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Redescubriendo el sábado en tiempos de pandemia

El sábado es un día separado para adorar a Dios, testificar e intensificar las acciones en favor de otros.


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El sábado es un día separado para adorar a Dios, testificar e intensificar las acciones en favor de otros (Foto: Shutterstock).

Estamos llegando a los seis meses en aislamiento social enfrentando el COVID-19. Pasé los primeros sábados intentando “encontrar” el día santo y separado en algún rincón del departamento donde estábamos. No veía razón para cambiarme de ropa y sentarme frente a la TV para presenciar un culto. No me sentía rindiendo culto a Dios de esa forma. El problema no estaba en la forma, en el buen uso de los recursos y de la tecnología que tenemos para eso: el problema estaba en mí.

Fue la dificultad que enfrenté de sentirme “guardando” y santificando el séptimo día en ese escenario, de sentirme adventista, principalmente durante los sábados, en ese período de la historia de la humanidad en que estamos viviendo.

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Con el tiempo, comencé a darme cuenta de que mi adventismo todavía estaba demasiado restringido a asistir a la iglesia ese día. ¿Ya se encontró pensando “cuando no voy a la iglesia, para mí no es sábado? Algo así. Ante eso, fue creciendo una incomodidad dentro de mí y con ella el deseo de reencontrar el Día del Señor en su esencia, aunque en lockdown. Tuve que volver a cavar más hondo dentro de mí en oración, mirando lo que el sábado representa en mi vida y en mi compromiso con Dios en nuestra misión/propósito/jornada en esta tierra.

El significado y la observancia del sábado es uno de los asuntos principales que ha “incomodado” a muchos y muchos cristianos sinceros que buscan en su caminata de fe seguir y obedecer a Dios de manera íntegra, construyendo y manteniendo su base en la Palabra. Una situación todavía más latente entre los recién convertidos que al aceptar a Jesús como Salvador personal, siguen en su caminar espiritual y se han deparado con el sábado bíblico sin una referencia cristiana a su alrededor.

Ellos buscan respuestas, confirmaciones y deberían encontrar en nosotros, los adventistas del séptimo día, una referencia de la existencia, significado, literalidad y cumplimiento del cuarto mandamiento de Dios; reafirmado y demostrado por Cristo cuando anduvo por aquí.

El sábado en la Biblia

Es un asunto que se presenta cada vez más entre buena parte de las personas que Dios ha puesto en mi vida; demuestra nuestra obediencia a Dios y sus preceptos eternos escritos en las tablas de piedra. A la luz de la Biblia, los cuatro aspectos a continuación me han ayudado a dar un nuevo significado a ese día y a presentar las buenas nuevas del evangelio a través de lo que el sábado representa en mi vida.

1) Preparación: conocer, recordar y planear.
2) Adoración: exaltar, obedecer y reconocer a Dios como Creador y Redentor.
3) Hacer el bien al prójimo en nombre de Dios, movido por Dios, de forma práctica.
4) Descanso: dejar a un lado todo lo que puede desviar nuestra mente de la adoración y de hacer el bien, y descansar en él.

En cada oportunidad que Dios me ha dado de vivir el sábado en su esencia y de testificar de él a alguien, este día sagrado me ha dado un mayor sentido a mi vida, pues nosotros somos la Iglesia de Dios y “donde dos o tres estén congregados en su nombre, él estará allí” (Mateo 18:20).

Creo que viví el período más tenso de esta pandemia en Brasil, de marzo al final de julio, cuando regresamos a Egipto. El sábado, parte esencial de nuestra identidad en el mundo cristiano, continúa siendo objeto de reflexión y con un nuevo significado en mi vida. Como adventistas del séptimo día, el sábado nos define, nos distingue, abre caminos y oportunidades de cumplir la misión de manera práctica y transformadora.

Vivir la plenitud del sábado depende mucho más de nuestra comprensión y aceptación de lo que representa ese día creado y separado por Dios para su pueblo desde el principio y por toda la eternidad.

¿Qué ha hecho usted del sábado en este período tan peculiar que estamos viviendo, además de intentar reproducir el “ir a la iglesia” en su casa o de su casa?

Ana Paula

Ana Paula

Misión y voluntariado

Hasta dónde llegan las personas que se colocan en manos de Dios para servir en la misión de predicar el evangelio

Periodista y escritora, fue voluntaria en Egipto entre 2014 y 2015, donde vive actualmente con su esposo, Marcos Eduardo (Zulu), y sus hijas, María Eduarda y Anna Esther. Es autora del libro Desafio nas Águas: Um resgate da história das lanchas médico-missionárias da Amazônia (CPB).