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Su red social dijo que a usted (no) le gusta

¿Será que nuestra actuación en la red social dice algo de nuestra autoestima?


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Imagine tan solo cuántas industrias irían a la quiebra si mañana todas las mujeres se despertaran satisfechas con su cuerpo y todos los hombres satisfechos con sus bienes materiales. Por este motivo, el mundo conspira por nuestra insatisfacción personal. Usted no se imagina cuántos millones y billones se gastan para analizar a las personas como nosotros y descubrir nuestras debilidades.  De este modo resulta fácil saber la contraseña de acceso  da nuestra mente y manipular nuestros deseos, despertando falsas necesidades.  El lucro de la industria comienza de este modo. Piense solamente cuán insatisfecha vive la sociedad con todo.  Se queja porque hace calor. Se queja porque está frío. Se queja porque no llueve.  Se queja porque no tiene ropa. Se queja porque no cabe más nada en el guardarropa (aunque haya dicho que no tiene ni ropa en él). Y adivine… cuando usted se mira en el espejo, hace exactamente lo mismo. Incorpora aquella negatividad y se siente un insecto de guayabo. Es en ese momento cuando las personas recurren a todas las maneras de sentirse especiales. El objetivo es que otros las vean de una manera más positiva de lo que ellas se ven a sí mismas.  “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34), dice la Biblia. Y sucedió que otras formas de comunicación nuestras hablaron, aunque sea de manera indirecta, de lo que desea nuestro corazón vacío.

“¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Mateo 12:34).

La gente ha actuado de forma desesperada en busca de popularidad, notoriedad y superioridad.  Para aumentar el propio ego, está dispuesta a todo. Seguramente usted ya vio comentarios del tipo “Follow back” en las redes sociales.   Cuando por primera vez encontré esta palabra  me dio curiosidad. “¿Por qué tanta gente está escribiendo esto en el perfil de los otros?”  En una búsqueda rápida en Google descubrí que significaba “Seguir de vuelta”.  La curiosidad se transformó en cuestionamientos.  “Pero ¿por qué rogar por seguidores?”, trataba de entender.  En mi cabeza no entraba el sentido de “comprar” seguidores. De pronto, ese pedido desesperado por un número mayor de amigos virtuales dominó la web como una enfermedad contagiosa. El negocio evolucionó de una manera tan comercial que pasó a generar hasta promociones: “Sigo de vuelta, me gustan diez fotos y aún comento con elogios”. ¿Cómo explicar esto?  El sitio de la UOL realizó un artículo sobre este asunto y reveló datos alarmantes: una búsqueda rápida en Instagram por hashtags que utilizan la expresión “Follow” (“seguir”, en inglés) da una noción de la desesperación de millones de usuarios en busca de fama en las redes sociales.  Son 138 millones de resultados para el término “Follow me” (“sígame”, en inglés), además de 1,2 millones para “Follow back”  (Seguir de vuelta) y 382 mil para “cambio likes”.  Además de irritante, esta práctica termina ayudando a diseminar spams y da ganancia a aplicaciones que prometen aumentar seguidores y “Me gusta”.

Puede estar seguro, asimismo se crearon aplicaciones pagas para que las personas aumenten los “Me gusta” y reciban seguidores.  Para quien prefiere no gastar dinero,  la forma es gastar paciencia ajena, invadir perfiles principalmente de personas famosas,  y llenar sus publicaciones con propuestas para la popularidad. Esta actitud es tan inoportuna que hizo surgir varias campañas en su contra. “Usted ganará seguidores siendo interesante, no implorando”, fue el mensaje publicado por mucha gente que se oponía a estas corrientes. “¿Quiere muchos seguidores? Patee una colmena”, decía otra. Hasta mujeres embarazadas crearon su propia propuesta: “Cambio ‘Me gusta’ por pañales”. Encontré conveniente una nota que la BBC Brasil hizo sobre el asunto. Vea este párrafo:

Ana Paula acaba de publicar una selfie clásica en Instagram: El rostro de cerca, con anteojos oscuros, amplia sonrisa y con los dedos formando la ‘V’ de victoria. Resultado inmediato: 101 Me gusta y decenas de comentarios: “linda”, “diva”, “musa”, “top”. Pero la buena repercusión no es fruto del ángulo elegido en su Smartphone. La joven está entre los millones de brasileños aficionados a la autopromoción basada en intercambios en las redes sociales, y acaba de agregar una novedad entre los usuarios: el hashtag “#trocoelogios”. La dinámica es sencilla: Paula y sus amigos pasan horas de su día comentando fotos de figuras populares, como Neymar, Valesca Popozuda y Mc Guimé. Por medio de hashtags, claman por un ‘Me gusta’ de otros usuarios en sus publicaciones, prometen retribuirlas y, ahora, también negocian frases positivas con quien elogia sus caras y bocas. La meta es acumular el mayor número posible de interacciones positivas y medir su popularidad online.

Miren qué interesante. Los especialistas creen que ese fenómeno solo reproduce en el medio online lo que siempre sucedió en la calle, la escuela y dentro de casa. No es algo nuevo. La sociedad tiene una necesidad desesperada de aceptación. Por ejemplo, ¿por qué chicas y chicos cristianos publican selfies sensuales? Ya hablé de eso AQUÍ. Por detrás de todo, ellos tienen sed de elogios. Esas situaciones son solo algunas de las diversas revelaciones de una humanidad sin amor propio y con baja autoestima. Muchos defienden la importancia de amar al prójimo, pero ignoran el “como a sí mismos” (Gálatas 5:14). Las personas no confían en sí mismas ni se creen especiales, por eso emplean el plan B, construyen una fachada linda y ficticia. Así, se contentan con la miseria del “parece, pero no es”, desisten de amarse a sí mismos y de invertir en su propia realidad. El ansia de popularidad, aunque fake (falsa), es algo mucho más profundo de los que las personas creen. Es una cuestión de baja autoestima, baja autoconfianza y baja valorización personal. Y alguien que se encuentra con tantos “bajos” en la vida no distingue más que el piso. Comparan e intercambian elogios, pero se olvidan que la persona que “teme al Señor, esa será alabada” (Proverbios 31:30). A través de las formas de expresión nuevas, el ser humano expone al mundo sus vacíos, “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23:7).

 

 

Emanuele Salles

Emanuele Salles

Imagen & semejanza

Belleza y vestimenta analizados según los critérios de la Santa Biblia en un lenguaje más informal

Periodista, creadora del blog Bonita Adventista y autora de los libros Espelho, espelho meu... agora o espelho é Deus, Imagem & Semelhança e Filha de Rei. Viaja por Brasil para dar charlas sobre imagen cristiana, autoestima y valorización personal