Noticias Adventistas

Salud

El desafío de los trastornos de ansiedad entre los más jóvenes

Los números oficiales indican el aumento de trastornos y crisis, principalmente entre adolescentes y jóvenes, en el contexto de la pandemia.


  • Compartir:
Múltiples factores pueden estar asociados a los trastornos de ansiedad, y la pandemia está señalada como el elemento potenciador. (Foto Shtterstock)

La pandemia de COVID-19 es responsable, según un resumen científico de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por un aumento global de hasta 25% en los cuadros de ansiedad y depresión. [1] La adolescente S., de 13 años, que vive en el interior de Sao Paulo, Brasil, vivió la amarga experiencia de los efectos físicos de la ansiedad. En los primeros meses de 2020, al comienzo de la reclusión y la suspensión de las clases presenciales, a ella le gustó la idea. Pero con el pasar del tiempo, la satisfacción de no tener que levantarse tan temprano para ir a la escuela dio lugar a una profunda ansiedad.

Lea también:

En la época era alumna de 6º año de enseñanza fundamental, y la alumna afirma que sintió el aislamiento. La ansiedad y la rutina de varias horas frente al celular generaron síntomas físicos. Se intensificaron las crisis de dolor de cabeza y hasta la visión quedó afectada. Hoy S. necesita anteojos para ver con mayor nitidez. Y los dolores de cabeza persisten. La adolescente inició hace pocos días la primera sesión de psicoterapia y espera mejorar. “Pero me quedó un cierto trauma, y un miedo de volver a las clases en línea. Estoy trabajando el hecho de haber estado muy aislada en todo ese tiempo”, comenta.

Los jóvenes y adolescentes en la mira

El resumen científico de la OMS ya mostraba que la pandemia iba a afectar la salud mental principalmente de jóvenes y mujeres. Los jóvenes, según la evaluación de la entidad, poseen un riesgo mayor de comportamientos suicidas y automutilación.

En un recorte brasileño, se ha constatado que los adolescentes también están sufriendo más con problemas emocionales. Un monitoreo de seis mil niños y adolescentes, hecho por la USP, registró que el 36% de los entrevistados relataron rasgos de ansiedad y depresión durante la pandemia. [2]

Obesidad de informaciones

La sicóloga y especialista en Terapia Cognitivo Comportamental y EMDR, Simone Bohry, comprende que la pandemia realmente representó un evento catastrófico con fuerte impacto sobre las personas. Y, en el caso de los adolescentes y jóvenes, además hay situaciones de pérdida.

La profesional, sin embargo, llama la atención a otro fenómeno responsable por la incidencia grande de ansiedad entre los más jóvenes. Ella lo llama obesidad de las informaciones. Hay, especialmente entre los adolescentes y jóvenes, una dificultad para absorber bien todo lo que consumen en términos de informaciones, especialmente a nivel digital.

“Estamos viviendo en la era del autoconocimiento, pero lo que más se presencia son personas que no tienen habilidades emocionales para tratar sus propias emociones y pensamientos”, resalta.

Mayor vulnerabilidad

Una fuerte vulnerabilidad de los adolescentes y jóvenes es también otro factor considerado por el psiquiatra Fabio Aurelio Costa Leite. En su evaluación, un creciente espíritu de competencia, de búsqueda por la perfección y una gran necesidad de valorización del otro ha sido muy significativa entre las nuevas generaciones. Con el uso desenfrenado de las redes sociales digitales, toda esa problemática fue potenciada. “Existe un miedo muy grande de rechazo, de que la persona no sea incluida en el grupo”, explica.

Salidas y caminos

Simone Bohry y Fábio Leite concuerdan que la psicoterapia es el primer tratamiento recomendado para quien presenta sufrimiento psíquico. Frente a un agravamiento de los síntomas, generalmente es necesaria la intervención con medicamentos. Eso ocurre especialmente cuando hay pensamientos suicidas y cuadros depresivos, irritabilidad, o miedo de las relaciones interpersonales. Y también en circunstancias cuando hay prejuicio en las relaciones sociales.

El contacto con actividades lúdicas, deportivas y con la naturaleza es altamente indicado para un buen desarrollo de los niños, adolescentes y jóvenes. Por eso, es también un apoyo importante al tratamiento psicoterápico o medicamentoso. Pero, para la psicóloga, el diálogo en las familias es esencial. “Es la forma más eficaz de trabajar habilidades emocionales y disminuir tensiones. El diálogo necesita aprendizaje”, explica Simone.

La especialista señala, además, que las familias necesitan buscar enseñanza y capacitación sobre el manejo de las emociones. La idea es ofrecer una estructura básica para los niños y adolescentes a fin de que puedan expresarse. “Leí hace poco tiempo un estudio con casi dos mil personas sobre eso. El material expone que, para tener hijos emocionalmente saludables es necesario dedicar como mínimo quince minutos diarios de conversación cara a cara. La mitad de los padres investigados no realizaba eso”, destaca.


Referencias

[1] https://www.paho.org/pt/noticias/2-3-2022-pandemia-covid-19-desencadeia-aumento-25-na-prevalencia-ansiedade-e-depressao-em

[2] https://www.bbc.com/portuguese/brasil-60162968