La fidelidad de miembros se mantiene durante pandemia del nuevo coronavirus
El número de personas que diezman cayó menos del 1% en el primer semestre de 2020 en comparación con el año anterior.
Incluso directamente afectada por el COVID-19, y por el impacto financiero que este ha causado en todo el mundo, la Iglesia Adventista continúa desarrollando iniciativas y proyectos sociales y de evangelismo incluso durante la pandemia. Un informe presentado por la Tesorería de la sede sudamericana de la denominación resaltó no solo su papel activo en este periodo, sino también cómo Dios continúa proporcionando recursos para que más personas conozcan sobre el pronto regreso de Cristo.
“No necesitamos volver al tiempo bíblico o apostólico para ver milagros”, subraya el pastor Marlon Lopes, director financiero de la Iglesia Adventista para ocho países sudamericanos, con respecto a los datos. Antes del escenario enfrentado globalmente, en los seis primeros meses del 2020, el número de diezmantes tuvo una disminución de menos del 1% en comparación con aquellos que lo hicieron a lo largo de todo el año pasado.
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Eso, sin embargo, resultó en un aumento del 0,14% en los diezmos en reales en el territorio brasileño de enero a junio de este año en comparación con el mismo periodo del año pasado. Al considerar los ocho países atendidos por la sede sudamericana adventista, incluyendo a Brasil, hubo una caída del 19% en dólares debido a dos factores: la misma pandemia y la variación del dólar, moneda usada internacionalmente.
Con el cierre de los templos adventistas durante la pandemia, y su reapertura en algunas localidades, respetando las medidas sanitarias para evitar el contagio con el virus, la devolución de los diezmos de forma virtual, a partir de la aplicación 7me, empezó a representar del 2,07% en 2019 al 5,82% en el primer semestre de 2020.
Reajustes
El informe también evidenció una caída en los gastos de la Iglesia a lo largo del primer semestre del año. Parte de eso se debe a los reajustes realizados a partir del inicio del 2020, reflejo del presupuesto votado en 2019. Sin embargo, se han hecho nuevas disminuciones después del comienzo de la pandemia para hacer posible la continuidad de proyectos de evangelismo. Eso dice mucho con respecto a la disminución de costos administrativos, de personal, eventos y reuniones.
Lopes señala la necesidad de mantener provisiones para que, en momentos de crisis, la Iglesia no vea su trabajo interrumpido, lo que también hace posible ayudar a sus instituciones, oficinas y templos por medio de subvenciones, para garantizar el crecimiento de la denominación en regiones o países que enfrenten situaciones puntuales o más amplias.
“El objetivo es continuar la predicación del evangelio. Por eso la necesidad de tener preparación, reservar para continuar avanzando”, refuerza Lopes, que también recuerda que Dios está cuidando de la Iglesia en este momento. “La crisis nos sugiere ajustes de ruta y una cuidadosa atención a nuestra planificación”.