El personaje principal del libro de Apocalipsis
El libro de Apocalipsis, escrito por Juan, es una revelación sobre Jesucristo, citado docenas de veces. Es importante entender cómo se le presenta.
A lo largo de la historia cristiana, Apocalipsis ha despertado interés, curiosidad, dudas e incluso miedo ante las diversas figuras misteriosas presentadas: el dragón, la bestia con siete cabezas y diez cuernos, los cuatro jinetes y la ramera con un cáliz de vino. Entre otras figuras presentadas en este libro, hay una que tiene mayor incidencia e importancia. Es el personaje principal en el contexto de la victoria final sobre el poder del dragón y sus aliados.
En su introducción al libro, el apóstol Juan declara lo siguiente: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan” (Apocalipsis 1:1). En este texto, Juan comenta algo fundamental para la comprensión de este material. Lo que él escribe es la ‘revelación de Jesucristo’. ¿Estaría diciendo Juan que de Jesús proviene la revelación recibida o que Jesús sería el tema revelado en esta carta? Los dos. Para Juan, Jesús es el revelador (Apocalipsis 22:6) y lo revelado (Apocalipsis 1:4-6).
Jesús es el personaje central de Apocalipsis. El libro comienza con él (Apocalipsis 1:5-8) y termina con él (Apocalipsis 22:12-16). Hay 291 referencias en todo el libro a la persona de Jesús. Y encontramos 162 de ellas en los tres primeros capítulos. Además de eso, Jesús recibe cerca de 41 títulos diferentes que apuntan a verdades especiales acerca de su persona y obra en favor de los pecadores.
En este contexto, Apocalipsis 1:5 es un ejemplo interesante sobre los tres títulos de Jesús que merecen énfasis. Juan saluda a las siete iglesias de Asia con la gracia y paz de aquel que es “el Testigo fiel, el Primogénito de los muertos y el Soberano de los reyes de la Tierra”. En el primer título, la expresión ‘Testigo’ (μάρτυς), puede ser traducida como ‘mártir’. Y, en Apocalipsis, este vocablo siempre se usa en un contexto de énfasis en la muerte (Apocalipsis 1:5; 2:13; 3:14; 11:3; 17:6).
Primogénito y soberano
En cuanto al título Primogénito de los muertos, es importante recordar que el término ‘primogénito’ puede ser entendido no solo como ‘primer hijo’, sino también como aquel que tiene primacía o posición elevada (Éxodo 4:22; Jeremías 31:9; Salmo 89:27). Tenemos aquí una expresión que puede referirse a un título mesiánico (Salmo 89:27), encontrado nuevamente en Colosenses 1:18. El significado enfatiza la resurrección de Jesús (1 Corintios 15:23). Por último, la expresión Soberano de los reyes de la Tierra señala a la exaltación de Cristo sobre todos los reinos. Esto ocurre cuando Jesús es exaltado a la diestra de Dios (Hechos 2:33; 1 Pedro 3:22) e inicia su ministerio como sacerdote en el santuario celestial (Hebreos 8:1-2; 10:12; 12:2). Así, el término Soberano de los reyes de la Tierra tiene su énfasis en el ministerio celestial de Cristo.
De este modo, el mensaje de Apocalipsis es una continuación del relato de los evangelios. Él comenta sobre la muerte, la resurrección y continúa donde los evangelios terminan, en la ascensión de Jesús a los cielos[i] (Hechos 1:14). En su libro, Juan avanza y describe lo que ocurre en el cielo, esto es, el ministerio de Jesús en el santuario celestial.
Santuario en la estructura
La figura del santuario y sus rituales tiene un papel organizador en la estructura del último libro de la Biblia.[ii] Con la excepción del prólogo y el epílogo, la estructura literaria del Apocalipsis puede ser dividida en siete escenas introductorias relacionadas al santuario.[iii]
Cada escena introduce un conjunto particular de visiones descritas por Juan. En la primera escena, Jesús es presentado en vestimentas sacerdotales caminando entre siete candelabros de oro (Apocalipsis 1:9-20). En la segunda escena, vemos su entronización y la abertura de los sellos (Apocalipsis 4-5). En la tercera escena, el foco está en el ministerio intercesor de Jesús (Apocalipsis 8:2-5).
En la cuarta escena, el arca de la alianza trae a la mente del lector la figura de Jesús como sumo sacerdote que inicia el juicio investigador en el lugar santísimo del santuario celestial (Apocalipsis 11:19). En la quinta escena, él concluye el juicio investigador y a continuación tenemos la salida de los ángeles con las copas que contienen la ira de Dios (Apocalipsis 15:5-8). En la sexta escena, una multitud celebra la victoria divina y tenemos el anuncio de las bodas del Cordero (Apocalipsis 19:1-10). Finalmente, en la séptima escena la Nueva Jerusalén desciende del cielo y Jesús habita en medio de su pueblo haciendo nuevas todas las cosas (Apocalipsis 21:2-8).
En el Antiguo Testamento la presencia divina en el santuario era la garantía de redención. Así, el Apocalipsis está estructurado con base en el santuario para enfatizar la presencia de Jesús como una garantía de victoria en el clímax del gran conflicto. Y es por la presencia de Jesús que el pueblo de Dios vencerá al Dragón y a sus aliados en los últimos días de la historia de esta tierra.[iv]
El Apocalipsis no revela solamente los eventos que parecen horribles como la guerra del Armagedón, hambre, plagas, persecución y muerte. Los símbolos no deben distraer al lector de lo que es esencial: “[…] cualquiera que sea el contenido del tema que se presente, elevad a Jesús como el centro de toda esperanza […]”.[v] ¿Ha sido Jesús el centro de todas sus esperanzas?
Artículo escrito por Natan Lima en coautoría con el titular de la columna.
Referencias
[i] STEFANOVIC, Ranko. Revelation of Jesus Christ: commentary on the book of revelation. Berrien Springs, MI: Andrews University Pess, 2002. p. 66
[ii] PAULIEN, Jon K. The deep things of God. Hagerstown: Review and Herald, 2004. p. 124
[iii] SYMPOSIUM on Revelation: introductory and exegetical studies: book 1. Edição de Frank B. Holbrook. Hagerstown: Review and Herald, c1992. v. 6. p. 112-115, 187-188.
[iv] DORNELES, Vanderlei. Pelo sangue do cordeiro: a vitória do remanescente na batalha final. Tatuí – SP: Casa Publicadora Brasileira, 2015. p. 38
[v] WHITE, Ellen G. Testemunhos para ministros e obreiros evangélicos. Tradução de Renato Bivar. 4.ed. Tatuí – SP: Casa Publicadora Brasileira, 2010. p. 118. [NT: Testimonios para la iglesia, T. 6, p. 69]