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El Reino tiene una comunidad: la iglesia

Lo que necesitas entender sobre la iglesia, sus desafíos y su importancia porque es una comunidad en el reino de Dios, con problemas, pero amada por el Señor.


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Las comunidades religiosas tienen un papel importante en el desarrollo de sus miembros. (Foto: IASD)

Ningún súbdito del Rey está autorizado a pensar lo que bien entiende sobre la comunidad del Reino: la Iglesia. Es parte de la lealtad al Rey ser leal a su comunidad, sin menospreciarla, pues “Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25).

Pero es nítida la imposición de algunos con su propia familia. Aparentemente, hablar mal de la Iglesia se transformó en una señal (un shibolet) para ser considerado una persona inteligente y señalar virtud en algunos círculos, a pesar de que no haya rigor en el fundamento de la crítica freestyle.

La Biblia es el parámetro

El hecho es que la Iglesia no es solo un fenómeno sociológico. Es más que eso. Su origen y su destino no pueden explicarse por medio de Weber, Durkheim y Marx. No es una alienación para soportar el dolor, ni un mal necesario que un día será superado. Sin abrir la Biblia, es difícil hablar sobre la Iglesia.

Bíblicamente, es una comunidad (no tiene sentido decir “la Iglesia soy yo”; la “Iglesia de Dios”), comprada con “su propia sangre” (Hechos 20:28) e investida de autoridad (Mateo 18:17-18). Es la “columna y baluarte de la verdad” (1 Timoteo 3:15), y por medio de ella Dios muestra al Universo su “multiforme sabiduría” (Efesios 3:10). Ese es un tema bíblico, una creencia fundamental de la Iglesia Adventista (Creencia 12), y debe ser tratada en esos términos.

¿Y los defectos?

¿Hay espacio en la Iglesia para la autocrítica y la exhortación? Sí, pero no de cualquier manera ni con cualquier espíritu. La autocrítica bíblica es diferente al desprecio. La Biblia previó y describió problemas desde el inicio, pero también proveyó todo lo que necesitamos para corregir los rumbos.

Si está desfigurada y sucia, Jesús la limpia y alimenta (Efesios 5:25-32), y no evita asociarse con ella. Por eso, la opción “yo amo a Jesús, pero odio la Iglesia” no existe: ella es el cuerpo de Cristo, Jesús todavía es perseguido cuando persiguen su Iglesia, y muchos de los que se dicen seguidores de Jesús y súbditos de su Reino se olvidan de eso: “Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:4).

El idealismo intolerante con relación a personas y comunidades y el espíritu juzgador son características de la fe inmadura (J. Fowler, Estágios da fé). El romántico idealista termina aprendiendo que el matrimonio real tiene dificultades. Lo mismo ocurre con los cristianos hipersensibles que necesitan recalibrar sus expectativas irreales sobre la Iglesia. Todos nosotros contribuimos a las fallas que encontramos en ella, de alguna forma. Como dice en el libro Creencias de los Adventistas: “La gloria y el esplendor de la iglesia solo se verán cuando Cristo regrese”.

Elena de White reconoce que hay “males en la iglesia”, y que existirán “hasta el fin del mundo”, pero “La iglesia, debilitada y deficiente, que necesita ser reprendida, amonestada y aconsejada, es el único objeto de esta tierra al cual Cristo concede su consideración suprema” (Consejos para la Iglesia, p. 432). Dios “llamará a cuenta a todos aquellos que ayuden a Satanás en su obra de criticar y desalentar” (Consejos para la iglesia, p. 449).

La mujer (en el sentido profético, o sea, la Iglesia) que se escondió en el desierto durante siglos, tuvo que enfrentar enemigos externos e internos: lobos rapaces y falsos maestros motivados “por la avaricia” (2 Pedro 2:3); según Hechos 20:29-30; 1 Timoteo 4:1). Entonces, las críticas que vienen de afuera no siempre son “piedras que claman”, y las críticas que vienen de adentro no siempre son “exhortación”.

El destino de la Iglesia es glorioso, como enseñó el padre Joe (personaje del libro Wheat that Springeth Green):

“Este es un barco grande y viejo, Bill. Rechina, se balancea, se sacude y a veces da ganas de vomitar. Pero llega a destino. Siempre llegó, siempre llegará, hasta el fin de los tiempos. Con o sin usted”.

Vea el video sobre la creencia número 12 sobre la iglesia:

https://youtu.be/o__P-ydC46U

Isaac Malheiros

Isaac Malheiros

Intertexto

Respuestas teológicas para la caminada espiritual

El pastor está casado con la profesora Vanessa Meira y es padre de la pequeña Nina Meira. Desde 2005 actuó como pastor en el área educativa, como capellán y profesor; le gusta enseñar y leer e interpretar la Biblia. Actualmente, es pastor de universitarios y profesor del Instituto Adventista Paranaense (IAP). Es doctor en Teología (Nuevo Testamento), tiene una Maestría en Teología (Estudios de texto y contexto bíblicos), especialista en Enseñanza Religiosa y Teología Comparada.