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¿Cómo manejar tus emociones en la crisis?

Ya has estado mucho tiempo encerrado en casa, sumando a la incertidumbre y otras preocupaciones, lo que te genera una carga emocional importante. Considera estas prácticas preventivas para que no afecte tu salud mental.


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Imagen: Shutterstock

La experiencia de permanecer encerrado en casa por un periodo prolongado de tiempo, la incertidumbre generalizada y la multiplicidad de roles simultáneos que ejercemos, conlleva una carga emocional importante que puede afectar de sobremanera la salud mental de la población. Para lidiar con esto, es necesario considerar nuevas prácticas preventivas que te presentamos a continuación:

1. Infórmate una sola vez al día

En los medios de comunicación y las redes sociales, suelen abordarse temáticas complejas, lo que puede afectarnos más de la cuenta. Esto, porque el cerebro deja almacenada toda la información que percibimos a través de los órganos sensoriales, por ende, al sobrecargarnos con información negativa, surgen emociones displacenteras como ansiedad, miedo y angustia, que nos hacen sentir sobrepasados e impotentes.

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Por eso te recomendamos que te informes una sola vez al día y a través de fuentes fidedignas, para mantener tu mente despejada.

De igual manera, si vas a compartir información con otros, primero asegúrate que sea fehaciente y procura difundir mensajes positivos y esperanzadores. En la biblia podrás encontrar muchas promesas de Dios que cumplen con estos requisitos: son verdaderas, confiables y optimistas.

2. Planifica tus rutinas

Define tus prioridades y establece una rutina con horarios determinados para levantarte, para apoyar a tus hijos, para realizar los deberes del hogar, para trabajar, etc.

Las rutinas son muy importantes porque nos ayudan a construir ambientes más predecibles, con la consecuente sensación de certeza y seguridad. El hecho de percibir que a pesar del caos tenemos control sobre nuestros asuntos, contribuye a disminuir la secreción de cortisol, que es la hormona del estrés, y esto a su vez, fortalece el sistema inmunológico.

En definitiva, la planificación en base a rutinas nos ayuda a reducir la ansiedad.

3. Comparte en familia

El gran anhelo de quienes trabajan fuera del hogar es estar en casa para compartir con su familia. Ahora tenemos la oportunidad de disfrutar con los nuestros, incluso con las mascotas. Aprovecha este tiempo para compartir con tus seres queridos y descansar de los ritmos vertiginosos que implica desplazarse en las grandes ciudades.

Busca una instancia adecuada para compartir tus emociones y sentimientos en un espacio protegido, teniendo presente que todos somos diferentes y cada postura es igualmente válida. Lo importante es saber escucharse mutuamente, por eso evita ser autorreferente, minimizar la experiencia del otro y actuar con indiferencia.

4. Resguarda tu salud

Los seres humanos somos una unidad biopsicosocial, por ende, lo que ocurre en el cuerpo tiene un correlato en la mente y viceversa. Por eso es importante que dentro de tus rutinas consideres espacio para el ejercicio físico y tengas una dieta balanceada.

  • Ejercicio físico: mantente activo, busca rutinas de ejercicios en internet o aplicaciones. Al hacer ejercicio secretamos endorfinas, serotonina y dopamina que generan placer y satisfacción, entre otros beneficios. Por ende, mantenerte en actividad contribuirá a despejar tu mente, logrando además una sensación de bienestar.
  • Dieta balanceada: consume alimentos saludables y respeta los horarios de comida. Nutrir tu cuerpo saludablemente fortalecerá tu sistema inmunológico.

5. Comunícate con tus seres queridos

El distanciamiento social no debe transformarse en aislamiento emocional. Somos seres gregarios, por lo que necesitamos vincularnos afectivamente con otros.

Las personas que pierden conexión con otros están más propensos a padecer trastornos mentales. Contrariamente, el cuidado de los vínculos afectivos contribuye al bienestar emocional. Por eso, mantente conectado con tus seres queridos.

6. Confía plenamente en DIOS

Diversas investigaciones científicas han concluido que la fe en Dios mejora significativamente la calidad de vida de las personas, constituyéndose como un factor determinante para prevenir o mitigar enfermedades mentales. Asimismo, se ha comprobado su acción terapéutica, puesto que las personas que entregan sus cargas a Dios poseen mejores estrategias de afrontamiento, lo que se traduce en una disminución significativa de los síntomas y menor tiempo de recuperación.

De igual modo, se ha comprobado que el estudio sistemático de la Biblia y la oración reducen los niveles de norepirefrina y cortisol, lo que disminuye la sensación de estrés y sus consecuencias.

Por otra parte, investigaciones aseguran que la espiritualidad/religiosidad podrían tener efectos positivos sobre la salud mental a partir de mecanismos fisiológicos. Emociones tales como esperanza, amor y perdón, actúan por circuitos neuronales que se conectan con los sistemas inmune y endocrinos, por lo que las personas enfrentan los problemas con menor estrés, mayor conciencia y optimismo.

En conclusión, la principal recomendación es poner todo en las manos de Dios para que ÉL controle tu vida. No te preocupes más de la cuenta sobre cómo obtendrás todo lo que necesitas para vivir. En la Biblia el Señor Jesús dice: “Mas primeramente buscad el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas serán añadidas” (Mateo 6:33)