Misioneros cristianos explican los desafíos en China
Conozca un poco del trabajo realizado por el proyecto Misioneros para el Mundo en China, con entrevista exclusiva de ASN.
Brasilia, Brasil...[ASN] El proyecto Misioneros para el Mundo (MPM) envió adventistas sudamericanos a varios países con poca presencia cristiana a fin de intensificar las relaciones con las comunidades locales. La intención es mostrar que el cristianismo puede tener un impacto social mayor y eliminar prejuicios con las creencias más comunes en esas regiones. En esta edición, presentamos el reportaje de la Agencia Adventista Sudamericana (ASN) con el misionero que prefiere ser identificado solo por la sigla DR y que vive con la esposa en China desde principios del año pasado.
¿Cuál es exactamente el trabajo que ustedes realizan, dónde están exactamente y hace cuánto tiempo?
DR: Estamos viviendo en la provincia de Guizhou, en el sudeste de China. Esa provincia es una de las más pobres, pero al mismo tiempo una de las que más crecen. La mayor migración de personas en el mundo ha ocurrido en China en los últimos 30 años. Sin embargo, en esa provincia, como el desarrollo demoró un poco más, esa migración está sucediendo ahora. Llegamos aquí a principios de 2015, y de un año al otro notamos cómo las personas vienen a la ciudad. Nosotros vivimos en la capital, Guiyang, que de acuerdo con el contexto de China es una ciudad pequeña. Solo tiene 4,5 millones de personas, con datos de un censo ya sobrepasado. La realidad posiblemente es que se aproxime a los seis millones de personas. Aquí en China, el feriado principal es el año nuevo chino que cambia cada año, pues se lo conmemora de acuerdo con el calendario lunar. En el año nuevo chino, quien está en la ciudad, vuelve a su ciudad natal, y cuenta cómo le va en el trabajo, la ganancia de dinero, la compra de artículos que hace algunos años jamás hubiera soñado tener. Y cuando los familiares, amigos y vecinos escuchan sobre este progreso de quien fue a la ciudad, la reacción es inmediata. Cada año nuevo chino, muchos deciden ir hacia la ciudad.
Por eso la cantidad de departamentos construidos y ocupados no deja de crecer, los congestionamientos son cada vez más rutinarios y todos los lugares están llenos al extremo.
Al llegar a China, tuvimos una semana de preparación en Hong Kong, que oficialmente es parte de China, pero en la práctica es bien diferente. Allá nos orientaron sobre cómo podríamos ayudar a la iglesia local. El primer objetivo de alguien que viene aquí en esas condiciones es aprender el idioma. Para eso, y también para obtener residencia legal en el país, solicitamos la visa de estudiantes. Nuestra rutina en los últimos dos años ha sido especialmente de mucho estudio. Estudio del idioma, de la cultura, de los caracteres chinos. Al mismo tiempo fuimos presentados a la pequeña iglesia adventista ya existente en la ciudad de Guiyang. Tenemos alrededor de 28 miembros, de los cuales 25 son ancianos, un niño y dos jóvenes.
¿Cómo ha sido la adaptación cultural?
DR: Cuando se llega a China por primera vez, el choque cultural es inevitable. En realidad, al salir del país de origen ese choque siempre se siente. Sin embargo, en nuestro caso, el comienzo tuvo algunos hechos impactantes. Llegamos a Guiyang al final del invierno. Nuestro primer sentimiento al salir del avión fue de querer volver adentro de la aeronave. Cero grados en el lugar, los árboles secos, un paisaje completamente diferente de todo lo que ya habíamos visto hasta entonces. Habíamos estado en Hong Kong por una semana, con temperaturas en torno a los 18 grados centígrados y después de viajar una hora y media llegamos a la región montañosa que resultó ser nuestro hogar hasta el momento. La primera sensación fue sustituida paulatinamente por la curiosidad y el deseo de entender al pueblo que nos rodeaba. Cuando alguien decide servir en otro país, decide también reaprender a vivir, y eso fue lo que sucedió con nosotros. Aprendimos a vivir de una manera que antes no imaginábamos. Hábitos como beber agua hirviendo comenzaron a ser parte de nuestra rutina. Los caracteres que al comienzo no tenían ningún sentido, ahora ya comenzamos a interpretarlos, aunque todavía de forma parcial, pero ya podemos interpretarlos.
Ser extranjero en China es motivo de constante observación. Las personas continuamente nos señalan, y dicen: Mira, ¡un extranjero! La mayoría de ellos supone que los extranjeros jamás podrían hablar un idioma tan complicado como el mandarín, pero cuando uno comienza a hablar con ellos, la sorpresa es general.
