Misión Caleb involucra 180 mil jóvenes en proyectos sociales
Este año el programa incentiva la integración de personas de culturas diferentes para trabajar por la comunidad.
Por Mariela Espejo
En este mes de julio, cerca de 100 mil jóvenes de ocho países de Sudamérica dedicarán sus vacaciones a participar de Misión Caleb, programa voluntario de servicio social y evangelismo. Parte de ellos ya está en acción, y se dedican a visitar lugares donde no hay presencia adventista para llevar mensajes de esperanza y compartir principios biblicos.
El enfasis del proyecto en este año es promover el intercambio cultural, que es llevado a cabo internacional o regionalmente. En la siguiente entrevista, el pastor Carlos Campitelli, líder de los jóvenes adventistas de la región, explica detalles del proyecto y recalca cómo en estos doce años de la iniciativa los jóvenes han contribuido visiblemente para el crecimiento de la Iglesia.
¿Cuál es la novedad de Misión Caleb este año?
Este año hemos trabajado sobre la base del intercambio internacional, de que es un proyecto sudamericano, que puedes ir más allá de tus propias fronteras. Así como lo muestra el video promocional. También el tema de este año es fe en acción, que nada más y nada menos es que salvación y servicio, que es el gran objetivo del Ministerio Jóven: salvar del pecado y guiar en el servicio. Caleb toma un poquito esa dimensión. Todos los materiales son hechos por la sede administrativa de la Iglesia Adventista para Sudamérica, pero el restante, las estrategias y la aplicación del proyecto es más a nivel local. Inclusive las fechas y la duración del proyecto son adaptadas de acuerdo con cada lugar.
La novedad es el intercambio cultural. ¿En qué lugares esto ha sido posible?
Ya ha habido diferentes intercambios durante el mes de enero. Ahora en el mes de julio, hay gente de Uruguay que está en Paraguay y jóvenes de Brasil que están en Paraguay, en Bolivia. También hay chicos de Rio de Janeiro que han ido al sur de Argentina y viceversa. Generalmente hay intercambios como esos.
Este mes tenemos mayor cantidad de jóvenes participando. Son ocho sedes administrativas que participaron en enero y ocho ahora en julio. Solo una sede regional del norte de Brasil, por ejemplo, tiene 30 mil jóvenes participando del proyecto.
¿Cuántos jóvenes estarán involucrados en Sudamérica durante estas vacaciones?
Ahora cerca de 100 mil. Sumando los 80 mil del inicio de año, podemos decir que en el 2018 tuvimos a 180 mil jóvenes en acción.
Usted mencionó que el proyecto es llamativo para la juventud y ha atraído a más jóvenes a la Iglesia. ¿Él también ha incentivado a más personas a dedicarse a ser misioneros por más tiempo?
Sí, sin dudas ha despertado vocaciones misioneras. Algunos chicos han decidido estudiar Teología después de la experiencia de haber participado de un proyecto evangelístico como Misión Caleb. Otros han ido a nuestras facultades para prepararse y ser misioneros. Algunos hacen Misión Caleb en su iglesia local, o van a otros lugares. Viajan y ese salir, ese aportar en otro lugar, también les enciende una llama misionera. Los que talvez estaban un poco inactivos en su iglesia local, cuando retornan, ven que es posible usar sus dones al servicio de Señor. Por eso es que se transforman en los líderes de su iglesia, porque vuelven con una visión mucho más misionera que antes.
¿Qué lecciones usted ha aprendido com Misión Caleb a lo largo de los años?
A creer en la juventud, en el potencial que ellos tienen y a poner realmente los desafíos en las manos de ellos. Y claro, cuando tenemos una iglesia donde los adultos son conscientes de esa necesidad de apoyo, de que juntos se pueden realizar cosas, el crecimiento es mucho más productivo para ambas partes. De manera especial, el joven se siente beneficiado de tener una experiencia real y vivida, que dejó resultados también.
Y para el futuro, ¿Cuáles son los planes para Misión Caleb?
El plan es continuar con el proyecto y siempre reinventándolo, poniendo una nueva modalidad, algún elemento nuevo que sea atractivo para los jóvenes. Además de eso, verlos a ellos mismos proponiendo nuevas estrategias para alcanzar diferentes lugares a través de las herramientas disponibles en la comunidad y los dones que puedan colocar a servicio. También renovar la campaña de llamada cada año y fortalecer la capacitación y el entrenamiento previo al proyecto Misión Caleb, porque uno de los grandes desafíos también es entrenarlos para que vayan pero que sepan qué hacer y cómo hacerlo.
Vea el video promocional: