Adventistas sudamericanos ayudaron a más de 2.8 millones de personas en 2020
La ayuda de los adventistas en ocho países de Sudamérica ha beneficiado a millones de personas, y es el resultado de diferentes esfuerzos de diversas áreas y departamentos.
En un año caracterizado predominantemente por los efectos de la pandemia Covid-19, las diferentes instituciones de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, a nivel sudamericano, reaccionaron. A lo largo de los meses, han marcado una diferencia en la vida de las personas que más sufren en un período de grandes limitaciones.
Varios factores han afectado a la sociedad mundial, principalmente después del anuncio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en marzo, de que la enfermedad había alcanzado un nivel pandémico. Sin embargo, situaciones como el aislamiento, el desapego social, la contaminación y muerte de personas, los desarrollos económicos y sociales con aumento del desempleo y pérdidas salariales, y mucha ansiedad y aprensión, no impidieron que los adventistas llevaran a cabo proyectos y actividades.
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Ejército de beneficiarios
Los datos muestran que, desde enero hasta la primera quincena de diciembre de 2020, la Iglesia Adventista del Séptimo Día sumó más de 2 millones y 894 mil personas beneficiadas en diferentes proyectos sociales. El número total de beneficiarios toma en cuenta la recolección de datos de varios frentes de acción: personas asistidas con ropa y alimentos en varios proyectos de Acción Solidaria Adventista (ASA), departamento presente en las iglesias locales; personas que se benefician de las donaciones de la Red de Educación Adventista; personas favorecidas por el proyecto Oído Amigo, dirigido por el Ministerio de la Mujer, y también programas de donación de sangre y respuestas de emergencia de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA).
ASA
En el caso de ASA, se atendió a 1.621.436 personas en un año. Se donaron más de 4 millones de kilogramos de alimentos y 93.989 personas recibieron estudios bíblicos en los más de 79.000 proyectos de servicio comunitario cerca de los templos locales.
Educación adventista
La Red de Educación Adventista, presente en los ocho países de Sudamérica, también se ha movilizado para marcar la diferencia. Al menos 116.019 personas se beneficiaron de las acciones directas realizadas en las unidades escolares. Esto resultó, por ejemplo, en 42.260 cestas básicas donadas, 14.6867 prendas de ropa entregadas, 7.768 kits de higiene, además de otras acciones como donación de sangre, entrega de litros de leche, donación de vasos, pagos por servicios básicos, suministro de máscaras, etc.
Proyecto Oído Amigo
Realizado por voluntarios, el proyecto Oído Amigo fue diseñado especialmente en el contexto de la pandemia. Luego de notar que muchas personas tenían reacciones negativas en términos psicológicos, el Ministerio de la Mujer, en sus diferentes regiones, organizó plataformas de servicios en línea para apoyar a la población.
El número total de psicólogos involucrados en esta iniciativa ascendió a 827. En conjunto, brindaron atención profesional gratuita a 79.772 personas.
Vida por vidas
El proyecto de incentivo a la donación de sangre, llamado Vida por Vidas, también marcó la diferencia en el año de aislamiento. En los últimos cinco años, según una encuesta del Ministerio Joven, 702.302 personas participaron como donantes en ocho países de Sudamérica.
Sin embargo, solo en el año de la pandemia, 65.742 personas fueron, con todos los cuidados necesarios, para hacer donaciones que reforzaron las reservas de bancos de sangre y centros de sangre.
ADRA
La encuesta también encontró algunos datos relacionados con las visitas realizadas por la Agencia Adventista de Recursos de Asistencia y Desarrollo (ADRA) en ocho países de Sudamérica, incluido Brasil. Se registraron 31 proyectos de emergencia general, con 225.550 beneficiarios, y 115 iniciativas de emergencia relacionadas exclusivamente con Covid-19, con 913.428 beneficiarios.
Recibida, hoy recibe
La pandemia también ha cambiado la rutina de los niños atendidos en uno de los albergues que mantiene ADRA en Vitória, en la capital de Espírito Santo. La trabajadora social Juliana de Rosário da Silva, de 20 años, trabaja en este lugar. Ella es una de las personas detrás de todas estas cifras sobre el equilibrio social de las instituciones adventistas.
Juliana llegó a un hogar de acogida (también mantenido por ADRA en la capital de Espírito Santo) a la edad de 16 años. Su situación fue de abandono por parte de su familia, al igual que sus dos hermanos, hasta que tenía alrededor de los 14 años. Sin residencia permanente ni referencias, incluso después de haber sufrido violencia física por parte de un padrastro, encontró un refugio seguro en el proyecto de la agencia humanitaria adventista. Hoy, como empleada de un proyecto ADRA, es una de las encargadas de trabajar con aproximadamente 14 niños, la mayoría en una situación muy similar a la que vivió cuando era adolescente.
Después de un pasado complicado y ahora en un presente prometedor, la joven sueña con un futuro aún mejor. Se está preparando para estudiar Pedagogía y expresa su gratitud por el sistema de recepción proporcionado por ADRA. "Estoy muy agradecida con la agencia y con todo este trabajo realizado", afirmó.