Mientras pasaba unas semanas en una reunión de oración en los Estados Unidos, por el congreso mundial de la Iglesia Adventista, comencé a percibir que algo “extraño” estaba pasando esos días. Nuestra sala se llenaba cada día más y eran tantas las personas que venían a la sala de oración que ya no entraban. Algunos de ellos se reunían fuera del recinto, en grupos, para orar. Multitudes eran atraídas.

Cierto día una colega me contó que una de sus amigas cercanas, devota de Dios, organizó una reunión de oración en una ciudad de Alemania. Los primeros días solo unas cuantas personas que se podían contar con los dedos llegaban a orar, hasta que ella decidió pasar la noche orando, buscando respuestas de Dios, y él se las dio. La siguiente semana eran tantos los que venían a las reuniones de oración que la sala quedó reducida, e incluso tuvieron que alquilar una más grande.

Hace unos seis meses atrás conversaba con una amiga que había sido llamada para organizar una reunión de oración en Arkansas, Estados Unidos. Lo que me dijo me dejó sorprendida. Me contó que mientras oraban más personas comenzaron a llegar y sentían la presencia de Dios en medio de ellos. La mayoría daba voces de alabanza a Dios.

Volviendo a la reunión de oración a la cual asistí en los Estados Unidos grande fue mi sorpresa cuando jóvenes de diversos países venían en busca de la dirección divina, colocando sus vidas al servicio de Dios. Una de las jóvenes, que venía desde Francia a participar del congreso mundial, expresó estar completamente convencida de que Dios estaba llamándola para cumplir una misión en algún lugar del planeta. Otro joven que asistió a nuestras reuniones contó que mientras pasaba por la sala de oración no tenía intención de ingresar en primera instancia, pero mencionó que oyó una voz en su mente diciéndole que tenía que entrar a orar al recinto, cuando entró nadie imaginó que su vida cambiaría para siempre.

Esa es solo la punta del iceberg de los muchos testimonios que ya oí y leí. Dicen que para muestra un botón. A inicios de este año 25 familias fueron enviadas a compartir su fe a lugares con o sin presencia cristiana. La mayoría exponiendo sus vidas a la muerte, pero con el deseo de dar a conocer a otros su esperanza. Al salir de aquí en ninguno de los rostros de esos misioneros se notaba tristeza o temor, sino alegría y emoción. Fue algo ejemplar e increíble. Dejar todo por cumplir la misión que Jesús dejó en Marcos 16:15: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.

La razón

¿Qué está sucediendo en el mundo? ¿Qué impulsa a miles de personas, en especial a jóvenes, a dejar sus comodidades e ir a tierras lejanas, o en su misma región, a compartir el amor de Jesús? La Biblia dice en Hechos 1:8 “Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (NVI). Investigando llegué al Comentario Bíblico Adventista (CBA) donde explica el contexto de la palabra ‘Poder’ diciendo que Lucas, autor del libro de Hechos, se refiere al “poder” sobrenatural recibido por aquellos que tienen el Espíritu Santo. Sigue explicando que este poder es para testificar, pues viene de adentro, proclama el evangelio y lleva a otros a Dios.

En relación a la palabra ‘Confines’, el CBA declara que en contraste con la orden de Cristo cuando envió a los doce la primera vez, esta obra debería ser universal, no nacional. Este fue el comienzo de la obra global que Lucas menciona en Hechos y que llevaría a la conclusión de la obra y Jesús regresaría.

No yendo muy lejos mientras conversaba con la coordinadora asistente del Servicio Voluntario Adventista de la Iglesia en Sudamérica, Yvonne Kern, me informó que en los últimos cuatro años más de 500 jóvenes sudamericanos han dejado sus países para ir a algún lugar del mundo a cumplir la misión que Cristo nos dejó. ¿No es sorprendente ver que miles de personas están siendo llamadas por el poder del Espíritu Santo a ir lejos de sus tierras con el mensaje de los tres ángeles? Algunos como los jóvenes de Misión Caleb lo hacen en su país o región. Podemos ver claramente que mientras que el mundo cae con rapidez a un profundo abismo, una iglesia se está levantando para decir que hay esperanza en medio del dolor y la desesperación, a través de sus misioneros voluntarios. ¡A eso es lo que llamo un reavivamiento espiritual! ¡Y lo mejor está por venir!

Si usted se siente llamado a cumplir la misión bíblica en su barrio, país o en algún lugar de la Tierra comparto algunas opciones en las cuales puede inscribirse y participar. Es tiempo de unirnos a este despertar y llenos del Espíritu Santo, salir a cumplir la misión dada por el mismo Dios.

• Servicio Voluntario Adventista
• Misión Caleb
• Un Año en Misión

¡Buen viaje y éxitos en la misión!

Vea un ejemplo de misión en video.