Cuando el sitio Advir estaba en su auge, transmitía enlaces de algunas de las primeras iglesias adventistas que transmitían su culto, a mediados de los años 2000. Era una novedad interesantísima por dos razones: a) Así podíamos enviarle el enlace a alguien que nos gustaría que tuviera acceso al mensaje. b) Si no podíamos asistir al culto por alguna razón, ahora teníamos el mensaje a disposición allí en nuestras computadoras. Eso tiene mucho que ver con un concepto que podemos llamar OmniChurch.

Recuerdo que al principio todo era caro y complicado, pero después, con el pasar de los años, la tecnología se perfeccionó, se abarató y todo se hizo más fácil. Más iglesias se adhirieron y tuvieron resultados de alto estándar. Y así, muchas iglesias comenzaron a transmitir sus cultos o eventos especiales, como semanas de oración y semanas de evangelismo.

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Ahora, la iglesia tenía su programación in loco y la transmisión de su programación por el ciberespacio. Respeta el modelo de diversas empresas que además de tener su presencia en el mundo real, también están con amplio funcionamiento en el comercio electrónico o en el ámbito virtual.

En este contexto corporativo, surgió el término Omnichannel. Según el portal E-commerce Brasil, el concepto se define como una integración entre los diversos canales de contacto con el público de la empresa. Las estrategias ahora son construidas pensando ya no en uno de los canales, sino en todos al mismo tiempo, ya sean “reales” o virtuales.

El fenómeno del Omnichannel

Con la profusión de las transmisiones de cultos de iglesias de Brasil afuera, ¿será que hubo un movimiento para un omnichannel eclesiástico? ¿Una OmniChurch? ¿Una iglesia que al mismo tiempo provee el mensaje de salvación por diferentes vías? En ambos lados se pueden percibir los resultados. Pero, ¿cómo hacer que esta iglesia de varios canales logre, en efecto, una congruencia y sinergia entre las experiencias propuestas?

En primer lugar, una OmniChurch tiene que dar el mismo énfasis a todos los canales de comunicación de sus cultos. El culto en vivo no debe ser solo una cámara funcionando, con el sentido de solo declaración de estatus o por presión de alguno de los miembros. Se debe pensar en la experiencia también de quien lo ve, no dejándolo solo como un espectador, sino como un participante. Los predicadores y ministros de alabanza deben dirigir a los que están asistiendo en línea.

Experiencia

Además, el culto transmitido digitalmente debe buscar la interacción y participación del que está mirando. Sería interesante tener algún tipo de presentador o de oficiante digital, que pudiera hacer las presentaciones necesarias. Eso porque muchos de los que están en la audiencia no conocen a las personas de aquella iglesia o la liturgia específica de la misma. Otra forma que pude utilizarse es dejar un chat abierto para que los espectadores puedan enviar preguntas y comentarios en tiempo real (y también deben recibir respuesta en tiempo real).

Finalmente, el pos culto no puede olvidarse en una transmisión digital. Se debe hacer y mantener el contacto con los que están asistiendo. Muchas veces, aquellos que lo ven están débiles en la fe o dejaron las hileras de la iglesia, y están allí reflejando de deseo de recibir un mensaje espiritual, muchas veces motivado por una nostalgia. El contacto posterior puede rendir muchos frutos, y el equipo de transmisión junto con el área del Ministerio Personal debe estar atento a las oportunidades.

Cuidar de la experiencia de la transmisión del culto en línea debe requerir tanta atención como la del culto presencial. Si prestamos atención a este punto, de hecho tendremos una iglesia multicanal, una OmniChurch, que dará buenos frutos en el espacio real y en el ciberespacio.

PARA LEER, VER Y ESCUCHAR MÁS:

Bienvenido a la era del OmniChannel – Portal E-commerce Brasil

https://www.ecommercebrasil.com.br/artigos/bem-vindo-a-era-do-omnichannel/

Cuatro pasos simples para hacer una transmisión en línea – SambaTech – https://sambatech.com/blog/insights/transmissao-ao-vivo-em-4-passos/