Leyes de la vida
Cuando se siguen, las pautas dejadas por Dios traen múltiples beneficios.
El Universo está regido por leyes. Desde las que determinan el funcionamiento de las células minúsculas hasta la órbita de los planetas; todo lo que fue creado por Dios sigue un orden y leyes bien establecidas.
Para tener una idea de la perfección de esas leyes, se estima que el ser humano tiene no menos de 60 trillones de células que interactúan con un orden perfecto como una gran comunidad. Sin embargo, lo que más me impresiona no es la calidad de estas células, sino su variedad y complejidad. Cada una realiza una o más funciones diferentes con el propósito de servir al perfecto funcionamiento del organismo.
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Gracia en la creación
Pensemos en la ley de gravedad. De manera bien práctica, esa ley dice que la atracción gravitacional de la Tierra les da peso a los objetos y hace que caigan al suelo cuando se los suelta. En su obra Princípios Matemáticos da Filosofia Natural, publicada en 1687, Isaac Newton describe la ley de gravitación universal. Pero Newton no creó la ley de gravedad, simplemente la demostró. Eso nos lleva a la conclusión de que, si existe una ley, existe un legislador. Newton mismo, un dedicado estudiante de la Biblia que escribió más sobre religión que sobre ciencia, afirma:
“La gravedad explica los movimientos de los planetas, pero no puede explicar quién puso los planetas en movimiento. Dios gobierna todas las cosas y sabe todo lo que se hace o puede hacerse. Desde mi telescopio, ¡yo veía a Dios caminar! La maravilla y la organización del Universo solo pueden ser resultado de un plan de un ser Todopoderoso y omnisciente”.
Las leyes de Dios, incluso las naturales, tienen como objetivo prolongar nuestra vida: “Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán” (Proverbios 3:1-2).
En la creación, Dios mismo estableció esas leyes y sometió a cada ser vivo a ellas. “En la creación del hombre resulta manifiesta la intervención de un Dios personal. Cuando Dios hubo hecho al hombre a su imagen, el cuerpo humano quedó perfecto en su forma y organización, pero estaba aún sin vida. Después, el Dios personal y existente de por sí infundió en aquella forma el soplo de vida, y el hombre vino a ser criatura viva e inteligente. Todas las partes del organismo humano fueron puestas en acción. El corazón, las arterias, las venas, la lengua, las manos, los pies, los sentidos, las facultades del espíritu, todo ello empezó a funcionar, y todo quedó sometido a una ley” (El ministerio de curación, p. 415).
Todos los seres vivos están sujetos a esas leyes. Por ejemplo, las que rigen la vida de las plantas son:
1 – Necesidad de agua;
2 – Necesidad de luz solar;
3 – Necesidad de respiración a través de la fotosíntesis;
4 – Necesidad de nutrición: las plantas no necesitan simplemente tierra para vivir, sino tierra nutritiva, con nitrógeno, sales minerales etc.;
5 –Necesidad de equilibrio: si la planta recibe agua en exceso, muere; si el suelo tiene nitrógeno en exceso, muere, etc.;
6 – Necesidad de reposo: las plantas no producen flores o frutos todo el tiempo; reposan por algunos meses y producen en otros.
Existen leyes naturales que rigen la vida de los animales:
1 – Necesidad de agua;
2 – Necesidad de luz solar;
3 – Necesidad de respiración;
4 – Necesidad de nutrición: al igual que las plantas, los animales no solo necesitan alimento, sino alimento nutritivo;
5 – Necesidad de equilibrio: estos nutrientes deben estar presentes en la medida correcta para que los animales tengan salud;
6 – Necesidad de reposo: solo basta con mirar a su gato o su perro;
7 – Movimiento: este principio de salud no existe en las plantas, pero Dios sí lo puso en los animales.
También hay principios que mantienen la vida humana:
1 – Necesidad de agua;
2 – Necesidad de luz solar;
3 – Necesidad de respiración;
4 – Necesidad de nutrición;
5 – Necesidad de equilibrio: para el ser humano, este principio significa usar con moderación lo que es bueno y no tocar lo que es perjudicial para la salud;
6 – Necesidad de reposo;
7 – Necesidad de movimiento;
8 – Necesidad de confianza en Dios: para el ser humano, él agregó este principio. Diversos estudios científicos comprueban la eficacia de la fe en la salud de la raza humana. (Para conocer más detalles sobre este tema, lea el libro Crer Faz Bem, del psicólogo Julián Melgosa).
Estas leyes funcionan mejor cuando están unidas. No es posible tener salud plena viviendo solo seis de estas leyes. La salud completa viene con la asociación de las ocho leyes naturales. Un remedio natural tiene su eficacia, pero los ocho juntos son extraordinarios.
Consecuencia por rechazar las leyes
Es la desobediencia a esas leyes lo que ocasiona enfermedad y muerte. “La enfermedad no sobreviene nunca sin causa. Descuidando las leyes de la salud se le prepara el camino y se la invita a venir. Muchos sufren las consecuencias de las transgresiones de sus padres. Si bien no son responsables de lo que hicieron éstos, es, sin embargo, su deber averiguar lo que son o no son las violaciones de las leyes de la salud. Deberían evitar los hábitos malos de sus padres, y por medio de una vida correcta ponerse en mejores condiciones” (Consejos sobre el régimen alimenticio, p. 145).
A veces pensamos que las leyes de Dios son solo los Diez Mandamientos, pero eso es un error. “La enfermedad es el resultado de violar las leyes de Dios, tanto las naturales como las espirituales. La gran miseria que hay en el mundo no existiría si los hombres hubiesen vivido desde el principio en armonía con el plan del Creador. Hay condiciones que deben ser observadas por los que quieren conservar la salud. Todos deben aprender cuáles son. Al Señor no le agrada la ignorancia respecto a sus leyes, sean naturales o espirituales. Hemos de ser colaboradores con Dios para la devolución de la salud al cuerpo tanto como al alma” (Consejos para los padres, p. 452).
Aunque usted no sepa todos los detalles sobre los principios de salud, comience. Ponga en práctica estos principios y verá grandiosos beneficios en su vida.