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Voluntarios adventistas llevan esperanza y mejoran condición de vida de habitantes de Japura

Funcionarios de la sede sudamericana de la Iglesia Adventista viajaron desde Brasilia para reformar las casas de una comunidad remota de Cusco, en Perú


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Grupo de voluntarios de la sede sudamericana de la Iglesia Adventista rumbo al Perú (Foto: Equipo de voluntarios de la División Sudamericana Adventista)

En un acto de generosidad y compromiso, un grupo de 38 miembros de la sede sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día se embarcó en una misión solidaria para ayudar a los habitantes de la comunidad de Japura, ubicada en un remoto y frío rincón en las montañas de la región de Cusco, al sur de Perú. Esta iniciativa formó parte del proyecto Casas Abrigadoras de ADRA, la agencia humanitaria de la Iglesia Adventista, cuyo objetivo es mejorar las condiciones de vida de las personas que enfrentan temperaturas extremadamente bajas.

Japura es una pequeña comunidad que se encuentra a una altitud de aproximadamente 4,050 metros y que está habitada por alrededor de 200 personas. Los residentes de Japura, en su mayoría, hablan quechua y han luchado durante años contra las inclemencias del clima severo que caracteriza la región.

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El proyecto Casas Abrigadoras de ADRA tiene como propósito fundamental proporcionar hogares más seguros y cálidos para comunidades vulnerables en regiones donde las condiciones climáticas extremas pueden ser devastadoras. La iniciativa incluye la construcción de estufas de ladrillo con una chimenea de metal, baños, aislación de techo y pisos adecuados, elementos cruciales para proteger a las familias del frío y mejorar su calidad de vida.

El equipo de voluntarios se dividió en varios grupos, cada uno encargado de diferentes aspectos de la reconstrucción. Las actividades de reforma se realizaron durante toda una semana, en promedio 6 horas al día, en las alturas, enfrentando los desafíos del clima y la geografía.

Construcción de fogón en una casa rural de la comunidad de Japura (Foto: Equipo de voluntarios de la División Sudamericana Adventista)

Wilfredo Escobar, coordinador de proyectos de la Región Cusco de ADRA Perú, mencionó que el trabajo fue satisfactorio y que quedó muy feliz por toda la ayuda recibida. "El trabajo fue hecho de una manera ágil e inesperada", señaló Escobar, quien añadió: "Y espero que en el futuro otros voluntarios puedan venir a tener esta experiencia de ayudar a las personas de esta localidad".

Miriam Oliveira, funcionaria de la sede sudamericana de la Iglesia Adventista, expresó: "Estoy agradecida por el privilegio y la oportunidad de participar en este maravilloso proyecto. Fueron momentos verdaderamente diferentes que quedarán en nuestra memoria y corazón hasta la eternidad. Durante estas actividades fortalecimos las amistades entre los voluntarios que venimos a ayudar, y ver a las personas felices fue la mejor recompensa".

Al final de la semana de reconstrucción, se llevó a cabo la inauguración oficial de las nuevas instalaciones, un momento cargado de emoción y agradecimiento. Los residentes expresaron su profundo agradecimiento a Dios por la oportunidad de recibir esta ayuda tan necesaria y quedaron muy satisfechos con los resultados.

Director de ADRA Perú, a la izquierda de la foto, y parte de los voluntarios en la inauguración de las casas renovadas en la comunidad de Japura (Foto: Equipo de voluntarios de la División Sudamericana Adventista)

"En esta misión, ADRA ha logrado cumplir con los primeros cuatro puntos fundamentales del método de Cristo: Conocer a las personas, mostrar simpatía, atender sus necesidades y ganar su confianza", mencionó Javier Catalán, coordinador de ADRA Connections de la sede sudamericana adventista.

Ahora, la iglesia local del distrito misionero Sicuani B continuará trabajando con la comunidad, brindando ayuda material, pero sobre todo cumpliendo el último paso del método de Cristo de presentarles el mensaje de salvación, a través del estudio de la Biblia.

Esta misión no solo mejoró las condiciones de vida en Japura, sino que también fortaleció los lazos de solidaridad y esperanza entre los voluntarios y la comunidad. La colaboración entre el Servicio Voluntario Adventista y ADRA demuestra una vez más el poder transformador de la ayuda humanitaria y la fe compartida.


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