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Miembros usan recursos y ayudan a la Iglesia a compartir el evangelio en Sudamérica

Diezmos y ofrendas se transforman en acciones reales de evangelismo y fortalecimiento de los énfasis de la denominación.


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Durante su presentación, el pastor Marlon Lopes, director financiero de la Iglesia Adventista para Sudamérica, resaltó el foco de la denominación: predicar el evangelio. (Foto: Gustavo Leighton)

La responsabilidad de ir a todo el mundo para anunciar el evangelio, como fue la orden de Jesús registrada en Marcos 16:15, no se restringía solo a sus discípulos. La escritora Elena de White, reconocida por los adventistas como una profetisa, anotó en el libro Joyas de los Testimonios, tomo 2, en la página 365: “El Señor quiere que la proclamación de este mensaje sea la obra más sublime y grandiosa que se lleve a cabo en el mundo en este tiempo”.

En todo el globo, la Iglesia Adventista del Séptimo Día ha invertido en iniciativas no solo de capacitación de personas, sino también en contenidos que sean útiles para los que todavía no conocen a Cristo. Y a lo largo de su historia, los miembros han contribuido para que eso ocurra y produzca un impacto en la vida de otros. Esa realidad se vio en el informe de la Tesorería de la sede sudamericana adventista, presentado en la mañana del lunes 7, durante el Concilio Anual.

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Los recursos necesarios para que el trabajo de la denominación avance, sobre todo en Sudamérica, que fue el foco del informe, proviene de la devolución de los diezmos y de las ofrendas entregadas voluntariamente, de acuerdo con la orientación presentada por la Biblia. En los últimos seis años, el número de miembros que diezman tuvo un aumento del 19%, lo que ayudó a mantener y ampliar inversiones en el área de evangelismo, con la adquisición masiva de Biblias y el apoyo a iniciativas dirigidas a los jóvenes y a la comunicación, por ejemplo, lo que incluye programas en radio, TV e Internet.

A los delegados del Concilio, el pastor Marlon Lopes, director financiero de la Iglesia Adventista para Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay, mostró que a lo largo de los últimos años ha ocurrido una disminución de gastos en algunas áreas para aumentar el valor destinado a la misión.

Invertir para salvar

“Tenemos un trabajo que hacer”, puntualizó él al referirse a la necesidad de alcanzar a las personas, inclusive en otras regiones del mundo. Parte de los diezmos y ofrendas entregadas en Sudamérica está destinada a la sede mundial adventista, que dirige una parte para atender localidades que tienen poca o ninguna presencia de adventistas. Es así como se envían misioneros, por ejemplo, para territorios reconocidos como un desafío para la predicación del evangelio. Pero uno de los frentes de la denominación en Sudamérica, también es enviar familias o individuos, con recursos propios, para suplir esas necesidades.

En su presentación, él recordó a los presentes que, en cada sede administrativa, los énfasis de crecimiento de la Iglesia en Sudamérica para el quinquenio que va desde 2021 hasta 2025, deben orientar la planificación financiera. “Nuestro presupuesto debe reflejar eso”, subrayó. “Si la predicación es nuestra tarea mayor y más importante, significa que nuestros recursos deben estar alineados con esa visión”.

Por lo tanto, esos énfasis buscan fortalecer las áreas de Escuela Sabática y Grupos Pequeños; Estudios Bíblicos; Nuevas Generaciones y Ancianato. Estas están directamente ligadas a la misión de la Iglesia Adventista, que hace reales y efectivas las capacitaciones, la producción de contenidos y las inversiones en proyectos, justamente debido al uso de los diezmos.

“Si queremos ver a la Iglesia crecer y tener miembros fieles, debemos predicar el evangelio. Necesitamos tener un proyecto de crecimiento, de discipulado”, resaltó el pastor Marlon Lopes. Myrian dos Santos y su esposo, Getúlio, integran una de esas iniciativas.

Evangelismo diario

Era sábado por la mañana. Ellos se preparaban para ir a la iglesia, pero notaron que el auto no salía del lugar. Estaba descompuesto. Entonces decidieron llamar a un conductor por la aplicación que les habían recomendado. Habían recibido el contacto por parte de alguien que con frecuencia los atendía, pero que ahora tenía otro empleo.

Myrian ya condujo a decenas de personas al bautismo. (Foto: Gustavo Leighton)

Al entrar en el auto de Sergio Murilo da Rocha, lo primero que hizo el matrimonio fue entregarle un libro misionero. Durante el trayecto, hablaron sobre Jesús, pero no mencionaron su denominación, mucho menos que estaban yendo a la iglesia. Pero al llegar al lugar indicado, el conductor se dio cuenta donde iban.

Después de ese primer contacto, tía Myrian, como se la conoce, no se olvidó del conductor. Un día, lo invitó a participar de un almuerzo realizado mensualmente en su congregación local, en Tanguá, interior de Rio de Janeiro. Rocha, que también era un pastor de otra denominación, dudó en aceptar, principalmente debido a la posible reacción de su esposa.

Sin darse por vencida, en el Día Internacional de la Mujer, Myrian envió un mensaje e invitó a Eliane a participar de su Grupo Pequeño, que hace años se reúne en su casa. Ellos fueron y poco después comenzaron a asistir a la Iglesia Adventista. Además del Grupo Pequeño, que los recibió, la Escuela Sabática fue fundamental para que ellos profundizaran su conocimiento bíblico y se decidieran por el bautismo.

“En la Iglesia Adventista descubrí lo que es la verdad. Le dije a mi esposa que llegó la hora de trabajar verdaderamente para Jesús. Ahora está muriendo un ex pastor, y naciendo un adventista que debe enseñar sobre el verdadero Jesús”, declaró Sergio antes de ser bautizado durante el Concilio Anual.

Rocha y su esposa son fruto de la atención, el cuidado y la dedicación de miembros a la proclamación del evangelio. (Foto: Gustavo Leighton)

“La tía Myrian cuidó de sus miembros con cariño. Tenía un propósito muy claro: Grupo Pequeño, Escuela Sabática [de la cual ella es la directora en su congregación] y trabajó con ellos. Nuestro propósito de cuidar de los recursos no es un fin. Es solo una forma que Dios dejó para que prediquemos el evangelio y hagamos que esas escenas se repitan muchas veces”, enfatizó el pastor Marlon Lopes ante el matrimonio que acompañaba todo desde dentro del bautisterio.


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