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Evangelismo

El desafío de preparar a las nuevas generaciones para reflejar una iglesia compasiva y relevante

La Iglesia Adventista necesita, cada vez más, acoger e incluir. Necesita ser el refugio donde cualquier persona se sienta bienvenida y valorada.


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ministerio adventista de las posibilidades
El Ministerio Adventista de las Posibilidades nació para promover la inclusión y la accesibilidad en las acciones y ambientes de la Iglesia (Foto: Shutterstock).

Cuando nació su hijo, Anita y su esposo decidieron que su nombre sería Joshua, como un recordatorio del texto bíblico de Josué 24:15, en el que el juez de Israel afirma: “Yo y mi casa serviremos a Jehová”. Anita, quien había sido criada en un orfanato, pedía ayuda a Dios para ofrecer sentido de pertenencia y propósito a sus hijos.

Sin embargo, un hecho la sorprendió en el tercer cumpleaños de su hijo. Anita escuchó de un médico que Joshua era autista. La revelación la hizo pensar que tendría un camino largo y difícil por delante. “Mi hijo es no verbal, usa gestos para comunicar sus necesidades y tiene un mal funcionamiento intelectual. Eso dificultó mucho la socialización, al punto de ser imposible entrar en la iglesia de Dios”, dijo.

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Lo que le impactó a esa mujer fue el acogimiento generoso de los miembros de la iglesia. Ella era una inmigrante india que vivía en Londres, y fue invitada a visitar London New Life, una congregación adventista del séptimo día. Después de ser reacia por un tiempo, decidió aceptar la invitación y visitó la iglesia con su familia. Quedó impresionada. “En esa mañana de sábado, de pronto me sentí tan conectada a las personas, pues ellas aceptaron y celebraron la singularidad de nuestro hijo. No tuve que explicarme por llorar, ni llevar a mi hijo a una sala separada, pues sentí que él pertenecía a ese lugar y sentí a Jesús en esa iglesia”.

Anita llegó a dar un testimonio sobre Joshua a los miembros de iglesia. “Mientras subía a la plataforma para dar mi testimonio de madre de un hijo autista, me sentí orgullosa de Joshua, sabiendo que él fue creado para un propósito de la forma como él es, como la Biblia describe en el Salmo 139:14: ‘Te alabaré, porque formidables y maravillosas son tus obras; estoy maravillado y mi alma lo sabe muy bien’”. Este texto describe claramente que toda la creación de Dios puede testificar de su amor.

Un acogimiento que transforma

El acogimiento de la iglesia cambió la vida de Anita. Ella comenzó un camino espiritual para incluir más niños con trastornos en las actividades religiosas. Entró en contacto con la Asociación Adventista de Necesidades Especiales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Europa y se volvió voluntaria. Quería aumentar la concientización de las familias en el Reino Unido para que más personas tengan la experiencia compasiva que ella vivió.[1]

La historia de Anita puede ser la misma de muchas otras mujeres y hombres, madres y padres, que tienen en la familia la realidad de algún trastorno o deficiencia. Son familias que pueden recibir el mismo tipo de acogimiento y cuidado. Es suficiente con tener líderes conscientes, dispuestos a conocer más sobre estas realidades, estudiar y practicar formas de acogimiento que harán de las iglesias espacios compasivos para padres y madres angustiados ante esta condición.

El trastorno del espectro autista (TEA) alcanza entre el 1% y el 2% de la población mundial, según datos del Center of Diseases Control and Prevention (CDC), un órgano de los Estados Unidos.

Líderes inclusivos, iglesias acogedoras

La Iglesia Adventista del Séptimo Día entiende que es necesario incluir esas personas en los servicios de comunión, relacionamiento y misión. Por eso instituyó el Ministerio Adventista de las Posibilidades (MAP), para reflejar y concientizar a la comunidad sobre la accesibilidad y la inclusión en la rutina de la adoración, extendiendo compasión y acogimiento.

Fundamentado en la creencia de que el evangelio transforma la forma en la que nos vemos a nosotros mismos, a los demás e incluso a Dios, este ministerio cree que ese evangelio nos concientiza de que, debido al pecado, no hay iglesia, escuela, familia, persona que sea perfecta. La manera en que el MAP percibe la esperanza y la posibilidad, a pesar de las imperfecciones, es fundamental. Defiende que el reconocimiento de la dignidad de cada persona, dada por Dios, merece respeto y el tipo de asistencia que hace posible el descubrimiento de habilidades no desarrolladas, a pesar de los estigmas asociados a una deficiencia, pérdida o trastorno.

Por eso, el MAP afirma que:

  • Todos son talentosos, necesarios y estimados.
  • Las personas van a donde son bienvenidas, pero se quedan donde son valoradas.
  • El valor es inherente a la creación y no es determinado por lo que una persona puede hacer o no.
  • Cada persona es única y tiene un propósito dado por Dios.
  • Incluido en ese propósito está el llamado para enriquecer la vida de los demás, que fluye de un sentimiento de gratitud por lo que recibieron.

Es así como se construye un movimiento guiado por el Espíritu Santo y dedicado a ayudar a los individuos a ver sus fuerzas y posibilidades únicas que les son dadas por un Dios amoroso, representadas por siete grupos de personas:

  • Sordos
  • Ciegos
  • Personas con alguna deficiencia física
  • Personas con trastornos y problemas de salud mental
  • Huérfanos y niños en situación de vulnerabilidad
  • Enlutados
  • Cuidadores

Es importante ampliar la concientización de los líderes de la iglesia sobre este ministerio, que se establece como un movimiento, más que un departamento. Esos líderes deben aprender, conocer más sobre enfoques y acciones inclusivas y de accesibilidad en el espacio del templo y en las actividades colectivas, especialmente los líderes de niños y adolescentes. Estos juveniles, cuando están en esa condición, necesitan apoyo, acogimiento, generosidad e inclusión en la rutina de la comunidad.

Los adventistas creen que todos podemos ser completos en Cristo y llamados al servicio, independientemente de las deficiencias que podamos tener. Creen, como escribió Elena de White, que “Al demostrar un interés en las necesidades de la humanidad sufriente podemos llegar mejor hasta sus corazones”, y que “es mucho más fácil completar el cultivo de la mente y del corazón, cuando sentimos tan tierna simpatía por otros que prodigamos nuestros beneficios y privilegios para aliviar las necesidades de ellos”.[2]

Eso es lo que podemos ser y hacer. Involucrar a líderes de niños y adolescentes en esta concientización contribuirá a que la Iglesia amplíe su alcance y misión en esta Tierra.


Referencias:

[1] SAMUEL, Anita. God’s Clues: a testimonie by Anita Samuel. En la Adventist Possibilities Adventist Homepage. Se puede acceder en: < https://www.possibilityministries.org/gods-clues/>.

[2] White, Elena de. El ministerio de la bondad, p. 201.