Un proyecto reafirma el papel misionero del colportaje adventista
El colportaje adventista tiene un plan para fortalecer su papel como una agencia misionera importante, especialmente para los tiempos finales
El 1º de abril de 1880, en la histórica publicación Review and Herald, la pionera y profetisa adventista Elena de White, escribió algo emblemático sobre el ministerio de publicaciones. Ella dijo que “Los colportores han de salir a hacer su obra en las diversas partes del país. La importancia de esta obra se equipara plenamente a la del ministerio. El predicador vivo y el mensajero silencioso se necesitan por igual para la realización de la gran tarea que afrontamos”.[1]
Pasados 143 años desde esa afirmación, el mundo definitivamente cambió. La realidad del colportaje realizado en los Estados Unidos del siglo XIX no es la misma, por ejemplo, a la sociedad que se vive en Sudamérica en pleno siglo XXI. No se trata solo del avance tecnológico, sino de la propia manera como las personas se informan. Además, más recientemente, la pandemia global del Covid-19 dio una contribución significativa para alterar el comportamiento humano en muchos aspectos.
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Esas adversidades afectaron la actividad del colportaje. El colportaje es una actividad realizada por adventistas hace más de un siglo y consiste tradicionalmente en la venta de libros y revistas de puerta en puerta. Tal actividad la desarrollan colportores permanentes y ocasionales, como es el caso de los estudiantes.
Se estima que globalmente se ha sufrido una pérdida en torno al 30% de los colportores, especialmente a partir del período agudo de la pandemia. En 2022, eran 1.673 colportores permanentes, pero ese número se redujo a 1.548 en 2023.
Reafirmando el principio del colportaje
Ante este escenario, el Ministerio de Publicaciones de la sede sudamericana adventista propuso y fue aprobado este lunes 6, por los delegados, un documento llamado Proyecto colportaje vocación ministerial.
Según el director del área, pastor Adilson de Morais, la idea principal es la de reafirmar el principio que sustenta el colportaje. O sea, el hecho de que se trata de un ministerio y no solo de una actividad comercial. “Necesitamos mirar al colportor como un ministro del evangelio”, resalta el líder, haciendo eco de la idea de Elena de White.
Un buen ejemplo de ese ímpetu misionero es el de Juneisson Mota, que reside en el Amazonas. Él encontró en el colportaje más que un medio de sobrevivencia. Mota concurrió al Concilio Anual y dio su testimonio, afirmando que es su costumbre dar estudios bíblicos a buena parte de los clientes que compran sus libros. Él dio un paso de fe hace algunos años cuando cambió un trabajo con la familia en el carbón para aceptar el llamado del ministerio de las Publicaciones.
El colportaje misionero está directamente relacionado al inicio de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Sudamérica. Augustus Stauffer, también conocido como Albert, y Clair Nowling, llegaron a Argentina en 1891 para distribuir publicaciones adventistas como un medio de evangelización. En un artículo, el pastor Ribamar Diniz recuerda que Stauffer llegó a Brasil en 1893 y fue el primer obrero adventista en pisar el país, trabajando inicialmente entre colonias alemanas del sur.
Acciones para concretar el plan
De manera práctica, Morais presentó ocho puntos con diferentes acciones para, según el voto, “rescatar el papel profético y misionero del colportaje”. Una de las metas es tener mil nuevos colportores permanentes en 2024. De forma resumida, lo que se piensa hacer para reafirmar el propósito de ese ministerio es:
1. Definir 2024 y 2025 como los años del fortalecimiento del colportaje evangelístico.
2. Planificar acciones con las sedes administrativas (Uniones) para un fuerte crecimiento del colportaje permanente.
3. Fortalecer e incrementar el proyecto Los dos ministros a fin de tener, en cada distrito pastoral, un colportor evangelista actuando en conjunto con el pastor.
4. Establecer un plan de reclutamiento intencional y constante en el territorio sudamericano adventista.
5. Rescatar el programa de iniciación y capacitación de nuevos colportores por medio de equipos de formación, como ejemplo, el NFC (Núcleo de Formación de Colportores).
6. Integrar la participación de la División Sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, editoras y Uniones en la implantación de la plataforma digital del Ministerio de Publicaciones.
7. Crear y poner a disposición herramientas digitales para capacitar y dar apoyo al ministerio del colportor evangelista.
8. Dar un nuevo significado al Día del colportor como el Día del llamado y de la conmemoración de la obra del colportaje, en el primer sábado de agosto.
Referencia:
[1] https://Elena de White, Consejos para la iglesia. Asociación Casa Editora Sudamericana, Florida, Bs. As., p. 129.