A pesar de la tensión y colisión que a veces existe entre la fe y la ciencia, los que se encuentran del lado de la fe bíblica nunca han renunciado al encuentro y al diálogo con la ciencia. Una muestra de ello es el reciente IV Encuentro de Fe y Ciencia realizado en el Perú, del 06 al 10 de septiembre, al cual asistieron destacados investigadores, líderes de la Iglesia Adventista y jóvenes estudiantes de toda Sudamérica.

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Como marco para una experiencia paleontológica, la programación del evento incluía trasladarse a unos 300 kilómetros de la ciudad de Lima, la capital peruana, para visitar el lugar donde se ha registrado el mayor número de fósiles marinos descubiertos hasta la fecha: Cerro Blanco y Cerro La Bruja, en Ocucaje, Ica.

Cuando los participantes pisaron la tierra de Ocucaje, rodeada de cerros que son cortados por el río Ica y pródiga en frutas como la vid, mangos, higos, dátiles, sandías, pacaes, granadas, surgió una pregunta inevitable: ¿cómo es que este lugar se convierte en el cementerio paleontológico más grande del mundo? ¿Cómo es que llegaron a fosilizarse tantos cetáceos en un área específica como esta?

Evidencias paleontológicas del diluvio

El doctor Roberto Biaggi, especializado en paleontología y con una maestría en Geología, sostiene que “con estos especímenes ocurrió un enterramiento de forma repentina y rápida”. Además, agrega que, por ejemplo, de las ballenas encontradas en Pisco, se deprenden tres evidencias: “Se aprecia una excelente preservación, se observa que todos los huesos de las ballenas están totalmente articulados y el aparato filtrador (barbas) se encuentra excelentemente preservado”.

Respecto a este último dato es necesario recordar que normalmente, las barbas de la ballena empiezan a descomponerse en dos días. Estos detalles hablan de la realidad de un evento catastrófico y repentino, como el diluvio descrito en la Biblia.   

Estudios geológicos que confirman el relato bíblico

Otra línea de investigación importante y una voz relevante en este Encuentro de Fe y Ciencia, ha sido la Geología. Específicamente en el tema del Batolito Costero Peruano, que viene siendo estudiado extensamente en los últimos 30 años. Básicamente, el estudio se concentra en las rocas ígneas, que son las rocas que provienen del interior de la tierra. 

Este estudio consiste en observar y analizar el comportamiento del magma en los andes peruanos. Para ello, como bien puede suponerse, se necesita del ojo bien entrenado de investigadores y expertos, que vienen estudiando las rocas que están extendidas desde Ica hasta Juliaca. Cabe señalar que, en este tema, más de 16 científicos de todo el mundo se encuentran trabajando en el Perú. Entre ellos, se encuentra María Alejandra Román, Raquel Bendita y Orlando Poma, peruanos que incluyen este grupo de investigadores.

El Perú, y esto es necesario subrayarlo, es un país que posee yacimientos de plata, cobre, plomo, zinc, oro, hierro, antimonio, entre muchos otros minerales. La gran interrogante es: ¿cómo se formó esta gran diversidad de minerales metálicos? ¿fue a través de procesos geológicos muy peculiares, conformados por eventos tectónicos, magmáticos y de mineralización a lo largo de muchos siglos? 

En las rocas que se encuentran adyacentes al Río Pisco y Hualla Grande hay escrita una verdad que grita por ser descubierta. En este campo también se ha producido una polémica por cuanto la geología tradicional afirma que estas rocas fueron formadas en miles y miles de años.

El equipo de científicos que trabaja en el Perú viene demostrando, a través del modelamiento de la taza de enfriamiento de las rocas ígneas, que este proceso de formación de rocas ocurrió en muchísimo menos tiempo. Para ello se basan en las evidencias de estas rocas ígneas que se encuentran diseminadas por el Río Pisco y Hualla Grande, en Ica.

Conciliación entre fe y ciencia

Como un epílogo a lo que ha significado este Encuentro de Fe y Ciencia, se preguntó a Ben Clausen, investigador principal en este equipo de élite: ¿Es posible dialogar y encontrar coincidencias entre un científico cristiano y uno que no lo es? La respuesta de Clausen, un hombre que posee un Ph. D. en Física Nuclear, fue: “encontré muchos puntos en común con un científico no cristiano que tiene más de 200 artículos indexados”.

La fe y la ciencia no son irreconciliables. Basta con echar una mirada a la historia y tomar nota que muchos de los más renombrados científicos fueron cristianos. En esa galería se encuentra Galileo Galilei, Isaac Newton, Michael Faraday, Johannes Kepler, Robert Boyle, Nicolaus Steno, Carolus Linneaeus, William Thomson, James Clerk Maxwell, entre muchos otros.

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