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Evangelismo

"Regresé a la iglesia gracias a las fervorosas oraciones de mi hermana"

Nazaria Pinazo, enfermera de 53 años, ama predicar sobre el amor de Cristo a muchas personas.


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Nazaria Pinazo en su centro de trabajo (Instituto de Prevención Social) Foto: Cortesía Ana Pinazo)

Nazaria Pinazo tuvo la bendición de conocer desde muy joven el mensaje de Cristo. Fue una de las primeras integrantes de su familia en aceptar a Jesús mediante el bautismo, pero también una de las primeras en abandonar la Iglesia Adventista.

Aunque en un principio, el principal problema de su salida fue el trabajo en sábado, con el pasar del tiempo este acabaría, dándole la posibilidad de regresar. “Tenía la oportunidad de volver, pero sentía que le había fallado a Dios. Creía que debía ser perfecta para entrar nuevamente, pero con el pasar del tiempo me di cuenta que estaba equivocada”, comenta Nazaria.

Transcurrieron 20 largos años en el que Nazaria estuvo fuera de la Iglesia, mientras que los otros miembros de su familia aceptaban el mensaje de salvación por primera vez e intentaban convencerla de que regrese. “Mi hermana Ana siempre estaba pendiente de mí y me invitaba a que retorne. Recuerdo que cada vez que necesitaba de una oración, acudía a ella y siempre era escuchada”, indica Nazaria.

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Pasó el tiempo, hasta que algo impresionante acontecía en su vida. Cada vez que se quedaba dormida, soñaba con la segunda venida de Jesús. “Yo veía como mis hermanos eran rescatados y se iban en las nubes junto a los ángeles, pero yo me quedaba sola en mi lugar. Eso me daba mucho miedo”, confiesa.

Un mensaje especial

El mismo sueño perseguía a Nazaria por mucho tiempo, así que decidió compartirlo con su hermana Ana, quién le confesó que desde hace años ora por su regreso a los pies de Jesús. Esa confesión le hizo entender que los sueños que la perseguían eran porque el Espíritu Santo estaba tocando nuevamente su corazón para volver a la Iglesia.

“Después de saber que mi hermana oraba por mí, empecé a encomendarme a Jesús todos los días. Así fue, que una noche escuché una suave, dulce y cálida voz que me decía “yo siempre te voy a esperar”. Para mí fue la voz de Dios hablándome y dándome una nueva oportunidad”, señala.

Nazaria Pinazo junto a miembros de la iglesia adventista de Guarambaré, Paraguay. (Foto: Cortesía Ana Pinazo)

Después de ese tiempo, Nazaria regresó a la iglesia y ahora se ha convertido en una gran líder. Le encanta predicar sobre el amor de Cristo. Ella participa de los grupos pequeños y es la directora de la Escuela Sabática de su iglesia, en Guarambaré, Paraguay.


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