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Profecías cumplidas - Parte 2

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Hola amigos. Hoy veremos la última parte del capítulo 23, titulado "Profecías cumplidas", del libro El Gran Conflicto.

Como vimos en nuestro video anterior, a través de un cuidadoso estudio bíblico y oración, los primeros creyentes adventistas se dieron cuenta de que la profecía de los 2,300 días encontrada en Daniel 8:14 terminaría en el otoño de 1844. Tras una mayor reflexión, llegaron a la conclusión de que este evento fue tipificado por el Día de la Expiación en el Antiguo Testamento y, por lo tanto, tendría lugar en el Día de la Expiación real de ese año, que cayó el 22 de octubre.

Entusiasmados esperaron la venida de Cristo y compartieron esta asombrosa noticia con otros. Todo lo demás pasó a un segundo plano mientras se preparaban para este gran día. "Como marea creciente", escribió Elena de White, “el fanatismo desapareció ante esta proclamación como helada temprana ante el sol naciente. Los creyentes vieron desvanecerse sus dudas y perplejidades; la esperanza y el valor reanimaron sus corazones… Había perseverancia en la oración y consagración a Dios sin reserva” (El Gran Conflicto, p. 397).

Pero nuevamente estaban destinados a la decepción. Cristo no vino el 22 de octubre de 1844 como esperaban. Sin embargo, incluso esta tremenda desilusión fue predicha en las Escrituras. Leemos sobre esto en Apocalipsis, capítulo 10, donde Juan describe la siguiente visión: “Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra… La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre. Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.” (vs. 1-2, 8-11).

Esta profecía explica precisamente lo que les sucedió a los primeros creyentes adventistas. El "librito" mencionado aquí es el Libro de Daniel, que habían estudiado tan cuidadosamente. Cuando llegaron a comprender las profecías allí descritas, fue dulce como la miel para ellos mientras esperaban ansiosamente el regreso del Señor. Sin embargo, cuando el hecho esperado no se produjo, fue una experiencia terriblemente amarga. Notemos el mandato dado al final de esta profecía: “Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (v. 11). ¿Qué podría significar esto? ¿Sobre qué iban a profetizar?

“Con confianza inquebrantable habían esperado su venida, y ahora sentían lo que María, cuando, al ir al sepulcro del Salvador y encontrándolo vacío, exclamó llorando: “Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto”. Juan 20:13 (El Gran Conflicto, p. 400.1).

Lamentablemente, un grupo grande que había profesado creer, ahora renunció a su fe para nunca regresar. Al igual que Jonás, culparon a Dios y preferirían morir antes que vivir.

Sin embargo, hubo algunos que, aunque no entendían del todo por qué Jesús no había venido, no abandonaron su fe. Estaban seguros de que las profecías eran correctas. Creían en la Palabra de Dios y sabían que era en esas páginas sagradas donde se podía encontrar la respuesta.

“El único proceder seguro para ellos” escribió Elena de White, “consistía en apreciar la luz que ya habían recibido de Dios, atenerse firmemente a sus promesas, y seguir escudriñando las Sagradas Escrituras esperando con paciencia y velando para recibir mayor luz” (El Gran Conflicto, p. 403).

Afortunadamente, no tuvieron que esperar mucho. La Palabra de Dios es fiel y verdadera.

En nuestro próximo vídeo descubriremos la maravillosa luz que pronto llegarían a ver.

Una vez más, si aún no lo has hecho, te invito a descargar el maravilloso libro El Gran Conflicto, en thegreatcontroversyproject.org para que puedas seguirnos mientras descubrimos tremendas verdades para nuestro tiempo.

Oremos juntos ahora mismo.

Padre Celestial, gracias por revelar a tus seguidores la verdad precisa en el momento adecuado para ayudarlos a no perder la fe sino a darse cuenta de que tú tienes el control de todo.

Señor, te pedimos ahora que nos ayudes a comprender, a medida que analizamos la siguiente fase de este capítulo, de este libro y entender el pronto regreso de Jesús, exactamente cómo los primeros creyentes adventistas entendieron que el regreso de Cristo era inminente y que no estaban equivocados al interpretar la maravillosa secuencia de eventos en las Escrituras, y que pronto Jesús vendría. Ayúdanos a comprender plenamente esa hermosa historia. En el nombre de Cristo lo pedimos. Amén.


Ted Wilson es el presidente mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.