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Efectos de una guerra

Una psicóloga ucraniana comparte su visión sobre la guerra con Rusia.


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El pastor Daniel, Svitlana y Sofía: una familia viviendo los efectos de la guerra, pero confiando en el poder de Dios. (Foto: Archivo personal)

Las invasiones rusas practicadas contra el territorio de Ucrania mueven la política y economía mundiales. Desde febrero de 2022, los números demuestran que la guerra entre los dos países hizo que, por lo menos, doce millones de personas dejaran sus casas en Ucrania. En junio, el gobierno ucraniano afirmó que por lo menos cuarenta mil civiles habían muerto. Ya la Organización de las Naciones Unidas (ONU) habla oficialmente de más de 5.300, pero afirma que ese número es una estimación probablemente por debajo de la realidad. Por otro lado, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) afirmó que las tropas rusas perdieron entre siete y quince mil soldados en el conflicto[1].

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Pero ¿cuáles son los efectos de una guerra en la visión de quien nació allá y conoce la realidad de cerca? ¿Cuál es la visión de alguien que vive situaciones así desde hace mucho más tiempo, y que, por lo tanto, tiene una contextualización más amplia de un conflicto como este, conocido por la mayoría de las personas solo por noticias transmitidas por Internet?

Para entender otros aspectos del conflicto, la Agencia Adventista Sudamericana de Noticias (ASN) conversó con Svitlana Samoylenko. Ella es una adventista ucraniana, psicóloga y con una maestría en aprendizaje de adultos. Ella trabaja con consultoría y educación en línea. Svitlana vino a Brasil en el 2013 y está casada con el pastor Daniel Meder. Actualmente, con su hija Sofía, sirven en un proyecto misionero en Tokio, capital de Japón. Vea los detalles en la siguiente entrevista.

Hable un poco de su experiencia como alguien nacida en Ucrania en una familia adventista.

Nacer y vivir como cristiana era complicado en Ucrania en los años 80 y 90. La Unión Soviética se disolvió y ganamos la independencia en 1991, pero culturalmente poco cambió hasta más tarde para los cristianos. Mi hermana y yo ya no vivíamos con las mismas amenazas que nuestros padres y abuelos vivieron, pero debíamos tener cuidado en la escuela cuando comunicábamos sobre nuestra fe.

Aun así, ser adventista era la esencia de mi identidad. Estar en la iglesia cada semana, ir a los campamentos, acompañar a mi abuelo, un pastor, todo eso era una alegría. Más tarde, cuando tuve una oportunidad de participar de un intercambio en los Estados Unidos, y después en la facultad, en Inglaterra, la iglesia siempre tomó un lugar preeminente en mi vida.

¿Cómo ve hoy la situación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Ucrania después de por lo menos seis meses de ataques de tropas rusas al país?

La Iglesia Adventista se posicionó como un lugar seguro y receptivo para todo el sufrimiento que está pasando mi pueblo. Varias personas, pastores, miembros y sus familias abrieron las puertas de las iglesias y sus casas desde los primeros días de la guerra y hasta hoy están trabajando incansablemente. Entre ellos, mi tío paterno, pastor y presidente de una Asociación (sede administrativa de la Iglesia Adventista), que con un pequeño equipo salvó decenas de personas de las zonas más afectadas en los primeros meses, con frecuencia debajo del tiroteo.

¿Tiene conocimiento de alguna acción específica de miembros hecha para disminuir el sufrimiento de las personas afectadas por la guerra?

Mis amigos hicieron y distribuyeron pan y otros alimentos gratuitamente. Mis padres, que viven en una región un poco menos peligrosa, recibieron a algunos refugiados. Mi tío, Viktor Samoylenko, ayudó a evacuar decenas de personas de las ciudades como Bucha e Irpin, una de las más trágicamente afectadas. Él y los voluntarios a veces llevaban tres, a veces diez, ómnibus llenos a la frontera y volvían con ayuda humanitaria durante los tres primeros meses. Muchas personas hicieron algo parecido a eso.

¿Qué lecciones y aprendizaje piensa usted que los adventistas y la sociedad ucraniana en general pueden sacar de este momento de guerra?

La situación espantosa en mi país demanda atención a la supervivencia. Mi pueblo ya pasó por mucho sufrimiento causado por el régimen comunista. Ya conoció mucho dolor. Hoy, caen bombas en regiones civiles aleatorias, sin ninguna justificación. Quien está en el país enfrenta preocupaciones reales de vida o muerte. Quien está fuera del país, como yo, piensa constantemente en sus familiares y amigos. Creo que las lecciones y el aprendizaje vendrán mucho más tarde, si Dios permite tiempo de paz para esa reflexión. En este momento, creo que cada uno haría bien en fortalecer su fe, independientemente del país donde vive.


Referencias:

[1] Grid News - https://www.grid.news/story/global/2022/08/04/the-ukraine-war-in-data-12-million-people-driven-from-their-homes/