Chocolate: ¿villano o héroe?
Al final, ¿el chocolate tiene beneficios o perjuicios? Entienda si debe consumirlo o no.
El chocolate es uno de los productos de mayor aceptación entre las personas. ¿Ya notó que hasta es difícil encontrar a alguien que no le guste? Si usted ama el chocolate, tengo una buena noticia: puede, de manera equilibrada y consciente, incluirlo en su dieta sin sentir culpa al final del día.
Si hace una rápida búsqueda en Internet, encontrará muchos sitios que resaltan las increíbles propiedades que tiene el chocolate. Pero lo que tiene que quedarle muy en claro es que puede ser sí de gran perjuicio si lo usa del tipo y la forma equivocada. Por lo tanto, es necesario mirar con atención y entender qué tipo de chocolate puede proporcionarle beneficios (además de consumirlo en la cantidad ideal) y decidir apartarse de una vez por todas de lo que puede intoxicar su organismo. Entendamos juntos los beneficios y perjuicios y cómo utilizarlo de forma equilibrada y correcta.
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Si usted busca mantener hábitos saludables, pero no logra dejar de consumirlo, el amargo es la mejor elección. Lo ideal es consumir los que poseen una composición de 65% a 70% de cacao y masa de cacao como primer elemento de la lista de ingredientes.
Para saber qué chocolate consumir, necesita mirar la lista de ingredientes. Solo así no será engañado por los envoltorios tentadores. Es necesario hacer una lectura de la letra pequeña para entender los ingredientes de la composición, pues, desgraciadamente existen marcas que prometen una determinada cantidad de cacao, pero entregan una gran cantidad de azúcar y grasa. Además, no se deje engañar por su paladar. Si no está habituado a los sabores saludables, su organismo naturalmente buscará saborear productos con niveles elevados de sustancias perjudiciales, como azúcar, sal y grasa.
¿Qué debe observar?
La sustancia benéfica que buscamos encontrar en el cacao son los polifenoles, estos contienen diversos beneficios para la salud, los que incluyen la acción antioxidante y preventiva a la formación de radicales libres y tienen un efecto protector contra los daños al ADN de las células, propiedades analgésicas, antimicrobianas, antiinflamatorias y anticancerígenas (o sea, previenen el cáncer).
El chocolate amargo es fuente de magnesio, cobre, hierro, manganeso, potasio, cinc y selenio, que son propiedades antioxidantes y ayudan a acelerar el metabolismo y disminuir la resistencia a la insulina. Además, pueden proporcionar una sensación de bienestar, ayudan a controlar la presión, y estabilizan la glucosa. El cacao también posee flavonoides que producen beneficios a la circulación, previniendo la formación de la placa de grasa dentro de las arterias y controlando los niveles de colesterol en la sangre.
Pero debemos tener mucha calma en este momento al mirar la larga lista de beneficios. Tenemos que considerarla con cuidado y equilibrio y no caer en el consumo excesivo, pues independientemente de la concentración de cacao, los chocolates también poseen azúcar y grasas saturadas. Los tipos de chocolate amargo más comunes son los de 65% y 70%, pero actualmente ya se pueden encontrar barras de chocolate amargo con hasta 99% de cacao en su composición.
Consumir chocolate con bajo porcentaje de cacao, con grandes cantidades de azúcar, grasas, leche y diversas otras sustancias, puede ser perjudicial. En algunas personas, su ingestión puede provocar dolores de cabeza y problemas gastrointestinales. Su consumo frecuente también puede llevar a cuadros de sobrepeso y diabetes, oscilaciones constantes de humor, y en algunos casos, a un cuadro de dependencia. Sí, usted puede ser adicto al chocolate. Los ingredientes presentes en tipos más simples, a largo plazo, pueden establecer una relación de dependencia.
Una verdadera fuente de alivio
Para terminar, dejo con ustedes una información que vale oro: un estudio muy interesante realizado por el Instituto Alemán de Investigación en Alimentación (Dife) destacó el efecto benéfico del chocolate sobre el corazón. Los científicos realizaron una investigación en la que observaron los hábitos de casi 20 mil adultos durante un período mínimo de diez años.
Las personas que comieron cerca de 7,5 gramos de chocolate de 70% por día presentaron una presión sanguínea menor. Además, las chances de infarto y riesgos de derrame cerebral en ese grupo fueron 39% menores en comparación con los que comieron una cantidad menor o ningún chocolate. A pesar de los efectos positivos, los nutricionistas alertan que el chocolate en exceso puede hacer más mal que bien, sea el amargo, con lecho o blanco.
Ahora viene el contrapunto: el chocolate ¿realmente mejora el humor? El chocolate también está relacionado a la recompensa. Desde niños las personas reciben un pedazo de esa golosina después de hacer algo bueno o como un consuelo. El sentimiento positivo resultante puede explicarse por el neurotransmisor dopamina, responsable del sistema de recompensa en el cerebro.
Los estudios difieren sobre los efectos del chocolate sobre el humor y la felicidad. Sin embargo, es cierto que ese alimento provee al cuerpo el aminoácido triptófano, esencial para producir la serotonina, neurotransmisor relacionado con el humor, el sueño y el apetito. O sea, ¿qué podemos concluir con todas esas informaciones? No podemos depender de sustancias como esas para encontrar felicidad, alivio o sensación de bienestar.
Esa es una relación muy frágil y nos pone en una posición muy delicada. Nuestra fuerza y vitalidad deben estar directamente unidas a una relación íntima y diaria con nuestro Salvador. Ante las pruebas de cada día es fácil, en un momento de tristeza, desánimo y dificultades recurrir a sustancias que aparentemente causan alivio momentáneo. Pero, en vez de eso, tratemos de cultivar todos los días hábitos saludables y poner en práctica los remedios naturales. Y, especialmente, desarrollar una relación íntima con Jesús y recurrir en primer lugar a él como la fuente de vida y ayuda. Él sí es nuestro socorro bien presente.