“Pero cuando Timoteo volvió de vosotros a nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño, deseando vernos, como también nosotros a vosotros” (1 Tesalonicenses 3:6).

Un joven ve a una la chica de sus sueños en el subte de Nueva York y se “enamora a primera vista”. Intenta algún tipo de acercamiento a ella, pero el vagón está repleto. Luego de unos minutos logra abrirse paso entre la multitud; pero ella ha desaparecido. ¿Cómo encontrarla en una ciudad tan grande?

Esto fue exactamente lo que le sucedió a Patrick Moberg, un diseñador gráfico de 21 años, el 4 de noviembre de 2007 mientras viajaba de Manhattan a Brooklyn.

Empeñado en no perderla, Patrick abrió al día siguiente un sitio de Internet y pidió ayuda para encontrarla. Dibujó el rostro de la persona que le había robado el corazón y colocó el día y la hora en que la había visto.

Cuarenta y ocho horas después la había encontrado. La misteriosa desconocida se llamaba Camille Hayton, tenía 22 años y había venido de Australia empeñada en probar suerte como actriz.

Durante varias semanas, Camilla y Patrick recorrieron los principales programas de televisión y contaron su historia de amor a todo el planeta. Aún hoy se pueden encontrar miles de referencias a ellos en Internet.

Sin embargo, la relación sentimental entre ellos no prosperó. "Salimos unos dos meses, nada más. Creo que la situación fue tan intensa que nos unió, pero nos unió de una manera que uno podía fácilmente confundirse y pensar que era más romántica de lo que realmente era", comentó Camille en julio de 2008.

Esta historia engrosa la lista de miles de relatos de amores pasajeros, relaciones transitorias, simples atracciones visuales, y vínculos amorosos supuestamente firmes pero cimentados en la inestabilidad de las nuevas tecnologías y el mero sentimentalismo momentáneo. Así es el amor en el siglo XXI. Pero así, no debe ser el amor.

Para la cultura popular el 14 de febrero es el día de San Valentín, un sacerdote que se negó a aceptar la orden del emperador Claudio que decía que los jóvenes no debían casarse, ya que de este modo eran mejores soldados. Pero Valentín oficiaba matrimonios en secreto. Esto le costó su vida. Fue martirizado el 14 de febrero del 270 d.C.

En estas fechas, es preciso dejar de lado los pasajeros amores de subterráneo y sentar los cimientos en relaciones estables, sólidas y duraderas.

¡Qué rico es beber un jugo de naranja luego de una actividad deportiva! ¡Qué saludable es tomar una infusión sana y refrescante! Pero hay dos tipos de jugo de naranja. Podemos elegir un jugo de naranja instantáneo. Es fácil de hacer. Sólo hay que abrir el sobre y vaciar el polvo que este contiene en un vaso. Este jugo instantáneo es artificial y no muy nutritivo. No ensucia las manos de quien lo elabora, ni se usan otros recipientes.

Pero también podemos escoger un jugo exprimido. Es más complicado para hacer. Lleva su tiempo. Primero hay que seleccionar las naranjas. Luego hay que lavarlas, cortarlas y exprimirlas. El jugo exprimido te ensucia las manos y ensucia otros recipientes. Tal vez, en el proceso de fricción de la naranja, caiga jugo en el puño de tu camisa o te salte jugo sobre los ojos. Sin embargo, el resultado será un líquido elaborado, natural y nutritivo.

El abanico de amores virtuales y de subterráneos es tan accesible, común y práctico como el juego instantáneo. Pero el verdadero amor es sufrido, sustancial, elaborado y artesanal.