Especialista dice que creyentes no son inmunes a las adicciones
Muchas de estas cicatrices se originan en la niñez, y las experiencias negativas de esa etapa pueden tener un efecto profundo sobre las adicciones.
Las adicciones en todas sus formas representan una crisis mundial, que da como resultado millones de muertes por año, les dijo Katia Reinert a los 800 profesionales de la salud y otros participantes de 106 países durante su presentación plenaria del 11 de julio en la III Conferencia Mundial sobre Salud y Estilo de vida en Loma Linda, California.
“De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud [OMS], 3.3 millones de muertes anuales — 6 muertes por minuto — resultan del uso nocivo solo de alcohol”, expresó ella. “Estas estadísticas son alarmantes, y debemos hacer más para que el cambio sea efectivo”.
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Estadísticas alarmantes
Reinert, directora asociada del Ministerio de la Salud de la Asociación General de los adventistas del séptimo día, compartió estas estadísticas alarmantes de muertes por factor, medidas en todos los grupos de edad y en ambos géneros. Estos incluyen fumar, 6.32 millones; azúcar alto en sangre, 5.61 millones; obesidad, 4.53 millones; colesterol alto, 4.39 millones; uso de alcohol, 2.81 millones; y presión sanguínea alta, 10.46 millones, según OurWorldData.org.
El número más alto de muertes para quienes tienen entre 15 y 49 resulta de las prácticas sexuales no seguras, el uso del alcohol, la presión alta, el cigarrillo, la obesidad y el colesterol total alto, dijo ella, nuevamente con datos de OurWorldData.org.
El costo emocional de las adicciones es inmenso, destacó Reinert, y agregó que “el suicidio es una de las principales causas de muerte prematura entre los adolescentes y los jóvenes”.Citando a las declaraciones de la OMS sobre la adicción, Reinert expresó que demasiadas familias y comunidades sufren las consecuencias del uso del alcohol, violencia, lesiones, trastornos mentales y enfermedades como el cáncer y los derrames. “‘Es momento de comenzar las acciones para prevenir las graves amenazas al desarrollo de sociedades saludables’”, expresó ella, citando a Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general de la OMS.
Adicciones a las sustancias
Reinert explicó que las adicciones a las sustancias incluyen la adicción al alcohol, la marihuana, el tabaco, drogas ilícitas, narcóticos/opioides y benzodiacepinas, así como también el uso excesivo de cafeína.
Las sobredosis de drogas opioides se han incrementado exponencialmente, señaló Reinert. “Solo en los Estados Unidos, en 2016, 116 personas murieron por día debido a la sobredosis de drogas opioides, y 11.5 millones de personas utilizaron mal las drogas recetadas”, según el informe Surgeon General’s sobre alcohol, drogas y salud de 2016.
“Y más de 15 mil muertes fueron atribuidas a la sobredosis de heroína”, contó.
Adicciones de la conducta
“Las adicciones van más allá del abuso de sustancias”, agregó Reinert. “Pueden incluir también las conductas obsesivo compulsivas”.
Mencionó que las adicciones de la conducta incluyen la adicción al juego, atracones de comida, adicción al sexo o la pornografía, comprar compulsivamente, autoflagelación, adicción a Internet o redes sociales, a los deportes o ejercicios, al trabajo o a los juegos o la tecnología.
“Y no se engañen pensando que los adventistas son inmunes a dichas adicciones. Los comportamientos adictivos se pueden encontrar en las personas de fe y en nuestros miembros de iglesia también”.
“El dolor está en el corazón de las personas”, dijo Reinert, “y nos volcamos a varias formas de adicción para automedicar el dolor. La adicción no es el problema; en realidad es solo la punta del iceberg. Las cicatrices emocionales son la raíz del problema”.
De acuerdo con Reinert, muchas de estas cicatrices se originan en la niñez, y las experiencias negativas de esa etapa pueden tener un efecto profundo sobre las posteriores adicciones, el aumento de riesgos a la salud, las enfermedades y la muerte.
“Las experiencias adversas de la niñez son el determinante principal de la salud y el bienestar social en los Estados Unidos y el mayor factor en las adicciones de base”, explicó.
Elena de White comprendía la relación de lo emocional con lo físico, explicó, Reinert. En su libro El ministerio de curación, escribió que “Muchas enfermedades son el resultado de la depresión mental. Las penas, la ansiedad, el descontento, remordimiento, sentimiento de culpabilidad y desconfianza, menoscaban las fuerzas vitales, y llevan al decaimiento y a la muerte” (p. 185).
El papel de la comunidad de fe
Dado que los líderes de la comunidad religiosa y los miembros son a menudo quienes responden primero cuando un individuo o una familia enfrenta un desafío de salud mental o un evento traumático, “saber cómo responder a estos eventos puede hacer una gran diferencia en la manera como la comunidad trata con esos temas y los cura”, dijo Reinert. “Por eso debemos brindar capacitaciones y recursos”.
Una iniciativa de doce pasos llamada Journey to Wholeness — adaptada del programa de los Doce pasos de los Alcohólicos Anónimos — ha sido desarrollada por el Ministerio de Recuperación Global en la Asociación General de los adventistas del séptimo día. Brinda una ayuda bíblica y cristocéntrica para todas las adicciones.
“Los animo a conocer y utilizar este programa”, agregó.
También hay disponible un programa centrado en ayudar adolescentes a combatir conductas de riesgo llamado Youth Alive . Actualmente se utiliza en las regiones de África, Asia, Europa, y pronto será lanzado en la División Interamericana.
“Youth Alive enseña sobre las conductas saludables y conecta a los adolescentes con adultos mentores”.
“Muchos jóvenes luchan contra la baja autoestima”, señaló Reinert. “Tienen la necesidad de pertenecer y ser aceptados entre sus pares y a menudo se vuelcan a sus artefactos electrónicos o las redes sociales para buscar esa conexión. Sin embargo, eso puede convertirse en una adicción que resultará en relaciones rotas. También pueden llevar a involucrarse en el consumo de marihuana, atracones de comida o bebidas para sentirse bien, o puede llevar a otras adicciones más graves”.
“Pero hay esperanza” agregó. Los hábitos alimenticios saludables, el ejercicio, el aire puro, relaciones con conexiones reales y de cariño con otros jóvenes o adultos mentores, y el aprendizaje sobre el propósito de Dios para sus vidas pueden conducir a un vuelco positivo, expresó.
“Youth Alive provee facilitadores que ayudan a los jóvenes a hacer estos cambios en los estilos de vida al mismo tiempo que encuentran cura emocional y relaciones significativas”.
El Ministerio Joven y Ministerio de la Familia de la Asociación General, Misión Adventista General y varias escuelas adventistas se han asociado con este programa.
Mirar a Dios
“Y lo más importante es que debemos mirar a Dios y su amor, compasión y sus promesas” enfatizó Reinert. “Él promete cura y libertad del cautiverio, y podemos poner nuestra confianza plena en él”.