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Los niños y el real sentido de la Navidad

Recordar el nacimiento de nuestro salvador Jesús, en familia, es un momento marcante en la vida de los niños.


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Recordar el nacimiento de Jesús trae alegría y esperanza para los hijos de Dios. (Foto: Shutterstock)

A lo largo del año hay diversas fechas que permiten que la familia se reúna, construya relaciones y marque la vida de sus integrantes de manera muy especial. Algunas de ellas pueden ser: vacaciones, cumpleaños, aniversarios, fiestas de final de año, etc.  Si en esos momentos prima el amor, la alegría, el agradecimiento, se fortalecerá la unión familiar permitiendo perpetuar un sentimiento de pertenencia, de un legado y tradiciones familiares únicas que los hijos llevarán a las próximas generaciones. 

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Recordar el nacimiento de nuestro salvador Jesús junto a la comunidad cristiana, es un momento marcante en la vida de muchas familias. Tristemente, muchos adultos y niños cristianos asocian esta fecha a un significado equivocado. 

¿Será que estamos enseñando el verdadero sentido de la Navidad? ¿A quién honramos y glorificamos: a Jesús o a nosotros mismos? 

“En vista de que el 25 de diciembre se observa para conmemorar el nacimiento de Cristo, y en vista de que por el precepto y por el ejemplo se ha enseñado a los niños que es en verdad un día de alegría y regocijo, os resultará difícil pasar por alto esa fecha sin dedicarle cierta atención. Es posible valerse de ella con un buen propósito.” (Elena de White, HC, pág. 435)

La Navidad es Jesús, pero ¿cómo enseñarlo?

Recordar el nacimiento de Jesús trae alegría y esperanza para los hijos de Dios. ¡Hay tantas lecciones espirituales que podemos enseñar a los niños que no se restringen a una época del año! Y es deber de los padres cristianos contrarrestar las influencias y prácticas del mundo, enseñando y haciendo de las verdades bíblicas el centro de la experiencia espiritual familiar. La forma en que eso sucede en cada familia es única, pues depende de muchos factores, pero quería compartir algunas consideraciones que he puesto en práctica con mi familia:

- La forma de darle el verdadero sentido a la Navidad comienza mucho antes que los hijos nazcan. Comienza con la pareja, que trae en su experiencia tradiciones familiares y decide cuales seguirá practicando, cuales no y cuales podrían crear juntos. Dediquen tiempo a conversar la manera en que esas costumbres familiares pueden impactar positiva o negativamente en la vida espiritual de la familia. 

- Cuando los niños son pequeñitos, su mente es muy receptiva a las verdades bíblicas y el hecho de que el protagonista de la historia de Navidad es un bebé hace que sea realmente especial. Cuando la historia se convierte en una experiencia sensorial perdura en el corazón y en su memoria, por eso es fundamental utilizar recursos audiovisuales para enseñarla. Utiliza libros, músicas, juguetes que permitan interactuar con la historia. ¡Los niños aman tanto al bebé de la historia como a los animales, los ángeles y todos los detalles que la hacen tan maravillosa!  

- A medida que los niños crecen, comienzan a ver que el mundo no es todo lo que mamá y papá enseñan, que hay otras familias que celebran la Navidad de manera diferente o que no la celebran. Sé respetuoso con las costumbres ajenas y permite que el diálogo en familia sea una oportunidad para conversar con los niños sobre el porqué de hacer o no, de participar o no, de ciertas costumbres. 

- Valores como la gratitud, la generosidad, el amor, la alegría, deben ser enseñados y desarrollados todo el año y no solo en fechas especiales. La educación espiritual de los niños exige dedicación y cuidado en cada momento del día, así como lo dice Deuteronomio 11:18-19. Pero considerando que no solo la comunión forma parte del desarrollo espiritual familiar, estas fechas pueden ser una excelente oportunidad para desarrollar la misión y el relacionamiento con otras personas que están con el corazón sensible para escuchar sobre Jesús. Por eso, involucra a tu familia en proyectos solidarios, ya sean de la iglesia como “Más amor en navidad” o en acciones familiares que ayuden a los niños a desarrollar el amor y la preocupación por el prójimo. 

- Para muchos niños la Navidad es sinónimo de regalos porque para muchos adultos, el centro de la Navidad son los regalos. En el libro El hogar cristiano, de Elena de White leemos este sabio consejo: "Está bien que nos otorguemos unos a otros pruebas de cariño y aprecio con tal que no olvidemos a Dios, nuestro mejor Amigo. Debemos hacer regalos que sean de verdadero beneficio para quienes los reciban." (Pág. 435-436). Cuando estudiamos junto a los niños sobre el contexto del nascimiento del bebé Jesús, los ayudamos a entender que el lujo y la ostentación no tuvieron lugar allí y que los regalos fueron para Jesús. Ayuda a tus hijos a entender que cuando somos generosos y solidarios con otras personas, es como si lo estuviéramos haciendo con Jesús. (Mateo 25, 31-46) ¿Por qué no hacer sentir especiales a nuestros hijos a través de regalos en otros momentos del año? 

Para muchas familias estos días se viven con mucha alegría. Aprovecha a cantar himnos que nos recuerden este acontecimiento tan especial, incentiva a tus niños a participar de programaciones de la Iglesia sobre el nascimiento de Jesús, preparen juntos tarjetas con mensajes bíblicos que exalten a Jesús y regálenlas a familiares y amigos, busquen maneras de ser generosos y solidarios, realicen actividades para desarrollar la gratitud, ¡reflexionen sobre esta maravillosa historia que nos trae esperanza!  Y en tu familia, ¿cómo haces para enseñar a tus niños el real sentido de la Navidad?


Para ampliar este tema, consulta www.adventistas.org/es/fechas-especiales/navidad/

Cuca Lapalma

Cuca Lapalma

Construyendo el futuro

Porque el futuro de nuestra sociedad, los niños de hoy, está en nuestras manos.

Licenciada en psicopedagogía, dejó su trabajo en gabinetes escolares para dedicarse a cuidar de sus pequeños hijos. Administra una página web con recursos digitales para maestros de Escuela Sabática de niños; además de un canal en YouTube destinado a fortalecer la vida espiritual familiar, denominado: Como la brújula al polo.