Extranjeros acortan distancias para conocer realidad sudamericana
Conquistadores de otros 11 países acompañan el campamento que ocurre en Brasil.
Quién lo diría que conquistadores de Corea del Sur viajarían miles de kilómetros atravesando varios países con el único propósito de vivir “La mejor Aventura”, o quien pensaría que los de Colombia sería capazes de viajar por cielo y tierra, incluso alquilando autos, para hacer su última parada en el Parque del Peón, Barretos, en Brasil.
Aunque suena increíble, así sucedió. “Es un viaje largo. Hemos pasado por Madrid, Barcelona, Santiago, Bolivia, Cusco, Lima, Río de Janeiro y São Paulo. Salimos el 31 de diciembre de Corea del Sur y recibimos el Año Nuevo en un avión”, recuerda entre risas el pastor Cho Hye Min, líder de la delegación de conquistadores de Corea del Sur, quienes participaron en el V Campori Sudamericano.
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“Hemos aprovechado al máximo cada día. Conocimos la Universidad Peruana Unión, en Lima, también fuimos a Río de Janeiro y de allí alquilamos nueve autos y vinimos manejando durante doce horas hasta Barretos. Y de regresso, conoceremos São Paulo”, afirma el pastor Mauricio Buitrago, director de los jóvenes adventistas de Colombia (Unión Colombiana).
Cortas distancias
Y es que cuando existe pasión, las distancias se acortan y las horas se convierten en momentos que solo pueden ser guardados como recuerdos imborrables. “Vi un video promocional que explica cómo iba a ser el Campori, que sería un encuentro de vários países, entonces, motivé al club para hacer esta travesía”, comenta el líder coreano. El ya ha participado en trece Camporis de las 13 regiones administrativas de la Iglesia Adventista a nivel mundial (Divisiones).
Su anhelo es que el Club en su región sienta la pasión de los conquistadores sudamericanos. “En Corea del Sur, la Iglesia Adventista tiene pocos miembros y la función del Club de Conquistadores es salir a buscar a otras personas para hablarles de Dios a través de las actividades recreativas y la amistad. Una de las razones para que la gente vaya a la iglesia es mediante el Club de Conquistadores”, agregó.
Aunque fueron pocos integrantes en el Campori, su entusiasmo se hizo notar. “El pastor me habló sobre el Campori que sería muy colorido y mucha gente vendría. Eso sonó interesante para mí, porque quería sentir la energía de vivir esta experiencia en Brasil”, señala Insu Choi, conquistadora coreana.
Pero la fuerza también vino desde Colombia. Con 80 integrantes, en ambas las ediciones del Camporís, se convirtieron la delegación internacional más grande del evento. “Hace cinco años participamos solo con 11 personas en el Campori sudamericano. La gran bendición es que, cada vez, se animan más a venir y tener una experiencia de aprendizaje, de participación, de compartir, de crecimiento espiritual y de formación en todo sentido”, indicó Buitrago.
Su motivación para llegar llegar hasta Barretos es que los adolescentes se apasionen más por el Club de Conquistadores. “Hace un poco más de un año, nos reunimos en el Campori de la División Interamericana (sede administrativa de la Iglesia adventista para Centroamérica) y fuimos solamente 13 mil personas de 34 países”, comenta Mauricio. “Sudamérica se prepara cinco años con un trabajo muy árduo y el Campori es la fiesta”, agrega.
Lecciones
Contagiado por esa pasión, el líder no perdió la oportunidad de obtener importantes lecciones de organización y trabajo en equipo para el crecimiento de los Clubes de Conquistadores en Colombia.
Si bien es cierto que el Campori de Conquistadores “La Mejor Aventura”, estuvo dirigido a Sudamérica, también inspiró la participación de conquistadores de otros países como Canadá, Estados Unidos, Tanzania, República Dominicana y Romenia.