En busca de apoyo para recomenzar, familia venezolana encuentra esperanza entre adventistas
Padres e hijo fueron bautizados en reunión administrativa de la Iglesia Adventista en Sudamérica.
La hora de poner un punto final en esa situación había llegado. Luisa, una profesora del servicio público, y su esposo, José Luis Toledo, operario en una empresa de petróleo, ya no lograron someterse a la realidad que se vivía en Venezuela. Con la crisis que alcanzó al país, experimentaron dificultades dentro de casa.
El sueldo que recibían semanalmente era suficiente para comprar alimentos tan solo para dos días. También fue necesario reducir el número de comidas diarias a dos. Cualquier otra necesidad que la familia tuviera no podría ser atendida. La preocupación con su hijo, Joissel, todavía niño, también era un factor que los impulsó a actuar.
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Decidieron mudarse a Brasil. Pero dejar Venezuela no era tarea fácil. Por eso, durante meses hicieron una pequeña reserva financiera para ir en ómnibus hasta la frontera. Cuando llegó el día, dejaron atrás las dos casas que tenían, su auto, y llevaron solo una maleta y dos mochilas. Tardaron una semana para dejar el país, y tuvieron que hacerlo caminando, ya que el pasaje que compraron fue cancelado y ya no tenían más dinero.
Cuando llegaron a destino, en 2019, realizaron la documentación necesaria y decidieron establecerse en Manaos. La vida volvió a comenzar en un pequeño cuarto. José salía todos los días por la mañana para conseguir el sustento para la esposa y el hijo. Generalmente, su trabajo era en minas de carbón, con una ganancia de R$35 por día. De este valor, R$10 eran destinados para pagar el alquiler. Con el resto, compraban los alimentos para el día y hacían una pequeña reserva.
Pero toda esa situación estaba enfermando a Luisa, que se quedaba en el cuarto con el hijo. Ella perdió el sueño, las ganas de comer y se vio en depresión. El esposo la estimuló a salir a buscar algo que la ayudara a invertir su tiempo en estudios, por ejemplo. Y fue así que ella conoció la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), que en esa época estaba ofreciendo un curso de farmacia y portugués para venezolanos.
Allí, ella conoció a otras personas, hizo amigos y comenzó a desempeñarse como voluntaria. De a poco, fue comprendiendo la forma como ADRA atiende a quienes están en situación de vulnerabilidad y vio que era un ambiente diferente. A lo largo del tiempo, ella quiso saber más sobre quién mantenía el trabajo de la agencia, y descubrió que era la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Trabajo activo
Ya sea en periodos de recesión económica, guerras o tragedias, la Iglesia Adventista se ha levantado para ser una ayuda para las poblaciones donde está insertada. Pero eso tiene una razón: llevar a las personas a comprender que Dios tiene un plan que va más allá de la vida en un mundo marcado por el sufrimiento.
Su misión de anunciar el pronto regreso de Cristo es lo que ha impulsado a las personas a cuidar de las personas. Esta fue la nota clave de la apertura de la Junta Directiva Plenaria de la sede sudamericana adventista, que tuvo inicio este viernes, 13 de mayo. La reunión administrativa ocurre anualmente y muestra a los líderes y los miembros voluntarios los principales resultados del trabajo de evangelismo y social de la denominación en ocho países de Sudamérica.
Además, es el momento en el que se presentan y votan los nuevos proyectos para los próximos años, y que tienen impacto directo en la vida de los miembros y de las actividades de las congregaciones locales.
“Necesitamos continuar y actuar para ayudar a las personas, para que ellas entiendan que lo que vivimos aquí no es el fin. La Iglesia Adventista trabaja incansablemente para ser una luz para quienes no ven una salida. Y continuaremos haciéndolo, porque queremos ver a Jesús regresar pronto”, subraya el pastor Stanley Arco, presidente de la Iglesia Adventista para Sudamérica.
En el programa se exhibieron historias que son resultados de las iniciativas como los 10 Días de Oración, el Impacto Esperanza, Más Amor en Pascua, que son herramientas para ayudar a las personas a encontrar alivio para sus sufrimientos, ya sean físicos o espirituales.
Vidas transformadas
Luisa, por ejemplo, vio disminuir su sufrimiento cuando conoció un templo adventista, llevó a su familia y todos eligieron estudiar la Biblia. Ellos entendieron el plan de salvación presentado por Dios y decidieron ser bautizados. La ceremonia fue realizada esta noche, en Brasilia, donde se desarrolla la Junta Directiva Plenaria, que se extiende hasta el martes 17.
Hoy la historia de la familia es diferente de la que era al inicio de este texto. Además de encontrar esperanza, la pareja tiene empleo y, ahora, comienza una nueva vida.
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