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Grupo de oración lleva a una jovencita a decidir no abandonar la iglesia

La iniciativa de crear un grupo partió de los adolescentes y ha marcado la diferencia en la vida de ellos y de otras personas.


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Marina Santos Cardoso tiene 16 años y es parte de los más de 50 adolescentes que frecuentan la clase de Escuela Sabática de la iglesia adventista de Águas Claras, en el Distrito Federal, los sábados por la mañana. Sin embargo, algunos problemas con la familia estaban haciendo que ella no tuviera ganas de participar de los encuentros. Algunas veces había pensado en abandonar la fe. Todo cambió cuando encontró un grupo de amigos dispuesto a orar por ella.

Por la tarde, en la misma iglesia, un grupo de mujeres se reúne para orar. Algunas de ellas iban acompañadas de sus hijas adolescentes. Las niñas, a su vez, se sentían fuera de lugar. “Cuando ellas hablaban sobre hijos o sobre la vida de casadas, nosotras no nos sentíamos cómodas. Ese no es nuestro mundo. Por eso, una amiga y yo, que también acompañaba al grupo de las mujeres, decidimos reunirnos en una sala separada para hablar de nuestros problemas y orar”, cuenta Ana Carolina Lopes, de 15 años.

El grupo se reúne todos los sábados por la tarde para conversar y orar (Foto: archivo personal).

Ellas comenzaron a reunirse todos los sábados en el mismo periodo en que las mujeres estaban orando. Los sábados por la mañana, cuando se encontraban con los demás compañeros en la clase de Escuela Sabática, contaban como era compartir las cosas buenas y malas con personas que pasaban por las mismas situaciones. Poco a poco, otras personas se animaron con la idea.

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Desde entonces, las cosas comenzaron a cambiar para Marina. “Antes, no tenía mucha compañía dentro de la iglesia. Me sentía bien estando sola. Pero en el grupo de oración encontré personas que pasaban por problemas como los míos”, explica. En su casa no fue diferente. “Ocurrió un milagro, pues las cosas que eran muy violentas y brutas tuvieron mucha paz”, concluyó.

El grupo de oración de los adolescentes de Águas Claras se reúne hace un año, con cerca de 15 participantes. Cuando comenzó a aumentar, la iglesia eligió una persona para acompañarlos en este nuevo proyecto. “Cuando me invitaron, no creí que lograría atender las necesidades de ellos. Pero acepté porque ese mismo día le había pedido a Dios que me ayudara a elegir un área de la iglesia para trabajar para él. Creo que él respondió a mi oración”, cuenta la bancaria Aline Santos, de 37 años. “Podemos percibir que ellos crecieron mucho en este tiempo. Son más maduros, más amigos entre ellos y, con seguridad, más amigos de Dios”, agrega.

El grupo se reúne hace un año y la amistad entre ellos se ha fortalecido (Foto: Archivo personal).

Gabriel Victor Diniz, de 17 años, era otro adolescente que se sentía solo en la iglesia. A pesar de frecuentar la clase, no tenía amigos y, en casa, pasaba la mayor parte del tiempo triste y solo en su cuarto. “Él estaba depresivo y comenzó a desistir de la vida y de Dios”, recuerda la madre, Stela da Silva Diniz.

Un sábado por la mañana, Gabriel fue invitado a participar de la reunión. Al principio, no estaba interesado por la oración, pero se puso contento al ser tenido en cuenta por los compañeros. Él asistió al primer encuentro y nunca dejó de ir. En casa, la madre celebró el cambio. “Hoy, él es otra persona. Se siente muy feliz, no sale sin orar y no quiere saber nada de estar solo”, enfatiza. El muchacho también admite, “Por primera vez me sentí parte de algo. Ellos realmente me recibieron, me hicieron sentir especial”, enfatiza.

Ana Luísa de Oliveira, de 15 años, es la única adventista en su familia. Después del inicio de las reuniones, ella comenzó a entender mejor el objetivo de la oración. Todos los días separa un tiempo para hablar con Dios y orar por los pedidos que anota en un cuaderno que dedicó para ese fin. “Nunca podemos olvidar que las 24 horas del día todos nosotros estamos en un conflicto espiritual, y cuando intercedemos por alguien, Dios envía ángeles para ayudar a esa persona”, reflexiona. Ella también anima a las demás personas a experimentar la oración por el prójimo citando una frase que escuchó: “La oración es una de las formas de decir que amamos a alguien”, parafrasea.

“Cuando intercedemos por alguien, Dios envía ángeles para ayudar a esa persona”, reflexiona Ana Luíza de Oliveira, de 15 años (Foto: Archivo personal)


Participa de los 10 Días de Oración y las 10 Horas de Ayuno. Este movimiento se llevará a cabo del 14 al 23 de febrero, donde cada día será un motivo de oración diferente. Conoce más del proyecto en: adventistas.org/es/10dias