Tataranieto de Elena White desafía la lectura de libros proféticos
Tataranieto de Elena White reveló que pasó por reconversión espiritual en su adolescencia.
Por Carolyn Azo
La sede sudamericana adventista lanzó, un tiempo atrás, una serie de videos con el propósito de dar a conocer la vida, familia, persona y ministerio de la escritora Elena G. White. Por lo tanto, a fin de fortalecer esta iniciativa la Agencia Adventista Sudamericana de Noticias entrevistó, por primera vez, a uno de los parientes de Elena White, al pastor Justin Torossian, tataranieto de la fundadora de la Iglesia Adventista.
ASN: Hable un poco de su parentesco con Elena de White
Pr. Justin Torossian: Jaime y Elena eran mis tatarabuelos. De sus dos hijos sobrevivientes, Willie fue el único que tuvo hijos… Sin embargo, ¡tuvo hijos por ambos! La primera de sus siete hijos fue Ella (Robinson). Ella tuvo tres hijos, y mi abuela, Gladys Kubrock, era las más joven. Luego de casarse con mi abuelo, Daniel, tuvieron seis hijos, uno de ellos mi madre Edee. Y entonces mis padres me tuvieron a mí.
ASN: ¿Qué tipo de influencia recibió de su madre, sobre la vida de Elena de White, la escritora?
Pr. Torossian: Durante mi infancia, viví a diez minutos de la calle Elmshaven, la última casa de Elena de White. Debido a que mis padres vivieron allí y trabajaron como guías turísticos, mi imagen de Elena de White fue la de una vecina compasiva y una madre amorosa. Aunque crecí sabiendo que éramos parientes de alguien que Dios había usado de manera milagrosa, realmente no fui consciente de ello hasta mis diecisiete años. Fue entonces, luego de mi reconversión en una serie de evangelismo, que volví a Elmshaven y sentí, por primera vez que estaba pisando en suelo sagrado. Fue allí cuando realmente comencé a sumergirme en sus libros y a ser bendecido por los mensajes de Dios para nosotros a través de ella.
ASN: Como pastor, ¿qué libro de Elena de White influyó más en su vida y su ministerio?
Pr. Torossian: El camino a Cristo. Lo leía cada año, como parte de mis devocionales (solo una página por día, y se necesitan de 4 a 5 meses para concluir su lectura). Aparte de este libro, una compilación llamada Obreros evangélicos, fue una bendición para mí. ¡Es un libro que debe leerlo cada interesado!
ASN: De los libros de Elena de White, ¿cuál es el párrafo que le gusta más y por qué?
Pr. Torossian: ¡Es difícil reducirlo a uno solo! Tengo varios favoritos. Actualmente, un párrafo del libro El deseado de todas las gentes, p. 16, está primero en mi lista: “Cristo fue tratado como nosotros merecemos a fin de que nosotros pudiésemos ser tratados como él merece. Fue condenado por nuestros pecados, en los que no había participado, a fin de que nosotros pudiésemos ser justificados por su justicia, en la cual no habíamos participado. El sufrió la muerte nuestra, a fin de que pudiésemos recibir la vida suya. ‘Por su llaga fuimos nosotros curados’. Isaías 53:5. Por su vida y su muerte, Cristo logró aún más que restaurar lo que el pecado había arruinado. Era el propósito de Satanás conseguir una eterna separación entre Dios y el hombre; pero en Cristo llegamos a estar más íntimamente unidos a Dios que si nunca hubiésemos pecado”.
ASN: De la vida e historia de Elena de White, ¿qué historia le llamó la atención o influyó en usted?
Pr. Torossian: Hay muchas historias de la vida de Elena de White que demuestran su fe sólida, su fidelidad al deber y el amor por los pobres. Aunque “Mr. Faulkhead and the Secret Sign” (El señor Faulkhead y la seña secreta) es una de mis favoritas, quisiera contar la historia que mi bisabuela, Ella, escribió en su libro* pues nos ayuda a comprender mejor su personalidad y creatividad. Cuando Willie era bebé, la hermana de Jaime, Anna, vivía con ellos y ayudaba en el trabajo de oficina. La tía Anna amaba sostener y acariciar a Willie, ¡pero ella tenía tuberculosis! ¿Cómo podría Elena sacarle a Willie de sus brazos sin herir sus sentimientos? De repente, tuvo una idea. Aproximándose cada vez más de Anna y del bebé, extendió la mano y dio un leve pellizcón al bebé, lo suficiente como para que comenzara a llorar. “Mmm, debe querer estar con la mamá”, dijo Elena. “Sí, creo que sí”, respondió Anna, entregándoselo a Elena. Esta historia no muestra solamente la creatividad de Elena de White, sino también su corazón compasivo. La mayoría de las madres en esta situación no dudaría en decirle a su cuñada: “Por favor, no sostengas mi bebé, ¡vas a contagiarle tu enfermedad!”. Pero el corazón sensible de Elena consideró los sentimientos de Anna y encontró una forma de resolver el problema sin arriesgar herirle sus sentimientos. Esta es una de las tantas historias que nos demuestran que mientras fue instruida por Dios para transmitir mensajes que, a veces, eran difíciles de transmitir y difíciles de escuchar, Elena de White era semejante a Jesús, siempre lo hacía con amor y compasión.
