¿Cómo defines tu liderazgo?
El liderazgo cristiano no debe tener como objetivo los intereses personales. Debe tener propósitos divinos.
¿Cómo define usted su papel como líder? Es interesante observar la variedad de conceptos elaborados a lo largo del tiempo para responder a esa pregunta. Algunos son bastante conocidos en el contexto cristiano. Piense, por ejemplo, en la definición objetiva de Ken Blanchard y Phil Hodges, popularizada por John Maxwell: “Liderar es influenciar”.
Recordemos también la formulación de Christian Schwarz: “Liderazgo no es más que relacionarse, las relaciones entre el líder y las personas que son influenciadas por él”. O también, reflexione sobre la manera como Stephen Covey conceptúa el liderazgo: “Liderar es comunicar a las personas su valor y su potencial de manera tan clara que ellas terminen viéndolas en sí mismas”.
Lea también:
Ciertamente, esas y otras definiciones contribuyen a que tengamos una visión amplia sobre nuestra responsabilidad como líderes cristianos. Hace mucho tiempo estuve pensando sobre cómo puedo conceptuar liderazgo y vivirlo en mi realidad ministerial y llegué a la siguiente definición: “El líder cristiano es la persona que, capacitada por el Espíritu Santo, logra conectarse con el corazón de las personas, sirviéndolas y llevándolas a desarrollar sus dones y talentos que recibieron de Dios y a emplearlos en el cumplimiento de la misión designada por él”. Más allá de ese concepto, deseo llevarlo a pensar en los cuatro principios que fundamentan y tienen mucho sentido para mí.
- La base de nuestro liderazgo es espiritual. Aunque conocimiento y técnica son importantes, jamás deberíamos olvidar que la base de nuestro liderazgo es espiritual y está íntimamente unida al llamado que recibimos del Señor y al don concedido por él por intermedio del Espíritu Santo. Corremos el riesgo de que con el pasar de los años consideremos que la experiencia adquirida es suficiente para conducir la iglesia y alcanzar los objetivos que trazamos para ella. De esa manera, asimilamos un liderazgo carnal, adoptamos parámetros humanos de crecimiento y limitamos la acción de Cristo en su cuerpo visible en la Tierra. Siempre es oportuno recordar que no somos ejecutivos que tratan de expandir sus operaciones en la Tierra, sino pastores de un rebaño que debemos multiplicar para poblar el Cielo.
- La esencia de nuestro liderazgo es relacional. Actualmente, la palabra “tóxico” ha sido utilizada con frecuencia para describir la relación entre personas, inclusive en el ambiente eclesiástico. En la contra mano de esa experiencia nociva, considero fundamental conectarse con las personas por el corazón. Confianza, empatía, respeto, diálogo, transparencia y disposición para servir son factores fundamentales para que el líder se una al liderado, y crezcan juntos en santidad, efectividad y honra para la obra del Señor.
- La forma en la que lideramos tiene que ser intencional. Habiendo pasado por decenas de iglesias como miembro y pastor, observé la dificultad que muchas personas tienen de ser intencionales en sus esfuerzos. Pero, como líderes, no podemos permitir que eso suceda con nosotros. El Señor nos llamó para el ministerio “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (Efesios 4:12). Por lo tanto, debemos ser intencionales en el desarrollo de los miembros de la iglesia, de acuerdo con los dones y talentos que recibieron, a fin de que sepan claramente el papel que les fue designado por el Espíritu y para que estén listos para usarlo para gloria de Dios.
- El propósito de nuestro liderazgo es misional. Considerando el hecho de que el Señor conoce todo sobre nuestras motivaciones y nuestro trabajo, responda: ¿Cuál es el propósito real de nuestro liderazgo? Si no estamos en sintonía con Dios, estaremos tentados a trabajar de tal manera que usemos a las personas y estructuras en favor de la construcción de nuestro proyecto personal de religión, en detrimento de la expansión de la iglesia de Dios. Mantengamos en vista el hecho de que el reino y la misión son de él, y a él debemos dar la gloria. “porque lo que es más de esto, de mal procede” (Mateo 5:37).
¿Y en cuanto a usted? ¿Cuál es su definición de liderazgo cristiano?