del departamento de impresión al de fotografía. Allí comenzó mi aprendizaje. En ese comienzo, fui asistente y ayudante del estudio y, luego, oficialmente fotógrafo.
En la Casa Publicadora Brasileña, usted toma fotos de personas hasta alimentos. ¿De dónde surgen las ideas para cada foto?
El editor y el diseñador conversan sobre qué imágenes necesita el producto. Después de eso, el diseñador se reúne conmigo y otros profesionales para repasar lo que llamamos “briefing”, que sería la idea a ser ejecutada. Allí, discutimos cómo y cuándo haremos las fotos, en qué lugar y quién tomará las fotos. De esta manera, a partir de nuestro conocimiento y posibilidades, ponemos las ideas en práctica.
Usted trabaja con la fotografía desde el tiempo de las cámaras analógicas. ¿Cómo era el trabajo en aquel tiempo? Y ¿cómo la editora se ha ido actualizando hasta hoy?
Puedo decir que, en aquellos tiempos, las fotos eran muy diferentes, pues hacíamos las imágenes a oscuras, y solo conocíamos el resultado después de revelar los negativos. Por eso, el nivel de éxito debía ser alto, pero la práctica nos daba seguridad. Había tensión, pero también placer.
Con el tiempo y las nuevas tecnologías, el cambio fue normal y necesario hasta la captura. En el proceso de producción, nada cambió, pero sí el hecho de ya no se necesita revelar las fotografías. Todo se volvió mucho más rápido. La CPB nos proporciona lo mejor que hay en equipos.
La Casa Publicadora Brasileña es una de las mayores editoras de América Latina, de 121 años, y tiene en su haber miles de materiales producidos. ¿Cuál es la característica diferencial de trabajar en un lugar como este?
En la CPB hay un ambiente agradable. Aquí hay compañerismo, hice amistades para toda la vida. Pero, por encima de todo eso, el hecho de contribuir a la predicación del evangelio es gratificante. Es muy bueno trabajar en algo que hará la diferencia en la vida de las personas.
Un consejo a quien quiere vivir de la fotografía.
Nunca deje de estudiar; elija un área y dedíquese a ella; siempre tome fotos de todo; siga a los principales fotógrafos de su área en las redes sociales; siempre que sea posible, invierta en equipos de calidad; dedíquese lo máximo que pueda; eso hace toda la diferencia.
Vea algunos trabajos de William, primero tras bambalinas y, luego, el resultado final. Deslice para verlos.