Al mismo tiempo, el pueblo chino es amable y sorprendentemente acogedor. En algunos momentos, al comienzo, nos sentíamos un poco como niños sobre protegidos por los padres. Nuestros amigos nos ayudan en todo, en varias ocasiones, y alabamos a Dios por eso. Hemos sentido su amor y cuidado en diversas situaciones.
¿Cuáles son las características que más los desafiaron en esa región?
DR: Desde la apertura económica de China, en 1980, la población china descubrió que puede “mejorar de vida”. Durante los años de la Revolución Cultural en China, Mao Tse-tung, con mano de hierro, implantó políticas que transformarían China. Pero para que sus políticas funcionaran, muchos fueron puestos en prisión, muertos, expulsados del país y miles sufrieron un hambre terrible. Se bromea diciendo que los chinos comen “todo lo que se mueve”, pero la historia demuestra que eso sucede en realidad porque hubo un período en que comer insectos, perros, o simplemente “vegetación” era la única forma de sobrevivir.
Con la apertura, y con el hecho de que China se volvió una fuente de mano de obra barata para el resto del mundo, la población entró en una búsqueda desenfrenada por el dinero y las posesiones. La cultura en China hoy demanda que cada familia tenga su casa propia, y de preferencia que tenga más de una casa, que tenga automóvil preferentemente importado a fin de ganar “estatus” en la sociedad, que posea los artículos más caros y lujosos posibles. Marcas de lujo como Rolex, Lamborghini, Porsche, Mercedes Benz y muchas otras tienen una fuerte presencia hasta incluso en ciudades consideradas “pobres” dentro de China. Eso realza más el contraste social aquí dentro. El país que supuestamente debería ser comunista, en el sentido de que todos disfrutan igualmente de ciertos beneficios sociales, en realidad refuerza la idea del individualismo, de la preocupación por sí mismos y su propia familia. Generosidad, altruismo y disposición de ayudar están “fuera de moda” por aquí. La búsqueda del dinero es más que un deseo de algunos individuos; es una demanda de la sociedad.
Las propiedades y bienes deseados son muy caros, pero en contraste, un joven cuando va a pedir a su novia en casamiento, necesita dejar claro a la familia de ella que tiene “condiciones” de cuidarla. En este caso, generalmente esas “condiciones” son tener un departamento, un auto y un sueldo elevado. Algunos que no logran probar que poseen esos requisitos son automáticamente “reprobados” por la familia, y en muchos casos por la propia novia.
Eso tiene influencia en la predicación del evangelio. Predicamos la observancia del sábado, pero los chinos trabajan siete días por semana. La excepción son los grandes feriados chinos, tal vez dos o tres veces al año. Esa búsqueda por el dinero, aquí llamada 装钱 (zhuangqian), es asunto común en la vida diaria de los chinos.
Lamentablemente, muchos de nuestros miembros aquí no resisten a la presión del trabajo y de la necesidad de buscar dinero. Por factores culturales, muchos no logran decir “no” cuando el jefe lo convoca a trabajar en sábado, y terminan yendo. El concepto de “puesta de sol a puesta de sol” también es bien complicado por aquí.
¿Pero la iglesia está legalmente aceptada allí o no?
DR: La iglesia en China está considerada un territorio “no organizado”. ¿Qué significa eso? En la práctica, es sencillo: Como el gobierno chino no permite que cualquier iglesia cristiana china “responda” a una “institución” fuera de China, surgió la necesidad de organizar cada iglesia localmente. Eso crea un contraste también entre las iglesias dentro de China. Contraste en cuestiones de tamaño, de doctrina y administración. Básicamente, cada iglesia tiene un/a líder. Ese/a líder puede o no ser un/a pastor/a, puede (o no) haber estudiado teología, y puede (o no) tener creencias personales diferentes de otras personas/iglesias. En la práctica, tenemos por lo menos seis modalidades de adventismo dentro de China, algunos de ellos bien fieles a la Biblia, y algunos más “liberales”. Eso dificulta un poco el trabajo en algunos momentos.
Pero lo que realmente impresiona es que, a pesar de tantos factores aparentemente contarios, la iglesia está amparada y cuidada por Dios. Cada año se abren nuevos grupos y se descubren y registran grupos antiguos de los que no se tenía conocimiento. Hoy, existen más de 400 mil adventistas en China. Claro que si comparamos ese número con otros países es muy pequeño, pero Dios ha llamado y traído personas para ayudar, ha inspirado a los miembros a predicar, y el evangelio está creciendo. [Equipo ASN, Felipe Lemos]