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Estadísticas revelan crecimiento mundial de la Iglesia Adventista

Luego de presentar el informe, el secretario general de la organización sugirió pasos para que los miembros logren unidad en la misión.


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En 2018, más de 1.8 millones de personas se unieron a la Iglesia Adventista a través del bautismo o la profesión de fe (Foto: Tor Tjeransen / ADAMS)

Solo la presencia y la obra del Espíritu Santo puede ayudar a los miembros de una creciente Iglesia Adventista del Séptimo Día internacional a llevarse bien y permanecer unidos para la misión, dijo G. T. Ng, el secretario de la Iglesia Adventista para el mundo.

Los comentarios de Ng fueron parte del Informe de Secretaría para el Concilio Anual de 2020 de la Junta Directiva de la iglesia, el 7 de octubre de 2020, que se lleva adelante de forma virtual este año.

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El Informe de Secretaría fue el primer tema principal de la agenda oficial. Ng compartió estadísticas de los miembros de iglesia, enfatizó diferencias y similitudes entre regiones de la iglesia mundial y sugirió que dicho cuerpo internacional de creyentes puede alcanzar la armonía, lo que le permitirá avanzar.

Estadísticas de la iglesia del final de 2018

La membresía mundial en 2018 era de 21.414.779, según Ng. Eso fue un aumento de 687.432 con respecto al año anterior. “Alabamos a Dios por el sano crecimiento”, dijo. En la Iglesia Adventista del Séptimo Día, los miembros se cuentan cuando las personas se bautizan en la iglesia, lo que significa que no se incluyen bebés, niños, o simpatizantes no bautizados.

La membresía varía ampliamente de una región de la iglesia mundial a otra, dice Ng. De acuerdo con las estadísticas oficiales de la iglesia, actualizadas en diciembre de 2018, los totales van desde 106.000 miembros en la División Euroasiática y 268.000 entre la División Transeuropea y la División Intereuropea a 4.4 millones en la División Africana Centro-Oriental. Otras regiones de la iglesia con mayor número de miembros son la División Sudafricana y del Océano Índico, con 4.3 millones de miembros y la División Interamericana, con 3.7 millones.

El mismo Informe Estadístico muestra 1.3 millones de miembros en la División Norteamericana, una región de la iglesia que abarca los Estados Unidos, Canadá, Bermuda, y Guam. Otras regiones incluyen a la División Norasiática del Pacífico con 286.000 miembros de iglesia; la División del Pacífico Sur, con 567.000; y la División Africana Centro-Oriental, con 862.000. También hay 1.1 millones de miembros en la División Sudasiática, con base en India; 1.6 millones de miembros en la División Sudasiática del Pacífico, con base en Filipinas, y 2.5 millones de miembros en la División Sudamericana, con base en Brasil.

Además del resto de las regiones del mundo, las estadísticas incluyen dos campos especiales adjuntados a la iglesia mundial, la Unión China (sede adventistas en el país) con 472.000 miembros, y la Unión del Medio Oriente y Norte del África, con base en Beirut, Líbano, con solo 5.120 miembros.

En 2018, Ng informó que 1.383.427 personas se habían unido a la iglesia mediante el bautismo y profesión de fe. El número representa 30.000 ingresos más que en el 2017, expresa.

Una iglesia internacional

Las estadísticas muestran que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es una iglesia cada vez más internacional, con presencia en 215 de 235 naciones reconocidas por las Naciones Unidas, dijo Ng. ¿Por qué tan internacional?, preguntó. Para responder esa pregunta, Ng les recordó a los miembros de la Junta Directiva sobre la historia de la denominación.

“La Iglesia Adventista del Séptimo Día tiene un alcance global porque está destinada a ser… porque la profecía bíblica la designa para serlo”, comentó Ng. “La iglesia tiene sus raíces en la profecía, y Apocalipsis 10 habla de un nombramiento divino en 1844, cuando Jesús entró en el Lugar Santísimo en el santuario celestial, para interceder por nosotros. ‘Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes’”, les recordó a los oyentes, citando Apocalipsis 10:11 de la Biblia.

De un pequeño comienzo de 3.000 miembros en 1863, la Iglesia Adventista comenzó un movimiento misionero increíble como ningún otro, dijo Ng. Citando a la cofundadora de la Iglesia Adventista, Elena de White, él leyó de Testimonios para la iglesia, volumen 6, página 32, donde ella escribió: “El pueblo de Dios tiene por delante una enorme obra que realizar, una obra que debe destacarse continuamente y alcanzar mayor prominencia. Debemos llevar a cabo una obra mucho más extensa en nuestro trabajo misionero. Es preciso que actuemos con mayor determinación que hasta ahora, antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo. El pueblo de Dios no debe cesar en su trabajo hasta que haya abarcado el mundo entero”.

