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Misión

Viaje misionero por el Amazonas: una experiencia de servicio y esperanza

La misión en el Amazonas ofrece días de participación entre residentes y voluntarios, así como momentos de servicio, fe y esperanza.


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Grupo de voluntarios junto al equipo de Misiones Noroeste y la tripulación del barco Luzeiro. (Foto: Gustavo Leighton)

Un grupo de 38 voluntarios de la sede sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día participó en un viaje misionero en las comunidades de Nova Esperança y Nova Canaã, en el Amazonas. El objetivo de la misión de 10 días era llevar esperanza y apoyo a las personas que viven en regiones remotas y de difícil acceso.

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La iniciativa fue impulsada por el Servicio Voluntario Adventista (SVA) de la oficina administrativa de la Iglesia Adventista para ocho países de Sudamérica, División Sudamericana (DSA), en asociación con el Instituto de Misiones Noroeste, de Brasil, como parte del proyecto Salva-Vidas Amazônia.

Salva-Vidas

Culto diario con los voluntarios dentro del barco. (Foto: Gustavo Leighton)

El proyecto Salva-Vidas Amazônia ofrece a los voluntarios la oportunidad de vivir a bordo de un barco mientras brindan servicio a las comunidades ribereñas. Durante la estadía, se brindaron diversos servicios en las áreas de educación y de salud, con énfasis en el cuidado de la mujer, así como también actividades enfocadas en promover el bienestar físico, emocional y espiritual de los residentes locales. Además, los voluntarios tuvieron la oportunidad de participar en la construcción y renovación de una casa, un centro de salud y otras estructuras.

"Uno de los mayores desafíos en estas comunidades es la comunicación, ya que son zonas aisladas y con pocas visitas. Sin embargo, la importancia de nuestras misiones es inmensa. La gente recordará la experiencia de nuestra presencia y el trabajo realizado, por pequeño que parezca", comenta Eder Oliveira, capitán del barco Luzeiro.

Una misión, varias posibilidades

Pintura y reparación de casas en las comunidades de Nova Canaã y Nova Esperança. (Foto: Gustavo Leighton)

Durante el viaje misionero, los voluntarios llevaron a cabo diversas actividades de apoyo comunitario y social, entre ellas:

Mejoras en infraestructura básica para mejorar la calidad de vida de las comunidades; programas de evangelismo y actividades espirituales para compartir un mensaje de fe y esperanza; atención básica de la salud, seminarios sobre el cuidado de la mujer y ferias comunitarias de salud; clases y actividades educativas para los niños, promoviendo los valores cristianos y los principios de la educación, y apoyo logístico en la cocina, asegurando una alimentación adecuada para todos los participantes.

El pastor Dieter Bruns, director del Servicio Voluntario Adventista para ocho países de Sudamérica, explica lo interesante que fue ver la reacción de los residentes. "Observamos cómo la gente de la comunidad se acerca con curiosidad mientras realizamos las reformas. Algunos nos preguntan quiénes somos, otros nos ayudan a lo largo del día. Esto nos llena de satisfacción. Servir a los demás nos trae alegría y es una parte esencial de nuestra misión", dice.

La funcionaria de la sede administrativa, Wendy Cisneros, participó en la misión y ya espera con ansias la próxima oportunidad de esta naturaleza. "Este es mi primer viaje misionero y ya quiero inscribirme para el próximo. Quiero dar lo poco que tengo a la gente, ayudarlas, escucharlas, vivir como ellas viven. Fue una experiencia maravillosa. Vencí mis barreras, como el calor y el miedo a las serpientes, pero confié en Dios. Hoy estoy aquí y no me arrepiento de nada", señala.

Oportunidades misioneras

Preparación espiritual antes de comenzar las construcciones. (Foto: Gustavo Leighton)

Los resultados de la misión fueron positivos, debido a la recepción de las comunidades y al apoyo del Instituto de Misiones Noroeste. Al finalizar la experiencia, los voluntarios reafirmaron su compromiso de seguir trabajando en favor de quienes más lo necesitan.

Maria Eduarda Vieira, funcionaria de Adventist Health, una red de instituciones de salud vinculadas a la iglesia, enfatiza que "ver el brillo en los ojos de los niños y las familias, el deseo de aprender lo que estamos compartiendo, nos deja una gran lección de vida. Vivimos con tanto y no valoramos lo que tenemos, mientras que ellos tienen tan poco".

El impacto de esta misión no solo se reflejó en las mejoras físicas, sino también en la vida espiritual de los residentes locales. Juliana Garrido da Silva, líder de la comunidad Nova Esperança, agradeció a los voluntarios por su presencia. "Les damos las gracias no solo por el trabajo estructural, sino también por el apoyo espiritual. En nuestra comunidad, hay personas que aún no conocen a Dios. Por eso, valoro mucho la visita, que trajo su Palabra para que podamos seguir creciendo en la fe y compartiéndola con aquellos que aún no la han recibido", destaca.

"Ustedes han venido a llevar a cabo las reformas, y nuestra sede se ha llenado de personas que buscan y escuchan la palabra de Dios. Aunque algunos corazones todavía están duros, confiamos en que Dios los ablandará", dice Juliana Garrido.

Sin embargo, al finalizar el viaje misionero, se fortaleció el compromiso de los voluntarios para seguir llevando luz y esperanza. El Servicio Voluntario Adventista y las misiones del Noroeste continuarán promoviendo este tipo de proyectos, convencidos de que todo esfuerzo a favor de los demás es un reflejo del amor de Cristo.

Voluntarios llevan a cabo momentos de evangelismo en la comunidad de Nova Canaã. (Foto: Gustavo Leighton)

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