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Joven se rehusó a estudiar los sábados a pesar de las aflicciones

La alumna de séptimo grado afirma que Dios bendice a aquellos que le obedecen.


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Foto:  La alumna de séptimo grado, Ellina Minina, 13 años, sentada con un libro de texto en su casa en Pavlodar, Kazajistán. (Andrew McChesney / Adventist Mission)

Foto: La alumna de séptimo grado, Ellina Minina, 13 años, sentada con un libro de texto en su casa en Pavlodar, Kazajistán. (Andrew McChesney / Adventist Mission)

Maryland, EE.UU...[ASN] Cambiar de escuela puede ser difícil, pero la estudiante Ellina Minina lo encontró en particular desafiante cuando se mudó al norte de Kazajistán y supo que tendría clases cada viernes por la noche y el sábado.

Minina rechazó comprometer su observancia del sábado bíblico, a pesar de las tareas extras y la fuerte presión de la directora de la escuela. Entonces, para sorpresa de Minina, repentinamente la directora se echó atrás cuando la jovencita dio a conocer públicamente sus valores cristianos en la escuela.

“Lo más importante es orar y no tener miedo de nada”, dijo Minina, de 13 años, esta semana en una entrevista en su casa en Pavlodar, una ciudad de aproximadamente 300.000 personas localizada justo al sur de la frontera con la Siberia rusa.

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Las clases en sábado son el problema principal de los estudiantes adventistas del séptimo día en Kazajistán, una antigua república soviética cuya población de 17 millones es predominantemente musulmana, dijeron los líderes de iglesia. La Iglesia adventista tiene 3.500 miembros, pero ninguna escuela en el país. Las escuelas públicas tienen clases seis días por semana de lunes a sábado y los estudiantes son ubicados en grupos que estudian por la mañana o por la tarde.

Los problemas de Minina comenzaron el año pasado cuando su padre, el pastor adventista Dmity Minin, fue trasladado a Pavlodar desde la capital de Kazajistán, Almaty. Ellina Minina había recibido las mejores notas en el gimnasio, un tipo de escuela con un fuerte énfasis en el aprendizaje académico, en Almaty. Pero Pavlodar solo tenía escuelas regulares y ella supo rápidamente que la directora de su nueva escuela no tenía ninguna compasión por los adventistas. Minina fue colocada en un grupo de 28 alumnos de sexto grado que estudiaban de 14:00 a 20:00. “Los estudiantes siempre se peleaban”, dijo Minina. “Era difícil hacer amigos en la clase”.

 Problema de sábado

Más difícil aún fue guardar el sábado. Con la puesta de sol a las 16:00 durante los largos meses de invierno, Minina perdió la mayor parte de clases los viernes. Los sábados iba a la iglesia en vez de ir a la escuela. Su padre le suplicó a la directora que transfiera a su hija al grupo que estudiaba de 8:00 a 14:00. Otros tres niños adventistas estudiaban en aquel grupo. La directora dijo que estaría de acuerdo con el cambio si el padre firmaba un compromiso de que su hija iría a clases los sábados, dijo Dmity Minin.

“De otro modo, ni siquiera piense que su hija será cambiada al otro grupo”, dijo la directora, según el padre.

“A pesar del trabajo extra por su ausencia a las clases de los sábados, Minina se distinguió en sus estudios”, afirmaron sus padres. Ella también jugó al voleibol y estudió canto.

A principios del año escolar 2015-2016, la directora anunció que a los estudiantes con las calificaciones más altas se les permitiría trasladarse al grupo de su elección. Pero a Minina la mantuvieron en el mismo grupo para el séptimo grado. Su padre apeló a la directora otra vez, diciendo que su hija llegaba a su casa demasiado tarde por la noche. La directora rechazó su petición.

Entonces uno de los compañeros de clase de Minina, un jovencito de 13 años que vive con su abuela, causó algunos disturbios durante la clase de educación física. Tomó el bolso de otro estudiante, sacó la ropa de gimnasia y pisoteó el bolso. Entonces mientras Minina y otros 12 compañeros de clase miraban, él arrojó el bolso y la ropa por una ventana.

La directora estaba furiosa con el incidente, pero no sabía a quién culpar. Entonces llamó a 14 estudiantes de la clase de educación física en su oficina. Minina dijo que ella oró cuando la llamaron.

“Me asusté y me pregunté qué habría hecho de incorrecto”, dijo ella. “En mis siete años de escuela, nunca me habían llamado a la oficina de la directora. Oré antes de entrar y se me fue el miedo”.

 Alguien que no miente

Minina encontró a sus compañeros de clase en la oficina y la directora comenzó a hacer preguntas. “Pero nadie quiso hablar porque el muchacho era un matón”, dijo Minina. La directora miró a Minina. “Conozco a alguien que no miente”, dijo la directora. “Es Ellina. Ella es adventista del séptimo día y no miente”. Mientras sus compañeros de clase escuchaban, Minina contó que le dijo a la directora todo lo que había pasado.

“Al principio yo estaba un poco nerviosa, pero luego pensé: ‘¿Qué tengo que perder?’”, dijo. Su madre, Anastasia Minina, dijo que estaba orgullosa de su hija por haber dicho la verdad. “Ella fue muy valiente”, afirmó. “A esta edad, los niños se asustan mucho, sobre todo delante de matones. Pero Ellina no se asustó y dijo la verdad. Ella hizo lo correcto”.

Unos días después de la reunión en la oficina de la directora, la escuela se cerró durante una semana de vacaciones de otoño. Cuando Ellina Minina regresó a clases, se enteró de que había sido transferida al grupo de la mañana con los otros tres niños adventistas.

“Yo estaba muy feliz”, afirmó. “Ahora puedo venir a casa después de la escuela y todavía tengo un día entero para terminar mi tarea y hacer otras cosas como tomar clases de música”. Ella afirmó que Dios contesta las oraciones de aquellos que lo obedecen. “Es mejor no vacilar, porque si usted permanece fuerte, Dios le ayudará a tener éxito”, dijo ella.

Una parte de la ofrenda del décimotercer sábado del cuarto trimestre de 2017 ayudará a financiar la apertura del primer jardín de infantes adventista en Pavlodar, Kazajistán.  [Equipo Adventist Mission, Andrew McChesney]