Cómo llevarse bien

Con cientos de nacionalidades, idiomas y dialectos alrededor del mundo, ¿cómo llevarnos bien como una iglesia?, preguntó Ng. “¿Cómo hacen las nacionalidades que son súper puntuales para los compromisos para llevarse bien con las nacionalidades que consideran al tiempo como algo para disfrutar y que nunca se debe cumplir? ¿Cómo hace una cultura que confronta para llevarse bien con una cultura que busca el consenso?”, añadió.

Según Ng, este problema no es nada nuevo. “Solo miren a los discípulos. ¿Cómo hacían para llevarse bien? La respuesta corta es que no lo hacían”, respondió. “Los discípulos no se volvían locos por estar juntos. Vean qué rápido se separaron luego que Jesús no estuvo con ellos. Los discípulos tenían una mezcla de personalidades explosivas. Eran muy competitivos. La pregunta recurrente era, ‘¿quién es el mayor?’. La rivalidad entre pares no era nada nuevo”.

Ng les recordó a los miembros de la Junta Directiva que le parece interesante que los escritores de los evangelios no sacaron del relato las peleas entre los discípulos. “Algunos eran impetuosos; otros más reflexivos. Los discípulos con frecuencia reñían como niños. Tenían una relación difícil entre ellos”, añadió.

Pero ocurrió un cambio abrupto, dijo Ng, según lo que se registra en la Biblia, en Hechos capítulos 1 y 2. La Biblia dice que “se reunieron. Oraron juntos. Se mantuvieron juntos. Cuando Pedro comenzó a predicar, los once estuvieron con él”.

“¿Qué ocurrió?”, preguntó Ng, antes de responder. “El derramamiento del Espíritu Santo hizo la diferencia. El Espíritu Santo los llevó de la confusión a la organización; de la competencia a la colaboración; y de los celos a la caridad”, enfatizó. Los llevó “del miedo a la seguridad; del chismerío a la alabanza; y de la desesperación a la esperanza”.

Entonces, según Ng, la solución para que una iglesia internacional se lleve bien es permitir la presencia e influencia del Espíritu Santo. “Llevarnos bien no es algo que podamos hacer por nosotros mismos”, expresó.

Al final de la presentación de Ng, otros miembros de su equipo hicieron sus presentaciones sobre varios aspectos del trabajo de secretaría, incluyendo el director de la Oficina de Archivos, Estadísticas e Investigación, David Trim, y el director de Misión Adventista, Gary Krause, y otros.*

Feedback de la audiencia

En el momento de los comentarios y preguntas sobre el informe, varios de los participantes de la reunión agradecieron a Ng y a su equipo por la información útil que compartieron y su presentación visualmente atractiva. “Estoy muy agradecida por el informe de secretaría”, dijo la directora del Ministerio de la Mujer, Heather Dawn-Small. “Siempre disfruté de los informes de la Secretaría, pero en los últimos pocos años, veo que se han vuelto más informativos, incluso emocionantes”.

Nana Mimako, miembro de la Junta Directiva de la División Africana Centro-Occidental, estuvo de acuerdo con ese pensamiento. “Creo que este informe fue muy inspirador. Me hace sentir orgulloso de mi iglesia, y nos motiva a todos”, dijo.

Al mismo tiempo, por lo menos un miembro pidió clarificación. El tesorero y CFO de la División Intereuropea, Norbert Zens preguntó cómo eran distribuidos los fondos para los programas misioneros. Expresó preocupación que los números que fueron presentados por los líderes de la misión parecen mostrar una falta de equilibrio entre los misioneros que sirven en instituciones adventistas y los obreros de la línea de frente. “Algunos miembros de iglesia pueden necesitar una explicación sobre ese tema”, dijo.

El presidente de la Iglesia Adventista, Ted N. C. Wilson, agradeció a Zens por la pregunta. Él explicó que los misioneros internacionales de tiempo completo suelen ser llamados a servir en regiones de la iglesia mundial donde sus habilidades son necesarias. “Cada vez más, las solicitudes que recibimos son para tareas específicas que no pueden ser cubiertas con obreros locales”, acotó Wilson. Sin embargo, la tendencia constante es destinar más fondos para los obreros de la línea de frente y menos para los misioneros que trabajan en instituciones adventistas, Wilson le dijo a Zens.

El asistente del presidente Mike Ryan estuvo de acuerdo, y añadió, “también deberíamos recordar que no solo la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, sino también las Divisiones están patrocinando un creciente número de misioneros. Por lo que más y más fondos están siendo destinados a la misión de la línea de frente”.

La votación para dejar constancia del informe de Secretaría como fue presentado fue aprobada de forma unánime.

*Algunas de estas presentaciones serán cubiertas en informes futuros.