Historiador explica porque los adventistas no son fundamentalistas
La conferencia de historiadores adventistas se abrió con presentaciones esclarecedoras.
Por Marcos Paseggi
“Los adventistas del séptimo día no son fundamentalistas”, dijo Nicholas Miller, que es profesor de Historia Eclesiástica en la Universidad Andrews, en el plenario de apertura de la conferencia “Situating Adventist History” (Historia adventista en contexto), en el campus de la Universidad Adventista de Washington en Takoma Park, Maryland, Estados Unidos, el 8 de enero. El evento de la Asociación de Historiadores Adventistas, patrocinado por la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones y la Universidad Adventista de Washington, reunió a decenas de historiadores, investigadores y profesores para dos días de presentaciones, sesiones de preguntas y respuestas y discusiones.
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La presentación de Miller, titulada “El adventismo, el fundamentalismo y la Biblia”, brindó evidencias históricas que muestran de qué manera el adventismo, si bien es un movimiento conservador, en su mayor parte ha logrado mantenerse alejado de algunas de las trampas del fundamentalismo, adoptando un enfoque más equilibrado de varios temas, incluida la inspiración de las Escrituras. Es algo, dijo Miller, que está arraigado en las ideas que influyeron en la historia temprana de la denominación, algo que enfatiza la importancia de hacer investigaciones sobre la historia adventista.
Por qué los adventistas deberían interesarse en la historia
David Trim, director de la Secretaría de Archivos, Estadísticas e Investigaciones de la Iglesia Adventista mundial, se mostró de acuerdo con Miller. En sus declaraciones de apertura, Trim dijo que aunque las investigaciones en historia adventista se han disparado en las últimas décadas, es fundamental brindar un contexto a muchos de esos estudios. “La historia adventista está siendo transformada”, dijo, “pero necesitamos contextualizar, ponerla en un contexto más amplio”.
¿Por qué? En una entrevista al margen de la conferencia, Trim explicó que para comprenderse, es fundamental que los adventistas sean conscientes de las fuerzas que moldearon lo que son hoy, y de qué manera esas fuerzas aún están influyendo sobre la manera en que actúan y las decisiones que toman. “[Los adventistas] no existen en un vacío”, dijo. “Son parte de un conjunto específico de circunstancias geográficas e históricas que afecta sus planes y proyectos, aun la manera en que ven su misión”.
Lejos del fundamentalismo
En este sentido, la presentación de Miller mencionó algunas de las ideas que brindan trasfondo e influyeron sobre el adventismo temprano. Él se refirió específicamente a tres ideas que, él cree, moldearon el pensamiento de los pioneros adventistas. “Los pioneros no creían que se necesitaban pruebas absolutas para comprender la verdad. Creían en el papel del juicio humano para aprehender la verdad,” expresó como primer punto.
Miller también explicó que, a diferencia de los fundamentalistas, los pioneros adventistas, incluida Elena G. White, una de las fundadoras de la denominación, creía que aprehender la verdad se basaba en la Palabra de Dios, pero que también era posible recibir importantes perspectivas a partir del “libro de la naturaleza”, y “en la experiencia de la obra de Dios en la vida humana”. Es algo, dijo, que permitió que los pioneros adventistas lleguen a diferentes conclusiones de otros cristianos fundamentalistas sobre temas tales como el castigo eterno, las mujeres que hablan en la iglesia y la esclavitud, por nombrar unos pocos.
Finalmente, los primeros adventistas se vieron influidos por la noción del gobierno moral de Dios como una presuposición interpretativa, lo que, según Miller, llaman a ver los versículos problemáticos de la Biblia mediante los lentes de la bondad divina. “Por ello, cuando la Biblia habla por ejemplo del fuego eterno”, dijo Miller, “los primeros adventistas buscaron explicaciones alternativas, dado que entendían que un Dios bueno jamás castigaría a sus hijos por la eternidad”.
“Todo esto hace que el adventismo sea una corriente religiosa diferente que el fundamentalismo”, dijo.
Conservadores y pragmáticos
Subyacente a este desarrollo dinámico de la comprensión adventista, Miller analizó algunas tensiones adventistas históricas relacionadas con la idea de la inspiración. Aunque los fundamentalistas han defendido por lo general el dictado verbal de las Escrituras —es decir, que la Biblia no contiene ningún error en todos los aspectos relevantes— los adventistas del séptimo día, en su mayor parte, no lo han hecho. “Los adventistas del séptimo día adoptan una visión elevada de las Escrituras, pero no creen en el dictado verbal de ellas”, dijo. Lo mismo se aplica a los escritos de White. Ella misma no apoyó esa postura, dijo Miller.
Después de la muerte de Elena G. White en 1915, su hijo Guillermo White procuró mantener viva la visión de su madre de la inspiración, oponiéndose a movimientos que apoyaban el dictado verbal, dijo Miller. No obstante, el incremento del pensamiento cristiano liberal animó a los líderes adventistas a ponerse del lado de los fundamentalistas sobre muchos temas en las siguientes décadas, y la idea del dictado verbal se infiltró en la iglesia. “Es algo que terminó cambiando el enfoque que tenía la iglesia de la raza y las mujeres, por ejemplo, que hasta el momento había sido pragmáticamente progresivo”.
En el presente, vivimos en una era de un creciente internacionalismo en el adventismo, dijo Miller. “En ese sentido, tenemos una iglesia conservadora, pero una y otra vez ha probado que no es fundamentalista”, concluyó.
Alec Ryrie, profesor y autor de la Universidad de Durham, en Inglaterra, pareció concordar con la tesis de Miller. Al analizar el lugar del adventismo en la historia protestante, dijo que el adventismo evitó las fallas que hundieron a otros movimientos.
“En términos históricos, los movimientos protestantes desconfiaban de los gobiernos; se rehusaban a participar de la política, o simplemente ignoraron por completo los gobiernos”, dijo Ryrie. “Pero los adventistas escogieron un camino diferente. Hablaron de votar y participar en el gobierno. Y en la Guerra Civil Estadounidense, aunque se opusieron a la esclavitud, hablaron en contra de ambos lados de la disputa”.
Lo mismo se aplica al pensamiento apocalíptico. Después de que Jesús no regresó a la Tierra en 1844, los adventistas evitaron ya sea escoger otras fechas o alejarse del pensamiento apocalíptico. “Los adventistas escogieron una tercera opción”, dijo Ryrie, que no pertenece a la Iglesia Adventista. “Explicaron que la fecha era la correcta, aunque no el evento”.
Ryrie cree que, a diferencia de otras denominaciones, parte del éxito adventista es que ha logrado seguir aferrado al pensamiento apocalíptico sin caer en el desequilibrio. “El adventismo es en esencia pragmático”, expresó.