Si usted nunca había oído hablar de la aplicación Zoom antes de la pandemia, seguramente está entre los millones de personas que comenzaron a conocerlo y utilizarlo con cierta frecuencia en los últimos meses.

El Zoom pasó de diez millones de usuarios por día, en diciembre de 2019, a trescientos millones de usuarios por día en abril¹ de este año, cuando las políticas de aislamiento social estaban siendo ampliamente difundidas y seguidas en todo el mundo. Tengo amigos que llegaron a pasar de siete a ocho horas por día en reuniones, encuentros, capacitaciones, cursos y seminarios “vía Zoom” en los primeros meses de distanciamiento.

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Después de aproximadamente siete meses, buena parte de nosotros ha luchado contra el relajamiento de las medidas de seguridad y los cuidados necesarios para nuestra protección y la protección de los más vulnerables. El distanciamiento social todavía es importante y deseable, especialmente en Sudamérica y donde vivimos, aquí en Egipto. Muchas empresas se reinventaron, se redescubrieron y también surgieron en ese escenario que estamos viviendo.

Hace un tiempo comencé a reflexionar y orar sobre cómo sería mantener contacto con las personas que amamos donde vivimos, con los que Dios colocó en nuestro camino para andar juntos, para ser un apoyo, ser un hombro amigo, ser un refugio, y dar testimonio de él.

Un mundo en cambios

Muchos de nosotros estuvimos sobrecargados por un tiempo y queríamos volver a distanciarnos de las videoconferencias (tal vez esa sensación todavía continúe). Pero con el tiempo, fuimos encontrando un equilibrio en la forma de la utilización de esas herramientas digitales tan útiles. También necesitamos reinventarnos, y la proximidad virtual, si es que podemos llamarla así, ha sido un camino para continuar nutriendo la fe y el cariño por las personas que son parte de nuestra trayectoria en este mundo.

Ningún contacto virtual sustituye el calor humano, la importancia de la presencia física, es verdad. Si Dios quiere, pronto tendremos mejores condiciones y volveremos a abrazarnos sin tantas restricciones y recelos. Muchos ya consiguieron ajustarse para encontrar personalmente algunos amigos aquí, otros allí, pero la cercanía es otra y el distanciamiento continúa.

Estamos viviendo los últimos meses de 2020. Tenemos esperanza de que la vacuna llegue pronto, pero ese pronto puede todavía llevar algunos meses más. Mientras ese día no llega, manténgase “cerca” virtualmente, permita que Dios lo siga usando. Cultive sus amistades, continúe encontrando formas de testificar las bendiciones de Dios en su vida. Use todas las herramientas disponibles que usted pueda para acortar esa distancia momentánea que nos separa.

Contacto virtual, efecto real

Use Internet, su celular, sus redes sociales de manera intencional, sincera y genuina. No estoy hablando de transformarse en un “influencer de evangelio”, ese es otro campo de actuación al que muchas personas han apostado y son realmente usadas por Dios con un alcance cada vez mayor. Hablo de sus relaciones directas con personas hasta entonces cercanas a usted.

¿Ya oró con alguien o se juntó con amigos para orar virtualmente durante la pandemia? Sin contar las programaciones virtuales de su iglesia. Por aquí transformamos nuestro grupo pequeño de adoración semanal y estudio de la Palabra en casa en un encuentro de oración más cortito los domingos por Zoom.

De cierta forma, nos estamos acostumbrando a “sentir” el calor humano a través de un mensajito por WhatsApp, una llamada más distendida o una videollamada. Mientras estamos físicamente distanciados en este momento en el que vivimos en el mundo, las personas están más dispuestas que nunca a escuchar de Dios y acercarse a él a través de una pantalla.

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Referencias:

1 NOGUEIRA, João Gabriel. Zoom celebra dos trillones de minutos de videoconferencias en abril de 2020. Mundo conectado. Disponible en:

<https://mundoconectado.com.br/noticias/v/13949/zoom-comemora-2-trilhoes-de-minutos-de-videoconferencias-em-abril-de-2020> Ingreso el 3 de junio de 2020.