Como abordar temas difíciles en familia
Responder de forma clara y coherente a las preguntas de los niños sobre diversos asuntos es fundamental para el desarrollo de su personalidad y carácter.
A medida que los niños crecen y como resultado de la interacción con otras personas y situaciones, surgen preguntas que tienen respuestas complejas o difíciles. Difíciles por la capacidad de comprensión según la edad del niño, o difíciles porque tocan temas sensibles a la moral y a la ética.
No hace falta ver las noticias para entender lo convulsionado que está el mundo, mostrando al mal como normalidad y promoviendo antivalores. Nosotros y nuestros niños vivimos en ese mundo y ellos tienen preguntas que debemos responder. Si bien los papás tienen una responsabilidad importante en promover momentos de reflexión, los espacios de conversación en la iglesia también son necesarios.
¿Por qué es importante abordar temas difíciles?
-Porque los niños sienten curiosidad natural sobre determinados temas. Ellos merecen información correcta y si no se las damos, la curiosidad los llevará a buscar respuestas en otro lugar con el riesgo de encontrar información distorsionada, incompleta o incorrecta.
-Porque al conversar, los adultos podemos escuchar cuales son las dudas reales del niño y así saber dar respuestas adecuadas según la situación. No todos necesitan saberlo todo, a veces, se debe "dosificar" la profundidad de la información en función de la capacidad de comprensión del niño.
-Porque, aunque no pregunten, debemos generar momentos para confrontar los propios ideales y valores. En la vida, tarde o temprano, ellos u otras personas cuestionarán las creencias y valores aprendidos en la infancia. Es necesario e importante para el desarrollo del carácter y la propia identidad.
-Porque al conversar de las preocupaciones y desafíos, los niños pueden reconocer que hay interés de parte de los adultos de escucharlos y comprenderlos. Esto fortalece la relación entre ambas generaciones.
-Porque necesitamos educar a los niños a cuestionar. Puede parecer controversial pero frente a la realidad del mundo, ellos necesitan posicionarse del lado de la verdad con información correcta y son los adultos quienes debemos proveerla en esta etapa de formación. No queremos niños “sumisos” que puedan ser fácilmente seducidos por las teorías e ideologías del mundo.
¿Qué habilidades debe tener el adulto que aborda temas difíciles?
Ya sea que papá, mamá, la abuela o un líder de iglesia que esté en contacto con los niños, aborde una conversación de un tema difícil, es necesario algunas habilidades que favorezcan un ambiente distendido y agradable. Algunas de ellas son:
-Calidez. Tanto el espacio físico, el clima emocional y el tiempo disponible para conversar deben tenerse en cuenta. A veces se demora para llegar a “ese momento” en que la conversación realmente se torna significativa, y si se debe terminar rápido para seguir con otra actividad, eso puede impedir la tan necesaria devolución por parte del adulto para direccionar la conversación a los puntos que deben ser abordados. Para muchos papás que han pasado por esto, les ha resultado mas fácil conversar durante un paseo al parque, una caminata juntos, una salida a tomar un helado que sentarse frente a frente y decir “tenemos que hablar”. Forzar una conversación “difícil” no ayuda mucho a fortalecer el vínculo entre adulto-niño.
-Confianza y amor. ¿Contarías tus preocupaciones a alguien en quien no confías? Difícilmente. Por eso el adulto que dirija estos momentos de conversación, debe tener afinidad con el niño o grupo (si fuera en la iglesia) y una real preocupación por ellos. Recordemos que el niño debe hablar de preocupaciones que muchas veces van en contra de nuestros principios y creencias, temas delicados que los afectan profundamente. A su vez el adulto no puede salir contando a todos lo que conversaron. Debe premiar la confianza del niño con confidencialidad (a menos que la integridad de alguien esté en peligro).
-Escucha activa. Este espacio es primeramente para escuchar, despojándonos de nuestros prejuicios y preconceptos de adultos. Dejar que el niño se exprese abriendo su corazón con sus dudas y cuestionamientos, es fundamental para saber cual es su realidad y luego saber hacia donde debemos direccionar la conversación.
-Seriedad y respeto. Ya sea antes o después de escuchar al niño, como adultos debemos abordar los temas con la seriedad que se merecen. Asuntos como la sexualidad, el abuso, el bullying, el aborto, etc. deben ser trabajados no sólo con información correcta sino con una actitud respetuosa ya que todos ellos afectan a personas, personas que tienen sentimientos, personas por quienes Jesús murió en la cruz. Tal vez lo que el niño diga pueda no gustarte, pueda ser “incorrecto” moral o éticamente, pero eso no exime que se manifieste respeto por parte del adulto. Si censuras fríamente, lo que conseguirás es que ese niño se cierre y no dé su opinión o comentario en una próxima ocasión.
-Humildad. A veces necesitamos reconocer que no tenemos todas las respuestas y eso no nos hace malos padres o líderes. Cuando surge alguna inquietud de la cual no tienes suficiente información o base para justificar tu posición, es mejor decir que no sabes pero que te encargarás de conseguir esa respuesta, a decir algo que no corresponde.
-Espiritualidad. Quizá es lo mas obvio, pero debo recordarlo. Quienes estamos en contacto con niños debemos estar comprometidos con la salvación de ellos. Tenemos que querer imitar a Jesús cada día, siendo verdaderos modelos de cristianismo. Los niños tienen la gran capacidad de detectar las incoherencias entre lo que decimos que “se debe hacer” y lo que realmente somos. ¡Que nuestra vida sea nuestra mayor predicación!
Debemos reconocer que a veces, tenemos dificultades para abrir esos espacios de dialogo: nuestras inseguridades, temores y desconocimientos o también las propias experiencias difíciles de la vida que se hacen presente cuando tenemos que tocar ciertos temas, son una barrera, que a veces, quisiéramos evitar saltar. Sin embargo, existen algunas estrategias que pueden ayudarnos a abordar temas díficiles con los niños y en el siguiente artículo puedes leer más al respecto: