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Sobre epidemias, pruebas y crisis

¿Cuál debe ser la postura del cristiano en momentos de dificultades? Entienda como la confianza en Dios es una herramienta fundamental.


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Inspirada por Dios, Elena de White presentó un panorama de las crisis que asolarían al planeta y la vida humana del futuro (Foto: Shutterstock).

 

Estamos viviendo días de preocupación por causa del nuevo coronavirus. Pienso que será oportuno reflexionar en familia sobre este asunto, a fin de concientizarnos de la seriedad de los días en los que vivimos. Es más: es momento de fortalecer nuestro conocimiento de la voluntad de Dios y de solidificar nuestra confianza en él.

Por eso hice esta pequeña compilación de textos de la escritora Elena de White para leerlos en familia. Aprovechemos el momento de cuarentena para profundizar el diálogo y nuestra preparación para los días de pruebas que en algún momento vendrán con mayor intensidad. Lean las citas y conversen sobre ellas. Si hubiera niños menores en casa, explíquenles en palabras sencillas lo que significa todo esto.

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En los tiempos finales habrá epidemias, plagas, hambre y guerras 

“En las escenas finales de la historia de esta tierra, la guerra prevalecerá. Habrá epidemias, mortandad y hambre. Las aguas del abismo rebasarán sus límites. Incendios e inundaciones destruirán la propiedad y la vida. Debiéramos estar alistándonos para las mansiones que Cristo ha ido a preparar para los que lo aman” (Eventos de los últimos días, p. 24).

¿Por qué el mundo recibe epidemias y otras cosas no comunes? 

“Ya el Señor ha permitido que algunas gotas de las copas de la ira de Dios cayeran sobre tierra y mar, las cuales afectaron los elementos del aire. Las causas de estas condiciones anormales están siendo investigadas, pero en vano”.

“Dios no ha impedido que los poderes de las tinieblas hagan su obra mortífera de viciar el aire, una de las fuentes de vida y alimento, con elementos mortíferos. No sólo ha sido afectada la vida vegetal, sino que el hombre mismo sufre de pestilencia...

“Estas cosas son el resultado de gotas de las copas de la ira de Dios que caen sobre la tierra, y son pálidas representaciones de lo que acontecerá en el cercano futuro” (Mensajes Selectos, p. 446).

La necesidad de higiene

“El descuido del aseo inducirá dolencias. La enfermedad no se presenta sin causa. Han ocurrido violentas epidemias de fiebre en aldeas y ciudades que se consideraban perfectamente salubres, y resultaron en fallecimientos o constituciones destrozadas. En muchos casos las dependencias de las mismas víctimas de esas epidemias contenían los agentes de destrucción que transmitían a la atmósfera el veneno mortífero que había de ser inhalado por la familia y el vecindario. Asombra notar la ignorancia que prevalece con respecto a los efectos de la negligencia y la temeridad sobre la salud” (El hogar cristiano, p.18).

¿Cuál debería ser nuestra actitud ante toda prueba? 

“Para toda prueba Dios tiene deparado algún auxilio. Cuando, en el desierto, Israel llegó a las aguas amargas de Mara, Moisés clamó al Señor, quien no proporcionó ningún remedio nuevo, sino que dirigió la atención del pueblo a lo que tenía a mano. Para que el agua se volviera pura y dulce, había que echar en la fuente un arbusto que Dios había creado. Hecho esto, el pueblo pudo beber y refrescarse. En toda prueba, si recurrimos a él, Cristo nos dará su ayuda. Nuestros ojos se abrirán para discernir las promesas de curación consignadas en su Palabra. El Espíritu Santo nos enseñará cómo aprovechar cada bendición como antídoto contra el pesar. Encontraremos alguna rama con que purificar las bebidas amargas puestas ante nuestros labios” (El ministerio de curación, 191).

¿Qué debemos hacer para enfrentar las epidemias y enfermedades?

“Cuanto más sencilla y naturalmente vivimos, tanto más estaremos capacitados para resistir la epidemia y la enfermedad. Si nuestros hábitos son buenos y el organismo no está debilitado por la acción antinatural, la naturaleza nos proveerá todos los estímulos que necesitamos” (La temperancia, p. 141).

¡Necesitamos estar cerca de Dios!

“Podemos mantenernos tan cerca de Dios que en cualquier prueba inesperada nuestros pensamientos se vuelvan hacia él tan naturalmente como la flor se vuelve hacia el sol” (El camino a Cristo, p. 100).

¡En estas horas la fe en Dios es esencial!

“En las horas más sombrías, en las circunstancias más amedrentadoras, el creyente puede afirmar su alma en la fuente de toda luz y poder. Día tras día, por la fe en Dios, puede renovar su esperanza y valor... Al servir a Dios, no hay por qué experimentar abatimiento, vacilación o temor. El Señor hará más que cumplir las más altas expectativas de aquellos que ponen su confianza en él. Les dará la sabiduría que exigen sus variadas necesidades” (Maranata, el Señor viene, p. 67).

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“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará” (Salmo 37:5).

 

 

Adolfo Suárez

Adolfo Suárez

Escuchando la voz de Dios

Reflexiones sobre la teología y el don profético

Teólogo y educador, es el actual decano del Seminario Adventista Latinoamericano de Teología (SALT) y Director del Espíritu de Profecía de la DSA. Máster y doctor en Ciencias Religiosas, con posdoctorado en Teología, es autor de varios libros y miembro de la Sociedad Teológica Adventista y de la Sociedad de Literatura Bíblica.