Otro testimonio
Ella era una persona agradable, tenía sentido del humor y amaba a las personas. Una de las tantas personas jóvenes que vivieron con los White, cuando era niña, fue la señora H. E. Rogers, y menciona tiernos recuerdos: ** “Ella se interesaba mucho en nuestros juegos de niños. De noche, ella nos contaba historias y oraba con nosotros y entonces, nos mandaba a la cama. Una vez por semana nos dejaba tener una pelea de almohadas. Era cariñosa y humana”.
Cuando entendemos que una de las profetizas de Dios era tan solo una persona, esto nos ayuda a tener una mejor comprensión de los mensajes de Dios a través de ella.
ASN: ¿De qué manera el hecho de ser tataranieto de Elena de White afecta su vida de pastor?
Pr. Torossian: Considero un privilegio ser descendiente biológico de los White. Pero si la gente recuerda una sola cosa de esta entrevista, espero que sea esta. En Palabras de vida del gran Maestro, página 212, ella dice: “Cristo no reconoció ninguna virtud en el linaje. Él enseñó que la relación espiritual sobrepuja toda relación natural”. Y según Jesús mismo (Juan 8:39, 40) y también Elena White, esto es lo que más cuenta. Así que, aunque estoy agradecido de ser pariente biológico de los White, estoy mucho más agradecido de ser pariente espiritual de ellos. Y ese es un privilegio que todos podemos tener, sin importar en qué familia nacimos físicamente.
ASN: ¿En qué se desempeña actualmente?
Pr. Torossian: Estoy ayudando en una iglesia local de habla hispana en Michigan mientras hago mi maestría en Teología en la Universidad Andrews. Después de la graduación el 1 de mayo de 2016, por la gracia de Dios, regresaré al centro de California para servir como pastor en un distrito de dos iglesias.
ASN: ¿Cuál es su sueño como pastor?
Pr. Torossian: Mi sueño como pastor es ver a Jesús venir durante mi vida, y que aquellos a los que tuve el privilegio de ayudar a guiar a Cristo sean arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire. ¡Y que con ellos haya muchos más que a su vez condujeron a una relación viva con Jesús! Y cuando lleguemos al cielo, después de ver a Jesús y conocer a mi ángel guardián, ¡estoy impaciente por conocer al abuelo Jaime y a la abuela Elena!
ASN: ¿Cuál sería su consejo para los lectores de los escritos de Elena White?
Pr. Torossian: Supongo que tengo un desafío y un consejo. Mi desafío para ustedes es este: acompáñenme a leer por lo menos dos libros nuevos de Elena White cada año, desde ahora y hasta que el Señor venga. ¡Les garantizo que será una bendición para su alma! Y al hacerlo, mi consejo es este. Pregúntenle a Dios qué es lo que Él les está diciendo a través de los escritos de ella. Recuerden siempre que los mensajes de Dios a través de un profeta son justamente eso: mensajes de Dios. Aunque las palabras fueron escritas por Elena White, los mensajes son divinos, de Dios mismo. Y así como el propósito y el centro de todas las Escrituras es Jesús (Juan 5:39), Él también es el propósito y el centro de todos los escritos de Elena White. ¡Por eso es que al don de profecía se le conoce como “el testimonio de Jesús” (Apocalipsis 19:10)! Al leer los mensajes de Dios para nosotros a través de la Biblia y Elena White, pídale a Dios que haga más que darle información para su mente. Pídale que transforme su corazón. Y al aplicar lo que aprendemos por el poder del Espíritu Santo, ¡Él hará cambios duraderos en nosotros! La transformación que nos llevará a la eternidad.
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